¿Qué significa escribir crónicas desde Rosario, Tucumán y Río Negro? La rosarina Silvina Tamous (editora de El Ciudadano), el tucumano Exequiel Svetliza (creador de la revista digital Tucumán Zeta) y Santiago Rey (director periodístico del diario digital En estos días), que participarán del primer festival de no ficción Basado en hechos reales, comparten experiencias y reflexiones sobre el género con PáginaI12. “Tucumán es la provincia más pequeña del país y la más densamente poblada, por lo tanto, es la provincia argentina donde ocurren más historias por metro cuadrado. A los cronistas materia prima no nos faltará nunca, Tucumán es exuberante en historias que se cocinan a cuarenta grados de temperatura ambiente”, dice Svetliza. “Desde la mirada de Buenos Aires podemos llegar a representar la barbarie o bien una extraña combinación de Macondo, Springfield, Ciudad Gótica y el Bongwutsi de Soriano. Vivimos una realidad tan compleja como fascinante y la crónica nos ayuda a comprenderla”, explica el cronista tucumano.
Tamous, editora y cooperativista de El Ciudadano, cuenta que hay muchos lenguajes dentro de Rosario, un tema que le interesa a tal punto que escribió una novela tratando de reproducir el lenguaje policial, el de la villa y el de los periodistas. “Una vez, dando taller en la cárcel, me causó mucha gracia cuántas cosas diferentes significaba la palabra rescate, sin caer en el diccionario tumbero. Los policías tienen el suyo también, muy desagradable en algunas expresiones. A las mujeres pobres, que vivían en una villa solían llamarla las patas choreadas, en referencia al barro”. Rey, director periodístico del diario En estos días, señala que la aproximación a la historia y sus protagonistas debería ser similar en todos lados. “Hay que ir a escuchar, aprender a escuchar, escuchar el contexto, las historias que rodean la historia. En Río Negro el habla está cruzada por la diversidad de pueblo originario e inmigrante, por la complejidad de la convivencia de lo urbano y lo rural, por las tensiones de la riqueza desmesurada de la Bariloche con sueños de Principado y sus barrios del Alto, empobrecidos y vulnerados. Los pliegues de esas relaciones están llenos de historias que contar”.
Tamous subraya que es un momento “muy difícil” para el periodismo. “Me asustan la cantidad de medios cerrados, los periodistas sin trabajo y el monopolio de la palabra, pero creo que hay que luchar. Yo vengo de un diario en el que peleamos porfiadamente 19 años para que no se cierre. Tocamos el redoblante, conocimos a todos los presidentes, protestamos, nos disfrazamos, la pasamos mal, pero seguimos vivos. Pero fueron 19 años de pelea colectiva que terminaron en una cooperativa”, resume la cronista rosarina. “Somos 60 personas que nos capacitamos, tratamos de escribir mejor y hacemos papel y web todos los días. Recibimos pauta de la municipalidad, provincia y privados ahora; hace algunos meses que empezamos a cobrar un sueldo mínimo. Y todos los días imaginamos cosas nuevas para salir al ruedo y competir. Nunca perdemos de vista qué queremos contar y el compromiso que tenemos con todos aquellos que no tienen voz”. Svetliza advierte que suena “contradictorio” que se hable de un boom de la crónica “en un contexto en el que muchos medios gráficos han desaparecido y donde cada vez son más los periodistas despedidos o desocupados”. “La crónica se ha divorciado de los medios tradicionales y de su lógica para circular por espacios alternativos –aclara el cronista tucumano–. El periodismo se ha deshumanizado, para constatarlo basta con ver la forma en que la mayoría de los grandes medios han tratado el caso Santiago Maldonado. Hay una parte importante del periodismo que tiende a espectacularizar la información y confundir a los lectores. Ante esos relatos, la crónica recupera un interés humano y genuino por las personas. En tiempos donde proliferan los trolls y las ficciones mediáticas, el género desnuda la subjetividad del cronista que cuenta lo que vio, escuchó, pensó y sintió”.
Rey explica que En estos días nació de la necesidad de crear el espacio donde “poder contar sin las dinámicas de los medios tradicionales, sin aceptar los compromisos que exigen algunos auspiciantes”, admite el creador y director periodístico de este diario de Río Negro. “No recibimos pauta oficial del Ejecutivo de Río Negro, ni la solicitamos. Se sostiene con el aporte publicitario de algunos privados y algunas áreas del Estado. Estamos en proceso de construcción de una fundación de periodismo, para bajo ese paraguas poder seguir desarrollando nuestra tarea”. La revista digital Tucumán Zeta se lanzó al ruedo virtual hace cinco años. “Se puede hacer periodismo narrativo de calidad desde Tucumán –afirma Svetliza–. La revista no recibe ninguna pauta oficial, sólo una pequeña contribución de la Asociación de Prensa de Tucumán que nos permite cubrir los costos de mantenimiento sitio. Todos los que formamos el staff tenemos otros trabajos. Para que proyectos independientes como el nuestro se vuelvan sustentables es necesario que la pauta se democratice y no termine financiando solamente a los medios hegemónicos”.
* La programación completa en www.basadoenhechosreales.com.ar