“La trama afectiva y la colaboración entre unes y otras nos fortaleció y gestó un latido colectivo que nos posicionó en un protagonismo histórico de este correr la voz en obras gráficas por las calles.” Vivas Nos Queremos, la campaña gráfica que en su último libro obsequia esta introducción bajo un título no menos amoroso, “Las gráficas de la resistencia florecen en el asfalto”, en homenaje a Marielle Franco, alienta a repensar posicionamientos en este 2025 y revisar estrategias que permitan renombrar y fortalecer a los feminismos y transfeminismos populares.
En esa clave de arte político comunitario, plantean la urgencia de reinventar(se/nos) para seguir resistiendo, amplificar voces y circular imágenes que ayuden a visibilizar la existencia, sostienen, “…en tiempos tenebrosos, en los que los discursos de odio y las derechas conservadoras fascistas están ganando terreno en la agenda pública, y en los que los feminismos y las disidencias perdimos los niveles de movilización masiva y simbólica que nos permitieron ampliar derechos”.
¡Que arda!
“Vivas Nos Queremos”, de editorial Muchas Nueces, reúne experiencias, testimonios de los últimos años y grabados en la tradición de la xilografía crítica, en formato afiche y de carácter anónimo, que ocuparon paredes, calles, aulas, redes, muestras y ámbitos culturales. Hace propias las voces de Lohana Berkins, de las pibas del conurbano, de las defensoras latinoamericanas, de las derivas transoceánicas, de Diana Sacayán, de los gubiazos en las provincias, de las estampas emblemáticas de la marea verde, del rugido colectivo que clama “Dónde está Tehuel”.
“El segundo volumen de Vivas Nos Queremos (VNQ) se configura como una bocanada de aire en un momento de feroz retroceso, de buscar silenciarnos, de borrar la memoria de lucha que nos precede y que tiene mucha fuerza en nuestro país, en Latinoamérica y en el mundo, pero que sobre todo fue motor y una raíz enorme del activismo en las calles, de poder alzar la voz colectivamente y en el espacio público”, explica Florencia Sandoval, integrante de VNQ.
Esa búsqueda por recopilar, ordenar y poner en valor todo el trabajo y la creatividad bajo una misma consigna fue la que les permitió encontrarse y hacer fuerzas colectivas. “También unificarnos y poder narrarnos –agrega Florencia-. Poder contar nuestra propia historia y nuestros propios deseos. En este contexto tan atroz, el libro nos pareció una buena herramienta para potenciar y visibilizar ese grito humano, solidario, decisivo también en nuestras historias de vida y en la historia de nuestro país.”
Desde 2015, la Campaña gráfica construye en alerta su propia marca cultural y política. Empaparse en la tormenta y contar el vértigo, parecen dar a entender a quienes se fascinan por el método y la trama para seguir bordando pensamiento político resistente. “Nos parecía importante sistematizar diferentes experiencias surgidas a partir de los afiches y para generarlos, y entender el libro como un fin en sí mismo, en ese doble juego que sirva para generar nuevos espacios, organizarse, y al mismo tiempo para crear y seguir produciendo”, detalla Alejandra Andreoni, quien también integra la Campaña Gráfica.
“Vivas Nos Queremos” Volumen II comenzó a pensarse antes de la pandemia, en un proceso a pulmón desde la autogestión y la organización de la economía, recuerda otra de las compañeras, Carolina Pastorella. “La urgencia de publicarlo y ponerlo en circulación tiene que ver con dos patas fundamentales: por un lado, poder conjugar el archivo que veníamos trabajando entre todas para que saliera, y por otro la pata editorial, que activó para que estuviera listo en el cierre de 2024. Nos parecía importante visibilizarnos en la urgencia política de la coyuntura y también hacernos presente no solo como Campaña sino como movimiento feminista y transfeminista.”
Cuerpos colectivos
Las consignas de los talleres conurbanos de grabado rompen límites y ataduras: “Tomamos lo individual como un punto de partida que potencia lo común, lo colectivo”, dirán las gráficas de Quilmes. “Luciano es bandera y cientos de muros. A los pibes los mata la policía, pero a las pibas no las pinta nadie”, reclaman las pibas matanceras. Y entonces entran a tallar las políticas de los cuerpos, entre mandatos, patriarcado y violencia machista.
“Uno de los puntos relevantes para pensarnos son los cansancios y las energías tan diferentes que teníamos, pero sobre todo cómo también lo individual y lo colectivo repercuten en estos proyectos, para seguir sosteniéndolos y difundiendo”, señala Carolina. “Tenemos que poder darle una vuelta, transformar la rabia, el enojo y el propio cansancio en materiales, en circulación de imágenes y de expresiones que irradian otras voces y que es una manera de intervenir y de generar una acción concreta para acceder al libro.”
En el prólogo de este segundo volumen, la historiadora del arte Silvia Dolinko, especializada en arte del siglo XX y XXI, con especial énfasis en grabado, sostiene que en esta propuesta el cuerpo se pone en juego como productor imagen, pero también como cuerpos situados y cuerpos-territorio, “diversos, agitados y agitando”.
Carolina: -Todo se vincula con los modos de poner el cuerpo y cómo aparece ese cuerpo colectivo. El oficio del grabado tiene precisamente esa cuestión de la gubia, de hundir en la madera, de entintar, pero sobre todo de salir a la calle a pegatinar en este contexto de contraofensiva y de resistencia, donde es central visibilizar esos espacios y momentos en los que se puso el cuerpo. Pero al mismo tiempo, unx pone el cuerpo y su energía vital cuando se reúne a reflexionar, a debatir. Todo lo que ayude este libro a formarnos, es parte de poner el cuerpo, que es lo que hacemos quienes militamos y queremos transformar estas relaciones desiguales, con un objetivo que trascienda cualquier coyuntura política puntual.
¿Qué resignifica “Vivas Nos Queremos” en este contexto político?
-Cobra envergadura desde lo estratégico, en el transfeminismo que busca romper con las desigualdades patriarcales. De hecho, el primer volumen salió en 2015, en un escenario donde el movimiento feminista estaba en crecimiento, y hoy se encuentra en resistencia, haciendo frente a ofensivas y ataques feroces. El libro da cuenta de que hay una continuidad en nuestra lucha, retoma el hilo de otras compañeras y compañeres, pero va más allá del momento puntual y de los avances o retrocesos del movimiento feminista. Es un aporte a seguir pensándonos y encontrándonos de la manera que sea posible en estos contextos, en un formato donde contarnos y hablar de nosotras. Nos permite diversificar y encontrar otros modos de llegar, de difundir y de seguir agitando, levantando un poquito de polvareda. Atravesar el miedo, las problemáticas y este año de conflicto, definiendo y pudiendo armar el libro, era urgente y necesario.
Todo el material hace memoria de imágenes y voces para seguir en acción y con cuidados mutuos.
-Cuando en julio de 2024 retomamos el proyecto con más fuerza para poder concretarlo, cobró intensidad todo ese trabajo de cuidado, de organizar y catalogar el archivo, de resguardar esas diversas voces para poder compartirlas, y que otras y otrxs sigan utilizándolas como deseen y como necesiten. Nos parecía importantísimo ese pulso, para que siguiera latiendo en bibliotecas, librerías, escuelas, en las manos y en las mochilas. Esa también es una manera de hacer la historia y poder contarla, porque el material que tenemos implica una responsabilidad militante. Se trata de darnos los lugares para debatir, pero generando esta presencia de lucha feminista y transfeminista, que es diversa, plural, y está alerta, presente y activa.
“A contracorriente”, sugiere Alejandra en una de sus frases de cierre. Lo que hicieron y seguirán haciendo es conjuro contra la crueldad, los discursos de odio, las persecuciones en las redes y en las calles, contra el goce sádico de voceros que hablan del Ministerio de las Mujeres y las políticas de género como “lo extinto”, y el de su jefe, Javier Milei, cada vez que vocifera que la justicia social huele a “aberración”.
“En este contexto, cuando desde arriba están con una batalla cultural en la que se prima el individualismo, el sálvese quien pueda, la meritocracia, el libro es esa voz y esa construcción colectiva que tiene la Campaña Gráfica VNQ. Nos salimos de los egos artísticos, individuales, de la producción artística, para que las imágenes sean creadas y puestas a disposición de lo masivo, más allá de cualquier nombre propio. No hace falta mencionar a nadie, sino utilizarlas y que circulen", concluye. “Que no tenga la firma de alguien que hizo tal o cual obra, sino que son de todas, porque muchas se gestaron en forma colectiva, y eso genera apropiación. Y el libro precisamente da cuenta de que ésta es una campaña amplia, donde muchxs pueden sumarse a hacer su grabado y ponerlo a disposición, y promover que circule con la potencia de la acción colectiva."