La variación intermensual de los alimentos en el conurbano, entre noviembre y diciembre, fue superior a la inflación de la Ciudad de Buenos Aires, recientemente anunciada, de 3,3 puntos. También supera largamente a las expectativas de las consultoras privadas acerca del Índice de Precios al Consumidor (IPC), que lo estiman entre 2,2 y 2,9 puntos.
El Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (Sepci), vinculado a la organización Libres del Sur, publicó un reciente estudio según el cual los precios de los alimentos básicos aumentaron 5,04 por ciento en los barrios populares durante diciembre pasado. Casi en simultáneo, el Centro de Estudios de Soberanía Popular Mariano Moreno (Cesopmm) detectó una variación promedio de 3,84.
Ambos datos vienen a desmentir el relato oficial sobre la baja de la inflación y, en especial, del rubro alimenticio, al que los sectores de menores recursos dedican una porción mayor de sus ingresos.
En el caso del Isepci, se trata de la última edición de un relevamiento mensual, que ese centro de estudios realiza sobre los precios de los productos de la Canasta Básica de Alimentos (CBA) en negocios de cercanía de los barrios populares de 20 distritos del conurbano bonaerense.
“El impulso principal de los incrementos vino en el rubro carnes, que tuvo aumentos promedio de 20,9 por ciento en los últimos 30 días del año”, sostiene el informe al que tuvo acceso Buenos Aires/12.
Otro informe similar, elaborado por el Centro de Estudios de Soberanía Popular Mariano Moreno, perteneciente al movimiento La Dignidad, da cuenta del mismo fenómeno y agrega un par de posibles hipótesis.
“Podría explicarse por factores como el incremento del consumo asociado a las festividades, el impacto del pago del aguinaldo en algunos sectores, y la recomposición de la industria cárnica”, sostienen.
Ambos estudios coinciden en señalar a los cortes populares como aquellos que experimentaron las mayores variaciones de precios: el asado encabeza con 35 puntos, de 7 mil pesos el kilo a 9,5 mil, seguido por la carnaza y la carne picada, que aumentaron 25 por ciento cada una, de 6 mil a 7,5 mil pesos.
Para el estudio del Isepci, el aumento de la carne del mes pasado fue de 20 puntos. Como suele ocurrir en estos casos, los bienes sustitutos de la carne, como el pollo y el pescado, sufrieron la misma tendencia, aunque en menor medida: aumentaron 16,6 y 15 por ciento respectivamente.
Tras esta variación, “una familia de dos personas adultas y dos hijos que en noviembre requería 416.599,8 pesos para adquirir sus alimentos básicos, en diciembre necesitó 437.787,4 o sea 30.000 pesos más cubrir los mismos gastos. Si tomamos como referencia noviembre del año pasado, o sea el mes anterior al que asumiera el actual gobierno, la misma familia tuvo que sumar 254.881,8 pesos (+139,3 por ciento) a sus gastos en alimentos para no caer bajo la línea de indigencia”, sostiene el informe que lleva la firma del fundador y director del ISEPCI, Isaac Rudnik.
Además de esta serie, el Isepci elabora también un Indicador Barrial de Situación Nutricional (IBSN), "para la detección precoz de la malnutrición en niños, niñas y adolescentes de 0 a 19 años, realizada en comedores, merenderos, espacios comunitarios círculos infantiles, postas sanitarias y otros espacios de la comunidad", y un Indicador Familiar de Acceso a la Alimentación (IFAL).
Por su parte, el Cesopmm releva mensualmente el valor de los consumos básicos de tres familias, una de tres integrantes, una de cuatro y una de cinco, residentes en distintos puntos del conurbano bonaerense.
Para la primera, los gastos de alimentación pasaron de un mes a otro de 361 a 375 mil pesos, para la segunda el incremento fue de 454 mil a 472 mil y para la última de 478 mil pesos a 496 mil.
El promedio de esos números indica que el gaso en alimentos subió en el último mes del año pasado 3,84 puntos, bastante por encima de lo que detectan las mediciones oficiales, dato que explica parcialmente por qué la tan mentada baja de la inflación, en teoría el "éxito" del gobierno de Javier Milei, no es percibida por los sectores populares como una mejora en su calidad de vida.
Problemas metodológicos
La otra discusión en torno a la medición del IPC tiene que ver con la ponderación que se hace de los distintos rubros de gastos. Para ello, toma como base la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares 2004-2005, una encuesta a nivel nacional en la que se compararon ingresos y gastos de las familias en todo el país, qué y dónde compraban.
En aquel entonces, merced al esquema de subsidios a los servicios públicos implementado por el presidente Néstor Kirchner, las tarifas de servicios públicos tenían una incidencia comparativamente mucho menor que ahora en la economía familiar.
Eso cambió con Macri y se profundizó a lo largo del último año. La actualización de esa ponderación, para que el IPC se acerque más a la realidad de las familias, es una cuenta pendiente del INDEC, que ha generado algún cruce entre su titular, Marco Lavagna, y el gobierno, que no parece apurado en subsanarlo. A ese desfasaje se suma ahora la ultima suba de precios de alimentos,