Siete de cada diez argentinos considera que Mauricio Macri no cumple nada o cumple muy poco las promesas electorales. También siete de cada diez ciudadanos califican como negativa la situación económica del país y el 60 por ciento considera que ya no debe echársele la culpa al anterior gobierno, es decir a la llamada “pesada herencia”. Tal vez esos elementos expliquen que al cumplirse un año de gobierno la aprobación de Mauricio Macri cayó 13 puntos si se la compara con la que tenía el 10 de diciembre de 2015. La principal fortaleza del Presidente está en las expectativas, es decir, la existencia de una proporción de ciudadanos que piensa que las cosas van a mejorar, que hay que tener paciencia. Sin embargo, también esa expectativa está en descenso y se llega a un fin de año de mal humor social, con una franja mayoritaria muy preocupada, enorme incertidumbre y sectores en los que aparece nítida la bronca. 

Las conclusiones surgen de una encuesta realizada para PáginaI12 por el Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), la consultora que dirige el sociólogo Roberto Bacman. En total se entrevistaron 1.200 personas de todo el país, respetándose las proporciones por edad, sexo, nivel económico-social y lugares de residencia. El trabajo se procesó esta misma semana. 

“A un año de su asunción muchas cosas han cambiado en nuestro país –señala Bacman–: la esperanza que se había instalado con gran firmeza un año atrás, en la actualidad, de alguna u otra manera, está puesta en tela de juicio. Se percibe en los sentimientos de los encuestados. Cuando les preguntamos qué sensaciones o sentimientos les despierta la actual situación del país, el 60 por ciento se volcó a sentimientos negativos: casi el 40 por ciento habló de preocupación, 13 por ciento de bronca y hasta hay un seis por ciento que tiene miedo. En una dimensión un poco menos negativa, pero no tanto, está el 14 por ciento que siente incertidumbre. Del otro lado, entre los que tienen sensaciones positivas, hay una franja mucho más chica, del 24 por ciento, que está optimista, confiada o tranquila. 

Deterioro

Desde los primeros días de gobierno se empezó a percibir que el punto crítico era el deterioro económico. El titular del CEOP sostiene que “hubo más inflación, inclusive por encima de las expectativas del propio gobierno y por debajo de los aumentos salariales, incremento de la pobreza afirmado tanto por mediciones oficiales como privadas; caída de la actividad económica; descenso de las exportaciones a pesar de los beneficios impositivos; problemas laborales que incluyeron despidos, suspensiones y recorte o quita de horas extras; percepción de sueldos o ingresos que no alcanzaban y aumento de la vulnerabilidad de los sectores sociales más desprotegidos”. Por tal motivo, cuando en esta última encuesta se pregunta acerca de los logros de la gestión, tres de cada diez consultados contestaron “ninguno”. La categoría no es residual;  expresa, y de manera contundente, que la economía tiene mucha importancia a la hora de evaluar lo actuado por un gobierno. El resto de los logros percibidos solo arrojan valores pequeños, que indican que obtienen el apoyo de un sector muy acotado de la sociedad: salir del cepo y del default (15 por ciento), la lucha contra la corrupción (14 por ciento), quita de subsidios a las tarifas (9,6) y mayor vocación de diálogo (9,3 por ciento).

En los aspectos negativos la economía ocupa el podio de la insatisfacción de la gente. En primer lugar, la protagonista de estos tiempos: la inflación, con un 31,8 por ciento de menciones como aspectos negativos del año de gestión de Macri. Luego, el aumento de la pobreza (21,2 por ciento), la mala distribución de la riqueza (13,2) y la quita de los subsidios a las tarifas (10,4 por ciento). Este conjunto de cuestiones sintetizan los componentes primigenios del mal humor social. “El desafío de la economía –completa Bacman– es sustancial para el futuro de esta gestión de Cambiemos. Y lo es a tal punto que cuando los argentinos tienen que evaluar la situación económica actual de nuestro país, siete de cada diez consultados manifiestan una evaluación abiertamente negativa. Y este dato no es un oasis en el desierto: se manifiesta porcentualmente de este modo, apenas con pequeñas variaciones, desde el mes de agosto pasado. Pienso que desde el punto de vista de la economía, los argentinos perciben que están en el ojo de una tormenta muy grave”.

Promesas

Para la mayoría de los argentinos está claro que buena parte de las promesas de campaña resultaron una especie de engaño. El debate sobre el impuesto a las ganancias mostró con claridad que durante la campaña electoral el Presidente prometía una cosa y ahora sostiene lo contrario. En su momento, Macri dijo que no iba a haber tarifazo ni devaluación, increpando a su contrincante, Daniel Scioli. “Mauricio Macri no solo hablaba de cambio en la campaña  –evalúa Bacman–. También fueron épocas de promesas: pobreza cero, lluvia de inversiones, reducción drástica del gasto público, baja inflación, mejorar el diálogo entre los políticos y los argentinos, optimizar la calidad institucional,  fueron las que más se pudieron escuchar en el último tramo de la campaña y en particular en el debate final con Scioli, a pocos días de llevarse a cabo la segunda vuelta. El video de Macri diciendo ‘en mi gobierno ningún trabajador pagará Ganancias’ se repitió una y otra vez en éstos días”. 

A doce meses de haber asumido el gobierno de Cambiemos, la encuesta pone en negro sobre blanco qué opinan los argentinos. Y los resultados son rotundos: el 71,2 por ciento de los consultados están absolutamente convencidos que las promesas de campaña no se cumplieron. Por supuesto que el segmento de los opositores impulsa esta idea de manera casi masiva. Pero estos números muestran a una realidad que involucra, incluso, a cuatro de cada diez ciudadanos que se consideran oficialistas y siete de cada diez independientes. “¿Cumplir con las promesas es otra de las principales asignaturas pendientes de esta gestión? Por supuesto que sí, y quizás, la más significativa”, define Bacman. 

Herencia

Durante estos doce meses, el gobierno de Macri agitó en forma permanente que gran parte de los problemas se debían a la “pesada herencia”. Hoy cambió levemente el discurso hacia un argumento incomprobable: “salvamos al país de una catástrofe”. Se asegura que la Argentina iba camino a una gravísima crisis de haberse mantenido las políticas del gobierno kirchnerista o de haber ganado Scioli. 

Bacman afirma que “el relato M comenzó en los tiempos de campaña con el planteo del cambio, al que Macri definía como una cuestión cultural. Pero los argentinos necesitaban una explicación más concreta, directamente relacionada con la nueva orientación económica que se proponía. Y desde esta última perspectiva, el cambio se montó en un significante vacío. Sin embargo, desde el primer día de gestión el verdadero sentido del cambio salió a la luz: tirar por la borda todo aquello que había construido tras doce años de gestión el gobierno de los Kirchner. Basados en la cimentación de un nuevo relato conceptualizado en “la pesada herencia recibida”, los funcionarios de la nueva gestión comenzaron a implementar un conjunto de cambios con una fuerte impronta neoliberal”. Sin embargo, los resultados que se obtienen en la encuesta cuando la gestión Macri cumple su primer año, expresan que el argumento perdió su peso inicial: seis de cada diez argentinos afirman que “luego de un año de gestión, se debería dejar de echarle la culpa al gobierno anterior de los problemas económicos del país”. En otras palabras, la gente espera que el gobierno asuma los problemas económicos que atraviesa el país.

  De todas maneras, no parece que los dirigentes de Cambiemos abandonen este argumento, aunque lo reformulen con el argumento de que salvaron al país del desastre. La realidad es que afrontan una situación económica difícil que, según se ve en todas las encuestas, la gente cree que se origina en que la actual administra gobierna para el sector más rico.

Esperanza

Uno de los interrogantes es cómo retiene Macri una aceptable imagen (ver aparte) con números tan negativos en la economía y otros aspectos. “En los meses recientes se estableció en el imaginario colectivo de los argentinos una especie de lucha entre el deseo y la realidad –señala Bacman. Y esta lucha también se relaciona con otro aspecto del relato M. La formulación es “los problemas de los argentinos no se resuelven en un año”. Los que aprueban este concepto se ubican en el eje del 62 por ciento. Indiscutiblemente los oficialistas son quienes lo aceptan a rajatabla y los opositores lo rechazan. La cuestión es que para gran parte de los independientes se trata de un argumento razonable. Es innegable que, como dice el refrán, la esperanza es lo último que se pierde. Solo es cuestión de esperar. La economía es el principal desafío a superar para esta gestión”. 

Por ahora, los independientes que votaron a Macri y que terminaron dándole el triunfo quieren creer que las cosas mejorarán. Pero, como señala Bacman, el tiempo corre y aparecen, cada vez en mayores porcentajes, la preocupación, la incertidumbre y hasta la bronca.