Cada vez que una mujer osa arañar el poder -cualquier tipo de poder- hay que desprestigiarla, descalificarla y, si es necesario, matarla. Convertirla en cenizas, que sufra y que sirva de lección para que las demás mujeres se llamen a silencio y a la obediencia.
Desde tiempos inmemoriales, a las mujeres independientes que no siguen el mandato patriarcal y se atreven a pisar espacios de poder médico, religioso, gremial o político se las considera malignas. La historia, como sabemos, siempre la escriben les ganadores. No, por cierto, aquellas mujeres solitarias e independientes que por su sabiduría sobre plantas curativas y sus prácticas sanadoras o de matronas o de lideresas representaban una amenaza para el saber y el poder masculino en general.
Los cabellos símil paja de escoba, la mirada torva, errática, estrábica, las vestimentas desordenadas y las narices picudas son algunos rasgos del estereotipo bruja que pordefinición es mala. La contrapartida no es la bruja buena, sino las hadas. Las ninfas que bailaban en los bosques, espíritus benignos, angelicales.
En El mago de Oz se inventa el oxímoron “bruja buena”, que es como decir cuadrado redondo, una contradicción en los términos. Sin embargo, esos seres irreales subyacen desde épocas míticas en los imaginarios culturales. Cada visibilización u obtención de derechos por parte de las mujeres viene acompañadade una nueva ola de acusaciones misóginas. Hay una dialéctica irresoluble entre una realidad hostil para la población no privilegiada y un poder que impone sus verdades mintiendo.
Una nueva y bizarra cacería de brujas niega, por ejemplo, las penurias que sesufren por el solo hecho de ser mujer, siempre con la espada de la violencia machista sobre la cabeza, con los espectros del femicidio, de los golpes, de los abusos, de la asimetría de poder y de la exclusión que las acechan. Pero los amos de la “libertad” le prohíben derechos.
Una simple recorrida por algunas noticias de actualidad ilustran un presente misógino que, increíblemente, fue precedido por una ola feminista ganadora de derechos, pero que hoy regresa al desamparo. Se ve hasta en la repartición de cargos políticos. ¿Y el cupo femenino?, por no hablar del cupo trans y otros derechos recientemente perdidos. Una foto de todos los gobernadores argentinos actuales -en plena época de proclamas anti derechos de las mujeres- muestra solo varones. ¿No hay ni una gobernadora? ¿Y la composición por género del gabinete ejecutivo? Solo dos excepciones y ninguna de las dos es ni siquiera sospechosa de defender la causa de las mujeres, las vejeces y la gente caída del sistema.
En general, no solo en lo estatal los cargos jerárquicos siguen siendo copados por varones. Estamos involucionando en derechos y borrando con el codo decretos abusivos lo que se escribió con la mano de la justicia y la militancia en temáticas degénero, discapacidad, salud, pobreza y vejez.
Una película sobre brujas -una más entre tantas y tantas sobre el tema- se estrenó al mismo tiempo que voluntades libertarias agitaban sus bandereas antiaborto legal ynegaban protección a las mujeres. Brujas, (2024), de la realizadora británica ElizabethSankey, muestra las consecuencias negativas de portar la identidad mujer en un mundoque le es hostil. Se trata de un documental, disponible en Mubi, que “arroja vino viejo en vasijas nuevas”. Es decir, renueva la visibilización de la denigración de la mujer cuando se la acusa de bruja -incluso en nuestra época- y aporta información crucial para mujeres que estén sufriendo en secreto una enfermedad que las “convierte” en brujas (aveces en asesinas), pero de la que se habla poco. Se trata de una patología vergonzante,amenazadora y peligrosa: la depresión posparto y/o la psicosis perinatal. Enfermedad depredadora que, en los casos contemporáneos, podrían haberse prevenido porque anticipa síntomas.
En esta película, la narradora es la propia directora, que padeció ambas patologías y se había obsesionado con la idea de asesinar a su propio bebé, al que, paradójicamente, amaba. Pidió ayuda y la trataron con mucha internación con su hijo en establecimientos psiquiátricos para madres primerizas y muchos cuidados específicos (en Inglaterra existen veinte nosocomios especializados en este tipo de dolencia asesina) lograron quese salvara de su locura.
Pero existen mujeres que, en pleno brote, sufrieron una especie de abandono de persona y, concretaron esa monstruosidad que las afectaba, como Andrea Yares, en EE. UU, 2001, que ahogó a sus cinco hijes y, una vez consumado el pluri infanticidio, llamó a la policía para autodenunciarse. Antes emitió varios signos patológicos, pero sus seres más cercanos lejos de comprenderla y ayudarla, la empujaron a hundirse en el infierno de supropia desesperación. En otra época la hubiesen quemado por bruja ya que, al igual que varias mujeres en épocas de persecución brujeril, se auto acusaba llevada por su locura (como lo hacían las de antaño bajo morbosas torturas).
Elizabeth Sankey ilustra su propio devenir “bruja” a través de fragmentos de archivo de películas sobre brujería sin perder el hilo de su discurso. Para un análisis de su valoración cinematográfica remito a un texto de Página 12 (Diego Brodersen, 01/12/24) que, a partir del análisis de Brujas, desentraña relaciones de poder, manipulaciones de lafigura de la mujer y control sobre sus conductas colonizándola mediante la culpa.
* * *Existe cantidad de testimonios de católicos quemando mujeres a las que acusaban de bruja. Pero no existe registro histórico de aquelarres o de mujeres volando con un falo entre las piernas, solo pinturas y relatos. Las misas negras, en las que las mujeres le besaban el ano al diablo y les crecía una tercera tetilla para que chupe satanás, son fantasías masturbatorias de clericós célibes.
Se acusaba a las mujeres de ir a fiestas orgiásticas y, si existían pruebas de que no habían salido de su casa, el inquisidor declaraba que se habían escapado por la ventana montando un palo pringoso de flujo vaginal. ¿Por qué en archivos inquisitoriales y en cuentos infantiles las brujas son viejas, feas y malas?, cuando en realidad esas mujeres eran hadas, cuidaban. ¿Y ahora? ¿Se está produciendo otra cacería?, ¿quieren incineran nuestros derechos? Recordar que ya falló. Esas que ayer quemaron hoy devinieron fuego.