En 2014, ante la negativa de la industria discográfica a la necesidad de un nuevo acuerdo entre sellos, artistas y público, Thom Yorke, líder de Radiohead, vendió Tomorrow’s Modern Boxes (su segundo disco solista) por menos de cinco euros, mediante el sistema de intercambio de archivos BitTorrent. Sin distribuidores y sin intermediarios, en seis días el músico soliviantó a los más escépticos al conseguir un millón de descargas. Siete años antes, su grupo había puesto en circulación de forma gratuita en internet su disco In Rainbows, estableciendo un punto de inflexión en la historia de la comercialización de música grabada (en la web oficial de la banda el fan podía pagar lo que quisiera, tanto como no hacerlo y descargarlo igual).

Si bien en su momento se pensó que esa decisión era una estupidez, la historia terminó dándole la razón a Radiohead. Por eso no es fortuito que todo lo que el quinteto inglés haga se torne en vanguardia. Ante la consulta de por qué habían hecho eso, Yorke vaticinó que los artistas ya no vivirían más de la venta de los discos (o al menos lo haría una elite) sino de los shows en vivo y del merchandising (el disco físico pasó a ser parte de eso último). Y con el posicionamiento de las plataformas digitales de música, esa suposición se transformó en la realidad del mundo actual. Era la “nueva normalidad”, previo a que en la pandemia se reflotara el término, que nada tiene que ver con el covid-19 ni con lo estrictamente sanitario. Más bien aludía a las condiciones financieras y al comportamiento social tras el crack económico de 2008.

El año pasado fue la confirmación de que ésta es “La era de la música en vivo”. Al igual que aconteció en España (allá se vendieron 28,3 millones de entradas durante 2024, superando el récord de 2011 y convirtiendo a ese país en uno de los más recitaleros del mundo), en la Argentina la oferta de eventos musicales creció exponencialmente en los dos años posteriores a la pandemia. Nada más en Capital Federal, en 2023 se realizaron 1433 shows en vivo, según datos de la Dirección General de Estadística y Censos de GCBA (a partir de un estudio de la Fundación Mediterránea, el 48% de los eventos realizados en los últimos cuatro meses de 2023 fueron internacionales). A vuelo de pájaro, porque aún no hay número oficiales circulando, 2024 equiparó o incluso pudo haber superado al año anterior, a pesar de la inflación y la recesión económica.

Desde hace rato, los shows se pagan con tarjeta de crédito y en cuotas. Los bancos blanquearon la movida e hicieron promociones sin intereses. Así el público podía seguir endeudándose, sin quedar exento de una pasión bien argentina. La sobreoferta de eventos decantó en una saturación promocional, al punto de que la mayoría de la gente no se entera de todo lo que pasa. Y la verdad es que es imposible. Al igual que los cambios climáticos radicales que suceden por el efecto invernadero, la temporada de recitales de artistas internacionales acá cambió drásticamente. Al menos hasta marzo, ningún artista de primerísima línea venía al país, salvo para hacer alguna acción de una marca en la playa. El período cuantioso de visitas se producía en el último trimestre del año y éste se fue alargando hasta el primer trimestre del año siguiente.

Los shows de Oasis en River se anunciaron con un año de anticipación.
 

Cuando la cantante, compositora y guitarrista estadounidense LP hizo en febrero de 2023 el Cosquín Rock y el Luna Park, era raro. Aunque unos días antes el DJ David Guetta había tocado en el Movistar Arena, lo que era rarísimo. No era que no vinieran titanes de las bandejas a la Argentina en el verano, pero generalmente iban a la costa y nunca pasaban por Buenos Aires. El francés regresó en enero de 2024 al Movistar Aren y le secundó en febrero su par escocés Calvin Harris. Encime, en Cosquín Rock estuvieron el DJ alemán Clapton y el DJ estadounidense Steve Aoki (que más tarde volvió para Creamfields), además de Slash, que estuvo ahí y también en Buenos Aires.

Varios meses luego de que el violero y fundador de Guns N’ Roses retornara al país con su proyecto solista (lo respalda Myles Kennedy and the Conspirators), se anunciaron shows para dentro de un año. Algo que tampoco sucedía antes. Lo primero fue la vuelta de Oasis. A fines de agosto, el grupo de los Caín y Abel del rock, los hermanos Gallagher, volvieron locos de felicidad a sus fans británicos al informar 14 recitales entre el Reino Unido e Irlanda, tras su última juntada en 2009. Sin embargo, todo suponía que la cosa no terminaría ahí, por lo que al poco tiempo se reveló que se cocinaba una gira mundial. Y la “Oasis Live ‘25” terminó incluyendo dos fechas en cancha de River, para el 15 y 16 de noviembre, cuyas entradas volaron una vez que se lanzó la preventa el 12 de noviembre.

De la misma forma que los brtipoperos, los tickets de Jorja Smith, enfant terrible del R&B y el soul inglés, que desembarcará el 6 de noviembre en C Art Media, estuvieron disponibles un año antes del recital. Otra muestra de que los formatos en el entretenimiento cambiaron. Aunque la vuelta de Twenty One Pilots y Patti Smith roza el vértigo. Los primeros advirtieron que éste sería un verano caliente, y eso se tradujo en dos Movistar Arena (28 y 29 de enero), y lo de la madrina del punk fue una sorpresa. A menos de un mes de la noticia, y por más que esta vez hará una performance “sensorial y espiritual” (27 de enero en Teatro Ópera), el show está por agotarse. A ellos se sumaron el regreso de la banda ska Bad Manners, el 25 en El Teatrito, y la llegada de los postrockeros This Will Destroy You a Uniclub, el 31 de enero.

En febrero, Sting volverá a Buenos Aires después de ocho años.
 

Los fans de la electrónica la tienen difícil el sábado 18 de enero porque vendrán dos DJs que juegan de local. El bosnio Solomun se presentará en Mar del Plata, al mismo tiempo que el inglés John Digweed lo hará en Córdoba. Un mes más tarde, el 14 de febrero, el canadiense Richie Hawtin volverá a Rosario (15 y 16 estará en Buenos Aires). Dos días después será el turno de su compatriota Deadmau5 en la segunda fecha del Cosquín Rock. Y la primera jornada la cerrará su colega francés Popof (ambos DJs serán los actos foráneos del evento). Los cordobeses seguirán bailando el 21 de febrero con el DJ set de The Chemical Brothers, quienes viajarán a Capital el 22 para tocar en el Autódromo. Y para ese día el festival Buena Vibra ya confirmó a su artista internacional: el chileno Alex Anwandter. Esto será en Ciudad Universitaria.

Homeshake está por agotar las entradas para su fecha del 12 de febrero en Niceto Club. Ahí mismo, pero al día siguiente, tocará el grupo inglés de jazz y afrobeat Ezra Collective, y el 21 estará Vapors of Morphine. A unas pocas cuadras, en el Movistar Arena, se producirá el regreso al país de Sting, a ocho años de su último show. La cita será el domingo 23 y el lunes 24. En Obras Sanitarias, el 1 y 2 de marzo también sucederá el regreso del grupo de hard rock The Cult. Y el fenómeno del country pop Ha*Ash revolucionará el estadio de Villa Crespo el 6 de marzo. El 7 estará el fenómeno de la electrónica Two Feet en Groove, y el 8 Shakira actuará en Campo Argentino de Polo. El sábado 15 será día punk: los míticos The Damnned irán a Teatro Flores y The Offspring agitará el Live Arena (conocido antiguamente como DirecTV Arena).

El estadio de Tortugitas no resucitó del todo (lo último que albergó fue Harry Styles, en 2018), pero el Luna Park, tras varios idas y vueltas, tomará una pausa. Live Nation, la productora de shows en vivo más importante del mundo, invertirá 34 millones de dólares para su refacción (aumentarán además su capacidad para 13 mil personas). En sociedad con la productora local DF, tendrá su concesión por los próximos 20 años, y su intención es ponerlo a competir con el Movistar Arena (con aforo para 15 mil). Como no hay otros espacios de capacidad media en la ciudad, y debido a que Jorge Macri decidió mudar lo espectáculos masivos a Villa Lugano, otra edificación que está en la mira para tunearla es el estadio de tenis Mary Terán de Weiss, en Parque Roca. Se tanteó el año pasado para este tipo de eventos y funciona.

Joaquín Sabina se despedirá del publico argentino en marzo.
 

Así las cosas, el estadio Obras Sanitarias intentará no ceder terreno. Aunque el primer obstáculo que debe sortear son los vecinos, a razón del volumen que emana de su interior. Es por eso que serán una prueba de fuego recitales como el de Garbage, el 18 de marzo; The Driver Era, el 21 de abril; la vuelta de Stone Temple Pilots, el 17 de mayo; y el vasco Fermín Muguruza, el 24 de mayo. A unas cuantas estaciones de tren cerca de ahí, en el Hipódromo de San Isidro, el 21, 22 y 23 de marzo se celebrará la décima edición del festival Lollapalooza Argentina, que tendrá en calidad de cabezas de cartel a la gran bestia pop Justin Timberlake, a la veterana cantautora Alanis Morrisette, al fenómeno pop rock Shawn Mendes, al icono del metal progresivo Tool, a la prodigiosa cantante Olivia Rodrigo y a la terna electrónica Rüfus Du Sol.

Antes de que el Lolla abra sus puertas, y reciba a esa marea de gente y a los setenta y tantos artistas de su programación, los indie pop angelinos Foster the People y sus paisanos de The Marías levantarán el telón de los siedeshows del festival el 20 de marzo. Los primeros lo harán en Art Media y los otros se subirán al escenario de Teatro Vorterix. El lunes 24, la cantante de bedroom pop noruega Girl in Red cantará en Art Media, y, en paralelo, una de una de las bandas más esperadas en los últimos tiempos en la Argentina, los irlandeses Fontaines D.C., sacudirán Niceto Club a punta de post punk. Y el martes 25 de marzo, en la sala de Palermo, la grooveará el rapero JPEGMAFIA. Al otro día, en Teatro Flores, sucederá el regreso de Marky Ramone a Buenos Aires, y repetirá en el mismo lugar el viernes 29.

A partir del 24 de marzo, y por ocho fechas más, Joaquín Sabina se despedirá nuevamente de los escenarios argentinos, en el Movistar Arena. En el medio de su residencia, en el predio de Villa Crespo ocurrirá el regreso de los nü metaleros Incubus, el 1 de abril, y de Justice, el 3 de abril. El dúo francés de electroclash y synthwave viene con su nuevo disco: Hyperdrama. Tras 11 años de ausencia, Mudhoney, sobreviviente del movimiento grunge, volverá a Buenos Aires el 26 de marzo, en Teatro Vorterix. El icono del blues rock Jon Spencer regresará a Niceto Club el 1° de abril; el hipsterismo vivirá su fiesta con los Hermanos Gutiérrez en Art Media el 5 de abril; la legendaria banda inglesa de indie rock Tinderstick hará su debut el 12 de abril en Teatro Ópera; y el 16 de abril vendrá el grupo de punk oi Cockney Rejects a Uniclub.

Alanis Morissette será una de las cabezas de cartel de Lollapalooza. Imagen: AFP
 

El 18 y 19 de abril, en el Parque de la Ciudad, se llevará cabo la versión porteña del festival Ultra, a 10 años de su última edición y siguiendo los pasos de Creamfields, que también volvió a la agenda de eventos locales en 2024. Lo que representa, a su vez, el retorno de la electrónica para las masas, luego de la tragedia del Time Warp (2016). Entre su artística despuntan productores y DJs del calibre de Afrojack, Black Coffee, Boris Brejcha, Martin Garrix y el misterioso francés I Hate Models. Si la tribu pistera ya saborea ese bacanal, los metaleros cuentan los días para levantar los cachitos en el Masters of Rock 2025. El 26 de abril, en Tecnópolis, se reunirán bandas históricas del metal progresivo y del heavy metal como Scorpions, Judas Priest, Europe, Savatage, Queensrÿche y Opeth.

El Campo VIP del Ultra cuesta 330 mil pesos (por ambas jornadas) y el del Masters of Rock cuesta 144 mil. A manera de contraste, las entradas para ver a Kylie Minogue oscilan entre 55 mil y 195 mil (más costos de servicio), en tanto que las de Kathy Perry van de 80 mil a 210 mil. La australiana viene el 7 de agosto al Movistar Arena, y la estadounidense irá al mismo estadio el 9 y 10 de septiembre. Como antesala, en Villa Crespo actuarán el rapero español Rels B el 26 y 27 de abril y el clásico escocés Simple Minds el 1° de mayo. Ese mes habrá un desfile de metaleros, comenzando por System of a Down (3 de mayo) en Vélez; Heat y Paradise Lost (4 y 8 de mayo) en El Teatrito; y Sonata Arctica, Sabaton, Powerwolf y el tándem Tarja Turunen y Marko Hietala (4, 6, 7 16 de mayo, respectivamente) en Teatro Flores.

Así como este dólar, que produjo el asalto de argentinos a Brasil en el periodo estival y que abrió el juego para el alud musical foráneo, la agenda internacional se plancha a mediados de año. Como es costumbre, en esa época los artistas suelen apuntar a los festivales del verano europeo y norteamericano. Sin embargo, Nile Rodgers, al frente de su máquina del ritmo, Chic, promete un fiestón el 20 de mayo en el Movistar Arena. En la misma plaza lo seguirán dos maneras de comprender el pop: por cortesía de Norah Jones, el 2 de junio, y la japonesa Ado, el viernes 15. Y es que si los coreanos causaron furos con el “K-pop”, sus vecinos inventaron el “J-pop” y aparte el “J-rock”, de lo que dará fe One Ok Rock el 10 de abril en Art Media.

 

Tras esa maratón introductoria, salas, arenas, estadios y productoras están a la espera de la confirmación de las invasiones recitaleras del segundo semestre del año. También será el momento de festivales musicales más chicos. Lo que sí es seguro es que en la última parte de 2025 (amén de Oasis y Jorja Smith) se efectuará debut porteño de la cantante Emily Armstrong, al frente de Linkin Park. La gala nü metal será el sábado 1 de noviembre en Obras. Otro que hará su estreno en Buenos Aires, pero en plan solista, es Damiano David, frontman del grupo italiano Måneskin. Eso está pautado para el 11 de noviembre en Art Media, sala que recibirá el 12 de diciembre a la banda de post hardcore Pierce The Veil. Frente a este panorama, sólo resta enfriar la euforia, hacer cálculos y preparar la billetera.