Como si a esta temporada estival no le sobraran motivos para generar alarma entre veraneantes y prestadores de servicios --bajas temperaturas y poca ocupación turística--, la madrugada del jueves aportó una postal inesperada: en plena cinta asfáltica de la transitadísima Ruta Interbalnearia 11 entre Villa Gesell y Pinamar apareció un puma de 1,60 metros de largo y 1,10 de alto.

El felino, se presume, fue arrollado por un vehículo que transitaba por esa carretera en dirección al norte, mil metros después del acceso principal de Gesell y camino a la localidad de Cariló. Así lo encontró personal de la Dirección de Zoonosis del primer distrito, desde donde se contemplaron distintas hipótesis que van desde el escape del animal por el asedio de cazadores furtivos en una zona expresamente vedada a esa actividad, hasta la intromisión cada vez más acelerada de emprendimientos inmobiliarios y agrarios que alteran sus hábitats naturales. Tal como pueden apreciar los turistas que recorren la zona, a la vera de la Ruta 11 aparecen cada vez más lotes, edificaciones y barrios privados.

Un puma en la ciudad

En octubre pasado se había producido un hallazgo similar muy cerca de allí, aunque nada se comparará con el puma que se vio caminando por la céntrica Avenida 3 de Villa Gesell en julio del 2022, hacia las vacaciones de invierno de aquel año. Nunca se supo el motivo por el cuál apareció en pleno ejido urbano, ni cómo es que dejó de ser visto, aunque la visibilidad cada vez más recurrente de estos ejemplares es un punto de atención sobre el cuál deben posarse los expertos, especialmente por la falsa información que la sociedad tiene respecto del comportamiento de los mismos: a pesar de que el puma es el segundo felino más grande de América (solo detrás del jaguar), no es agresivo ni propenso al ataque, salvo que se sienta amenazado y no encuentre vía de escape. Por eso se recomienda mantener la calma, retroceder sin darle la espalda y agrandarse levantando los brazos, además de dar aviso a las líneas 103 o 911.

Pocos días antes de aquella aparición y no tan lejos de allí, otra especie apareció ante la vista de decenas de turistas en una saga de recurrencia que tampoco es normal: un elefante marino salió del agua hasta una playa de Pinamar Norte para recostarse durante largas horas. Según especialistas, es el mismo ejemplar que había hecho algo similar la semana anterior, aunque luego regresó al mar y creyeron que ya no volvería a asomarse a la costa.

Los elefantes marinos también

El domingo pasado, otro elefante marino sorprendió en la zona: superó la línea de médanos y apareció entre las calles de Mar de las Pampas, obligando la acción de Zoonosis para hacerlo retroceder hasta la playa. Es que si bien esta especie suele salir del agua porque tiene frío o para descansar, resulta más peligrosa que el puma porque es más reactiva y territorial. Por eso se recomienda no acercarse bajo ningún concepto, evitar que las mascotas los molesten, no alimentarlos y mucho menos tirarles agua.

Las constantes apariciones de elefantes marinos en los distritos más habitados y visitados de la costa bonaerense y sus salidas de la playa la ciudad, constituyen una incógnita que genera preguntas en biólogos e investigadores, quienes a la vez se suelen observar cada tanto andanadas de peces muertos en las orillas. Estos comportamientos inusuales y repetitivos alientan estudios cuyos resultados aportarán alguna explicación.