En un contexto de incertidumbre y un ajuste que también impacta en las políticas de medio ambiente, un triple convenio entre la cooperativa de Tigre, Creando Conciencia, la empresa textil Texcom y la Fundación Impulso y Encuentro busca marcar "un antes y un después en materia de sostenibilidad y responsabilidad social". Utilizando los sobrantes de la tela empleada para confeccionar las camisetas de la Selección Argentina y otros equipos de fútbol, este proyecto da un nuevo propósito a lo que, de otro modo, sería desecho industrial.
El acuerdo firmado permite que Texcom, líder en la producción de tejidos para el sector deportivo e industrial, entregue sus sobrantes de tela a Creando Conciencia. Esta cooperativa, integrada por ex cartoneros y con casi 20 años de trayectoria, garantiza la trazabilidad y disposición de estos residuos en su Polo Productivo en Benavidez. Los materiales son transformados por la Fundación Impulso y Encuentro en productos como alfombras, canastas y otros artículos, cuyo fin es sostener actividades sociales y educativas.
Ramiro Martínez, miembro de Creando Conciencia explicó a Buenos Aires/12 que "Texcom es un gran generador contextualizado desde una política pública del Ministerio de Ambiente". Su matriz productiva genera sobrantes de tela, como los usados para la camiseta de la Selección Argentina. "Nosotros gestionamos la trazabilidad y, junto con la Fundación, que desde 2019 realiza acciones destinadas a los sectores más vulnerables de la sociedad, damos un valor agregado al convertirlos en nuevos productos comunitarios", cuenta.
Impacto ambiental y social
Para Texcom, esta iniciativa refuerza su enfoque en el reciclaje, priorizando la reutilización creativa de materiales sobre la tradicional. Maximiliano De María, jefe de marketing de la empresa, explica que el objetivo no solo es destacar el rol social de estos proyectos, sino también mostrar que los bienes originados del upcycling (reciclaje) "pueden igualar la calidad de los provenientes de materias primas vírgenes".
La cooperativa, que comenzó con seis socios y ahora agrupa a 105 familias expandió sus actividades más allá de la recolección de residuos. Produce madera plástica, útiles escolares y mobiliario para espacios públicos. Martínez añadió: "En pandemia, mientras muchas empresas privadas redujeron personal, nosotros no solo mantuvimos los puestos de trabajo, sino que ampliamos nuestras operaciones”.
El reciclaje textil presenta desafíos logísticos, desde la recolección hasta la transformación. Texcom, que cuenta con certificaciones únicas en Argentina, y Creando Conciencia, con su experiencia en trazabilidad, logran superar estos obstáculos. En palabras de Martínez: "El reciclaje no es visto aún como un sistema productivo integral. Pero somos una economía instalada, representando el 15 por ciento del PBI argentino. Este modelo muestra cómo el sector cooperativo puede ser motor de desarrollo comunitario”.
Por su parte, De María enfatizó la intención de Texcom de expandir su colaboración:
"Con casi 80 años de historia, vemos estos proyectos como el semillero de talentos del futuro. Queremos ampliar estas iniciativas, fortaleciendo la reinserción laboral y la sostenibilidad”.
Un compromiso integral
El impacto de este acuerdo trasciende lo ambiental. La Fundación Impulso y Encuentro utiliza los ingresos generados para talleres de contención social, alimentación comunitaria y capacitación. De María habla de una "retroalimentación empresa-entorno". En sus palabras, esa postura no solo beneficia al medio ambiente, sino que impulsa el desarrollo humano, integrando a sectores históricamente marginados al circuito laboral y productivo.
Creando Conciencia, por su parte, ha sido pionera en la gestión de residuos y promueve políticas públicas que reconozcan al cooperativismo como motor económico. "Es fundamental que dejemos de ver al cooperativismo como economía marginal. En muchas regiones, somos quienes proveemos servicios esenciales como agua, luz o alimentos, donde las empresas capitalistas no encuentran rentabilidad”, explicó Martínez.
La unión entre Texcom, Creando Conciencia y la Fundación Impulso y Encuentro no solo evidencia las posibilidades del reciclaje creativo, sino que también redefine el papel de la responsabilidad social empresarial. En el medio de un panorama donde las políticas de ajuste dificultaron la sostenibilidad, estas iniciativas demuestran que el desarrollo es posible cuando el sector privado, el cooperativismo y las organizaciones comunitarias trabajan en conjunto.
Con vistas al futuro, dicen, el modelo podría replicarse en otras industrias, reforzando la economía circular y consolidando la economía social como un actor clave para el desarrollo sostenible.
Un escenario complejo para el reciclaje
Las políticas nacionales golpearon fuertemente al sector del reciclaje bonaerense y al cuidado del medio ambiente a lo largo del 2024. Uno de los efectos más visibles fue la caída abrupta en el precio del cartón, un material esencial para los recicladores. Hasta mayo de 2024, el kilo de cartón se cotizaba a 320 pesos, pero hacia finales de año su valor se desplomó a un rango entre 140 y 160 pesos, dependiendo de la región, según explicaron recicladores a este medio. Este descenso representó una pérdida de casi el 50 por ciento de los ingresos de los trabajadores cartoneros, de acuerdo a lo expresado por la Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores.
La situación se agravó con la eliminación de beneficios como el monotributo social, lo que afectó directamente a las familias que dependen de esta actividad. Desde FACCYR atribuyeron esta crisis a la apertura de importaciones de cartón, particularmente desde Brasil, implementada por el gobierno de Javier Milei. Estas políticas, diseñadas bajo un marco de ajuste, debilitaron no solo la economía de los trabajadores, sino también la estructura de las cooperativas, un pilar esencial para el reciclaje y la economía social, según explicaron.
Por otro lado, el ajuste no se limitó al sector. Los programas de cuidado ambiental, desde la protección de los bosques hasta la promoción de energías limpias, enfrentaron un desfinanciamiento que compromete su efectividad y sostenibilidad a largo plazo.
En 2025, el presupuesto para este objetivo será el más bajo registrado, representando solo el 2,8 por ciento de lo estipulado por la Ley de Bosques. Esta ley establece que el 0,3 por ciento del presupuesto nacional y el 2 por ciento de las retenciones agrícolas y forestales deben asignarse a la conservación de los bosques.
Con la prórroga del Presupuesto 2023 durante el 2024, las partidas destinadas a programas fundamentales experimentaron una caída del 50 por ciento en términos reales. Desde la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), advirtieron que este desfinanciamiento ambiental no responde a una falta de recursos, sino a decisiones ideológicas. Según el Monitor Ambiental del Presupuesto, con solo el 3 por ciento del superávit fiscal financiero, se podrían haber sostenido las partidas destinadas al cuidado del medio ambiente y a la promoción de energías renovables.