“A Lula y a Dilma los vi muy bien, muy fuertes” respondió Cristina Fernández de Kirchner cuando este diario le preguntó sobre los encuentros que mantuvo ayer con ambos en San Pablo.

No era fácil escucharla entre los muchos militantes que buscaban una selfie con la ex presidenta argentina, de vestido blanco.

CFK acababa de concluir su exposición, mientras se dirigía al automóvil que a aguardaba con la puerta abierta. Ingresó al vehículo y desde allí explicó por qué es necesario impulsar el acercamiento con las fuerzas populares brasileñas. “Es cada vez más importante desarrollar nuestra capacidad de articulación, es necesario juntarnos y replantearnos lo que significa este avance del neoliberalismo, y ver como construimos una nueva mayoría donde todos los sectores afectados, que van a ser cada vez más”. 

Cristina estableció un paralelo entre la actual coyuntura de Brasil y Argentina. “Nosotros pasamos de una Argentina del consumo, de la inclusión, a una Argentina de la parálisis, de no inclusión, que comienza a quedar afuera, comercios cerrados (…) además también debemos saber que si a Brasil le va mal, por la articulación que tiene con nuestro aparato productivo, a nosotros no nos va ir mejor”.

Al despedirse abordó la situación brasileña a 7 meses del golpe. “En realidad creo que se necesita reconstruir la relación de fuerzas frente a un gobierno (de Michel Temer) que yo diría que es ilegal, porque no se respetó la constitución, e ilegítimo, sin ningún grado de representación política. Yo creo que el sistema de representación política brasileña es lo que está en crisis y se agravó con la destitución de su presidenta legítima”.