- Memoria. En estos días se recuerda el nacimiento del militante revolucionario peronista de familia irlandesa John William Cooke (La Plata, 14 de noviembre de 1919 - Buenos Aires, 19 de septiembre de 1968)
- Escenario I. Playa Girón. 18 de abril de 1961. Cooke se desplaza entre las malezas con esfuerzo, tratando de sobrellevar las secuelas de una poliomielitis infantil que dificulta su andar, portando su mochila y el armamento que le fuera asignado como miliciano del cubano “Batallón 134”.
- Contextos. Mientras tanto y en otras geografías: el gobierno de Arturo Frondizi aplica el Plan Conintes –instrumento represivo moldeado a tono con las Doctrinas “Truman” y de “Seguridad Nacional”– que permite encarcelar y someter a tribunales militares a cientos de obreros, estudiantes y opositores políticos. Don Arturo Jauretche vuelve a publicar el semanario “El 45”, Franz Fannon trabaja en su libro “Los condenados de la tierra”, con prólogo de Sartre; en bares y locales diversos se discute, con ansias de comprender la realidad, el texto de José Hernández Arregui “La formación de la conciencia nacional”, texto que contribuye a abrir puertas para debatir sobre la forma de poder articular el análisis teórico marxista con el movimiento peronista y la doctrina social de la Iglesia.
- Escenario II. En medio de los humedales de la cubana Ciénaga de Zapata y durante un breve descanso, posible debido al desbande de la fuerza invasora, el “Bebe” –como lo llamaban por haber sido, a los 26 años, el diputado más joven del primer gobierno peronista– se reencuentra con algunos recuerdos, que se suceden, rápidos, al ritmo de los acontecimientos. Así, en ese descanso del combate, lo revisitan distintas imágenes: su labor legislativa que, al poco tiempo de asumir, lo llevó a proponer una reforma de la ley antimonopolios –con citas pertinentes de los trabajos de Arnold, Marx, Bunge y Hilferding–; sus clases como Profesor titular de Economía Política en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires; la fundación de la Revista “De frente” en 1954; aquel enfrentamiento armado que sostuvo con una partida de militares en la Plaza de Mayo durante el bombardeo sobre la población civil; su arresto después del golpe económico-militar de 1955; los mensajes donde Perón no sólo lo nombraba su delegado personal, sino las últimas líneas de esa carta el 2 de noviembre de 1956, donde el ex presidente expresaba al movimiento: “En caso de mi fallecimiento, en él delego el mando” y, en esa sucesión, el viaje a la Cuba, junto a su compañera Alicia Eguren, en mayo de 1960.
- Apuntes militantes. John Cooke caracterizó al peronismo como “el hecho maldito del país burgués” a la vez que sostuvo que “es un gigante invertebrado y miope” si no logra convocar y formar los cuadros políticos necesarios para una tarea militante transformadora. Desde esta perspectiva, su preocupación no se centró tanto en la violencia del régimen –y en el contenido de la propuesta de modernizar el país mezclando conceptos propios de los siglos XII y XIV con occidentalismo tecnológico– sino en la aptitud del movimiento para doblegarlo. Lo que lo llevó a sostener que por nuestras carencias no hemos logrado impedir que el régimen siga manteniendo intacta la superioridad en fuerza material que le permite subsistir, oscilando entre la dictadura desnuda y la dictadura encubierta tras las formas rituales de la democracia minoritaria, a lo cual hemos opuesto nuestras propias indecisiones, nuestra invertebración teórica y operativa. Perdiendo no sólo la capacidad de cambio sino ingresando en el estrecho y controlado sendero de la institucionalización imperial. Así, entendemos, que el “Bebe” se ocupó de destacar la importancia de un pensar situado y estratégico que, más allá de lo táctico, contribuya a desarrollar cuadros políticos formados y comprometidos con el “barro de la historia” a la vez de recuperar el contenido y valor del lenguaje propio, que permitan dar respuestas de conjunto y movilizar “al pueblo en una política revolucionaria ante los desafíos contemporáneos”. A fines del año 1963, Cooke regresa a la Argentina y funda ARP, organización orgánica desde la cual difunde sus ideas y experiencias, en ricos intercambios con Rodolfo Puiggrós, Rogelio García Lupo, Eduardo Galeano y el sacerdote Rubén Dri. Ideas y experiencias que se proyectan, invitando a la reflexión, a nuestro presente.
En septiembre de 2014, las cenizas del “Bebe” Cooke fueron arrojadas al Río de la Plata, según el deseo que él mismo había expresado.
* Presidente de la Asociación de Abogados de Buenos Aires (2011-2013).