Los incendios no cesan en California y ya llegaron a zonas indemnes generando nuevas órdenes de evacuaciones y 11 muertos en total. Ya se superaron las 15.000 hectáreas afectadas por el fuego y son al menos 12.000 los edificios y casas destruidos.
Desde que comenzaron los múltiples incendios en Los Ángeles que los vientos acompañaban su rápido progreso, el viernes habían comenzado a debilitarse. Pero este sábado los vientos retomaron las fuertes velocidades de las últimas jornadas y siguen augurando aun mayores complicaciones en los próximos días.
Según los meteorólogos, los vientos no tenían esta fuerza desde 2011. Los científicos aseguran que el cambio climático aumenta la frecuencia de estos fenómenos meteorológicos extremos. En el caso californiano, llovió mucho en los dos años anteriores, pero hace 8 meses que se sufre una sequía, por lo que la vegetación nueva esta seca, algo que ayuda al fuego a propagarse.
De acuerdo al pronóstico de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA por sus siglas en inglés) los fuertes vientos y la vegetación seca alejan las esperanzas de controlar la tragedia. Deanne Criswell, agente de la FEMA, señaló que la situación "sigue siendo muy peligrosa".
El gobernador del estado de California, Gavin Newsome, ordenó "una completa revisión independiente" del servicio de distribución del agua en la región. Newsom considera "profundamente preocupante" tanto la falta del suministro, así como la pérdida de presión en los hidrantes desde el inicio de los intentos de extinción del fuego, lo que facilitó la expansión actual.
Aún hay 4 incendios activos. El más grande es el que arrasó unas 8000 hectáreas en la costa de Malibú y en el barrio Pacific Palisades. Según los servicios de emergencia este foco ígneo estaba contenido en sólo un 11% hasta este sábado por la tarde.
Aún se desconoce el origen de las llamas pero ya hay críticas por la preparación y la capacidad de respuestas que brindaron las autoridades hasta el momento. Kristin Crowley, la jefa de Bomberos de Los Ángeles señaló que todavía tienen "poco personal, recursos y fondos", en una posible crítica a las autoridades locales. Por su parte Karen Bass, la alcaldesa, hizo caso omiso de las tensiones y aseguró que estaban "todos en la misma sintonía".
Frente a la problemática de la escasez de materiales y personas para frenar el avance de las llamas, el gobierno californiano insta a sus ciudadanos a conservar agua ya que algunos depósitos que abastecen a las bocas de incendio ya se agotaron.
Aprovechando esta situación, el presidente electo Donald Trump difundió en su red social, Truth Social, que California se está quedando sin agua por sus políticas ambientalistas demócratas, donde se desviaría el agua de la lluvia para proteger "peces inútiles". El presidente saliente Joe Biden contestó que hay "muchos demagógos" tratando de sacar ventaja de esta situación.
La situación es todavía más dramática por las falsas alarmas de evacuación que llegaron a los celulares de quienes aún no han sido evacuados de la zona. Por ello los responsables del manejo de emergencias han tenido que disculparse. Sin embargo, ya son decenas de miles las personas evacuadas, incluyendo a los barrios lujosos.
Las regiones más devastadas por los incendios, Altadena y Pacific Palisades, también fueron las más arrasadas por los saqueos. Por este motivo, la última noche hubo un toque de queda y no se descarta que esa medida continúe. Para colaborar con los movimientos de evacuación y detener los saqueos, ya se han desplegado soldados de otras partes del país.
El Papa Francisco reconoció estar "entristecido" por los fallecidos y las pérdidas causadas por el fuego. También habló de su "cercanía espiritual" hacia los damnificados en un comunicado dirigido al arzobispo de Los Ángeles.
A raíz los daños económicos que traen aparejados los incendios de este estilo, AccuWeather cree que las pérdidas totales rondarán los 135 y los 150 millones de dólares.