“En cuatro meses se eliminó todo lo que el sindicalismo brasileño construyó en cien años de lucha. No se puede rescatar ni una de las 300 modificaciones. La reforma es agresiva y perjudicial para los trabajadores. Es la destrucción del derecho del trabajo”. Así describió Graça Costa, secretaria de Relaciones del Trabajo de la Central Unica dos Trabalhadores (CUT) de Brasil, a la reforma laboral sancionada en el país vecino. Algunas de las propuestas iniciales del macrismo en su borrador de reforma laboral, vetadas por la cúpula de la CGT, fueron aprobadas en Brasil. La reforma del país vecino está siendo utilizada por el empresariado local para correr el arco, al plantear que las empresas argentinas van a perder inversiones por la supuesta mayor competitividad de Brasil derivada de las reformas.
Graça Costa participó de un panel de Reforma Laboral y Tercerización que también reunió a sindicalistas de Argentina, Uruguay y Chile, organizado por la Flacso junto a la Fundación Friedrich Ebert. “En la última década vivimos en Brasil un momento muy favorable con los gobiernos de Lula y Dilma. Tal vez no llegamos a concretar las reformas que deberíamos haber hecho. Pero conseguimos un fuerte retroceso del hambre. Ahora asistimos a la retirada de esos avances de una forma muy veloz a raíz del golpista Michel Temer y del peor Parlamento desde la dictadura”, comenzó Costa. “La reforma laboral fue aprobada el 11 de junio en el Senado y la ley entró en vigencia el 11 de noviembre. El 14 de noviembre, el Gobierno aplicó nuevos cambios. O sea que pasaron apenas tres días y la reforma ya es más radical. En la agenda también está la reforma previsional, con la cual se busca llevar a 40 años el período obligatorio de aportes. Además, está la reforma del trabajador rural, que avala el pago del salario especie, lo cual remite directamente a la esclavitud”, describió la dirigente.
Graça Costa detalló en qué consiste la reforma que inspiró al macrismo y que envalentona al empresariado local, tal como planteó el CEO de Mercado Libre, Marcos Galperín. Se crea la figura de un “negociador-representante” que va a estar por encima de la negociación por actividad. En consecuencia, la negociación por empresa puede primar por sobre el sindicado y se abre lugar para la negociación individual. Es decir, en una empresa se pueden aplicar ajustes salariales por debajo de la marca de la actividad.
En Brasil se eliminó la ultraactividad, una de las claves de la protección de los derechos de los trabajadores. Esa cláusula establece que a pesar del vencimiento de un convenio colectivo, éste sigue rigiendo si no es reemplazado por otro. En la práctica, esto implica una suerte de piso para los sindicatos a la hora de renegociar los convenios colectivos.
“La reforma acaba con el trabajo fijo indeterminado como lo conocemos. En cambio, aparecen una serie de contratos flexibles y precarios. El empleador podrá elegir bajo qué modalidad contratar al trabajador. Uno de esos contratos es el intermitente. Ya se ven este tipo de anuncios en el diario. Por ejemplo, se ofrece trabajar 8 días al mes, cinco horas por día por cuatro reales la hora (21 pesos)”, indicó Costa. También contó que la reforma amplía el contrato temporario de 90 a 120 días con posibilidad de extenderlo otros 90 días. “Es decir que el trabajador puede estar prácticamente un año sin contar con los derechos mínimos”, dijo Costa.
La reforma laboral de Brasil crea el banco de horas, un mecanismo de reemplazo de las horas extras que fue eliminado de la reforma laboral de Macri luego de las reuniones con el triunvirato que conduce la CGT. En Brasil, la negociación entre el trabajador y el empresario puede extender la jornada laboral por encima del límite legal. “Antes teníamos la ley, ahora la negociación prima sobre la ley”, resume Costa.
“El aporte sindical deja de ser obligatorio y va a requerir la aprobación del trabajador. Esto implica que la mayoría de los sindicatos tendrán que reducir por lo menos en un 60 por ciento su estructura, en un momento en donde la organización sindical es clave”, analizó Costa la disposición de la reforma que ataca más directamente a la estructura sindical. “Hay un fuerte impulso a la tercerización. Como los tercerizados ganan un 27 por ciento menos que los estables, esto implicará una caída de la masa salarial. Además, de cada cinco muertes de trabajo, cuatro se producen en tercerizadas, que son una maquinaria de mutilar y matar gente”, dijo Costa.
La reforma laboral de Brasil es mucho más regresiva que el proyecto de Cambiemos que llegó al Congreso. Sin embargo, hay puntos en común, como la profundización de la tercerización con la eliminación de la responsabilidad de la empresa contratante, la reposición del sistema de pasantías (que funcionan como contratos precarios), la figura del trabajador profesional autónomo que puede estar fuera del convenio colectivo y la reduccción de conquistas laborales a través de la limitación del principio de irrenunciabilidad.