Éramos pocxs y parió mi abuela, dice el dicho popular. Mark Zuckerberg anunció esta semana un cambio drástico en sus políticas de moderación de contenido en Facebook e Instagram para desregular la vigilancia que se venía haciendo. En 2016, el mismo CEO y fundador de Meta había comunicado que haría un control estricto sobre la verificación de datos en dichas plataformas. Es un hecho muy relevante para los que generan y producen información, tanto como para los que la consumen, es decir, la gran mayoría de todxs nosotrxs, que nos la pasamos absorbiendo toda clase de contenidos.
Quienes venimos atentxs y prestando atención a lo que sucede en las redes sociales notamos que hay una delgada línea entre los discursos de odio y la libertad de expresión o las fake news. ¿Recuerdan la notica de la boxeadora de las olimpíadas Imane Khelif, que presentó una denuncia por ciberacoso luego de ser acusada de ser un hombre que golpea a una mujer? Durante días, muchas cuentas importantes, entre las que se encuentran la de nuestro presidente, validaban esta información como verdadera y resulta que no era así. Era todo falso, solo una campaña nacida en redes sociales. En el mundo de la política también vemos estas maniobras que ocurren con frecuencia.Esta semana pasó con los nombres de empresarios que ARCA encontró como “protegidos” en una carpeta de la ex AFIP. Hicieron dulces con esa información, diciendo que eran empresarios K. Lo que no mencionaron es que la lista había sido confeccionada en el año 2016, pleno gobierno del Pro cuando Mauricio Macri era presidente. Igual son selectivos los carpetazos, porque de Cristian Ritondo no dijeron ni mu.
Por eso es tan importante lo que significaba esta verificación de datos y el control, necesarios para no quedar enredadxs en noticias que contienen informaciones que el ciudadano a pie no puede cotejar. Desde que Elon Musk compró X, comenzó con el argumento de que había censura. El señor Musk sostenía que fomentar discursos violentos estaba bien: con el argumento de la supuesta libertad, no era necesario ni bueno el control. Bajo esa consigna los integrantes de esta red social pudieron decir de todo sin ninguna consecuencia. Hubo países como Australia o Brasil que pusieron algunos límites a estas políticas. Incluso en Brasil la corte suprema estuvo a punto de suspender X el año pasado,pero al final no lo hizo. La discusión sobre X está instalada hace rato, pero en estos tiempos de rienda suelta al odio todo indica que es un tema que va a continuar sin definirse. Lo sorprendente de lo sucedido esta semana con Mark Zuckerberg y Meta es que el control estricto de políticas, más cuidado y amigable con las diversidades, pasa a desaparecer coincidentemente con el cambio de gobierno. Está anunciado como el comienzo de una nueva era y según el propio Zuckerberg se vincula con cierta imposibilidad de que las anteriores medidas puedan funcionar de manera justa y correcta.
Lo llamativo de esta batalla cultural que libran Mark Zuckerberg y Elon Musk es que ellos sostienen que es contra el control de los estados y que sus políticas se toman en nombre de la libertad. ¡Qué rara esta gente que nos está diciendo que para vivir en libertad no debe existir el control! Claro, suena lógico sobre todo cuando se tiene dinero, poder y se puede hacer lo que a unx le dé las ganas. Supongo que lo que más curiosidad me causa sobre esta cuestión son las celebraciones y comentarios aprobatorios de lxs usuarios de estas plataformas. Cientos de personas diciendo que les parece bien esta decisión que limitaba su poder de expresión. ¿Qué? Alguien quiere decir que lxs putxs son unos enfermos y los negros no quieren trabajar. A eso lo llama libertad de expresión. ¿Entonces cualquiera dice cualquier cosa y estamos todos de acuerdo en que está en su derecho? ¿Se puede difamar? ¿Se puede mentir, entonces?
Todo esto es insignificante al lado de los mecanismos que se ponen en marcha con estas megas empresas que nos han demostrado su poder al construir la información que marca determinadas tendencias. Ya no solo en X: también en Facebook e Instagram la gente podrá expresar mensajes homofóbicos, misóginos, fascistas, racistas o xenófobos. Quedaría habilitada esta posibilidad cuando se retiren las políticas de verificación y control.
Que no les sorprenda que enviciados de poder utilicen sus plataformas para poner y sacar mandatarios como piezas de ajedrez: lo que antes hacían los grandes medios hegemónicos hoy lo capitaliza internet. ¿Qué festejan?, me pregunto. Lxs que celebran en nombre de la libertad vayan enterándose: no son sus libertades ni las mías las que quedan protegidas. Son las de las personas más ricas del planeta.