La imputación que hizo la Justicia la semana pasada a Ariel “Guille” Cantero como jefe de la barra de Newell’s llega siete años después de la irrupción de Los Monos a las tribunas del Coloso del Parque y como consecuencia del relato que hizo ante fiscalía el presidente del club, Ignacio Astore, en su condición de víctima el año pasado. 

El desembarco de la banda dedicada al narcotráfico al paraavalancha del parque Independencia empezó a gestarse mucho tiempo antes, hubo claras señales de la violencia que iba camino a las tribunas del Coloso pero todos ellas fueron subestimadas por la propia Justicia y los funcionarios de turno. Una historia que da cuenta del poderío creciente en la ciudad de Los Monos, a pesar de los años que llevan de prisión sus referentes.

El narcotráfico puso un pie en los clubes de fútbol hace ya siete años. Este diario dio cuenta de la situación que se vivió en el parque Independencia en su edición del 22 de febrero de 2017. Los Monos se apropiaron de la barra leprosa una vez que cayó el acuerdo e convivencia que la familia Cantero, en su mayoría hinchas de Newell’s, tenía con el ex líder de la tribuna, Diego “Panadero” Ochoa. Un pacto por el cual Ochoa se comprometió a no involucrar en el negocio de la barra a ninguna otra banda rival a Los Monos en la distribución de estupefacientes a cambio de que Guille Cantero y sus acólitos no daban el salto a la puja del poder por el paraavanlancha rojinegro. Un acuerdo que incluso se respetó ante la aparición de Maximiliano “El Hijo del Quemado” Rodríguez, quien se rebeló como miembro de Los Monos, se abrió camino en la venta de drogas y además intentó sacar a Ochoa de la tribuna con un ataque por la espalda en pleno partido en el Coloso.

La Justicia tuvo a disposición escuchas estremecedoras donde el Máximo “Viejo” Cantero, fundador del grupo criminal, le hizo saber a Sergio Rodríguez las causas del asesinato de su hijo Máximo. “Se quiso abrir solo. Cuando no sirvió más lo mataron”, se excusó. Escuchas que la Justicia omitió y que este diario publicó en su edición del 15 de abril de 2018.

En 2016 Ochoa, ya con más de dos años de prisión, envió un último mensaje para Los Monos: les hace saber que el acuerdo ya no es necesario. Ochoa renuncia a toda pretensión de conservar el poder sobre la barra de Newell’s. La puja se libra en las calles, en las tribunas del estadio y la sufre la Comisión Directiva que presidió Eduardo Bermúdez. Los funcionarios de turno en el área del Ministerio de Seguridad aplican restricción de ingreso al Coloso a todos los barras identificados con la hinchada que lideró Ochoa y otros que se oponían al Panadero. En esa lista no hubo ningún miembro de Los Monos. Quedó asi allanado el camino del mayor grupo narco de la ciudad a la tribuna de Newell’s. 

El debut fue en octubre de 2016, en partido con Gimnasia y Esgrima en el Coloso donde colgaron una bandera en la popular que recordaba a Diana Cantero, fallecida en un accidente automovilístico. Emiliano “Jija” Avejera fue su primer referente en la tribuna. Desde entonces Los Monos son dueños de la hinchada. La primera decisión de Guille Cantero fue hacerle lugar en la tribuna a todos los que quisieran participar sin importar sus antecedes en la popular. Así fue como Los Monos le abrieron paso a conocidos barra de la hincha que lideró Roberto “Pimpi” Camino como a los que vinieron después con Ochoa y los que desafiaron en su momento al Panadero. La ascendencia de Cantero en la tribuna fue tan fuerte que desactivó toda rencilla sobre facciones enfrentadas por años en la institución del parque.

Es que antes de tomar el paraavalancha del Coloso Los Monos ya tenían presencia en el Gigante de Arroyito, en arreglo de convivencia con Andrés “Pillín” Bracamonte. El fallecido líder de la barra canaya era amigo de Claudio “Pájaro” Cantero. En el último lustro Los Monos expandieron la ascendencia de mando sobre la barra canaya, fortalecidos por el poderío que construyeron en las tribunas del parque Independencia. El narcotráfico ya dominaba a voluntad las barras de la ciudad.

El año pasado “Guille” Cantero abrió el juego a la puja de poder en la tribuna del Coloso entre los diferentes grupos delictivos que están bajo su mando. El líder decidió reducir su presencia, no así influencia, para dedicar su esfuerzo a mejorar sus condiciones de detención. Astore quedó en el medio de la pelea entre las facciones de Los Monos que quieren asumir la representación de la tribuna leprosa. Su experiencia la describió en la Justicia. Una declaración que obligó a tomar medidas investigativas, aunque aún el presidente rojinegro es observado en Tribunales más como victimario que como víctima. Es que en las causas que rodean a los negocios del fútbol y las barrabravas ya es un clásico que para la Justicia: son todos cómplices hasta que se demuestre lo contrario.