Matías Mariotto, presidente de Banfield desde octubre de 2023, planta bandera y afirma que está “absolutamente en contra” de la llegada de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) a la Argentina. No quiere hablar del posicionamiento de sus colegas al respecto, pero esta convencido de que pasar a un modelo privado "no es la solución" y entiende que el modelo defendido por la gestión libertaria de Javier Milei y el algunos sectores del PRO alineados con Mauricio Macri “pone el foco en los negocios inmobiliarios y en el lucro, dejando de lado los valores, la educación y el rol social de los clubes”.
“Si administramos bien, los clubes sociales pueden ser sustentables”, afirma el presidente de Banfield, que con 27 años es el dirigente más joven entre los que están al frente de instituciones del fútbol argentino. “Como sociedad civil sin fines de lucro, un club educa, fomenta el deporte y contribuye a nuestra sociedad", dice. "Cambiar eso sería ir en contra de nuestra historia y de lo que hablamos con el Papa sobre solidaridad y comunidad”, señala.
Hace apenas unos días visitó al Papa Francisco en el Vaticano. Con él hablaron sobre el rol de la juventud en la sociedad y el lugar de los clubes sociales en la Argentina. "Me transmitió sus mejores deseos futboleros y compartimos reflexiones sobre cómo los jóvenes pueden generar compromisos para la comunidad desde sus lugares."
Mariotto sabe que tiene una parada brava y que no sólo está liderando un proceso de transformación institucional en el club. Asegura que también busca posicionar al “Taladro” como una voz firme en defensa de los clubes sociales. Por eso toma su viaje a Roma como una señal. Ya había tenido un encuentro en 2013, cuando él era un adolescente y Jorge Bergoglio un Papa flamante.
—¿Qué te dijo Francisco sobre la juventud?
—Le recordé algo que él dijo en 2013, en Río de Janeiro, cuando convocó a los jóvenes a "hacer lío". Le conté que nos lo tomamos en serio y que ganamos la elección en Banfield con un equipo muy joven. Francisco me habló del concepto de comunidad, de la solidaridad, del trabajo en conjunto y de la importancia de las instituciones que abran sus puertas a los jóvenes. Me dijo que es esencial no solo tener dirigentes en quienes creer, sino también instituciones en las que confiar para depositar sueños y objetivos. Esa falta de confianza lleva al individualismo, y fue un tema central de nuestra charla.
—¿Los clubes servirían para contrarrestar el individualismo que mencionás?
--Hablamos de los desafíos que tiene la juventud. El trabajo comunitario y los valores humanos son el camino hacia un futuro mejor para los clubes argentinos y para la gente también. Francisco enfatizó la importancia de que las instituciones sean espacios donde se fomente la comunidad, la solidaridad y el compromiso. También me animó a seguir colaborando desde mi lugar como presidente para potenciar estos valores.
—En redes sociales, algunos hinchas te pidieron que trajeras algo bendito para cambiar la suerte de Banfield en el torneo. ¿Le pediste algo en particular?
—(Risas) Bueno, le manifesté nuestra alegría y agradecimiento por recibirnos. Le llevé una camiseta que él firmó, y que vamos a exponer en el estadio junto a un rosario. También me traje algunas postales firmadas por él. Fue un intercambio que, más allá de lo simbólico, estoy seguro de que traerá buena energía para el club.
Los desafíos en Banfield
La institución del sur del conurbano bonaerense es una de las mayores captadoras de jóvenes de la región tanto en el predio de Camino de Cintura (Ruta 4) en Luis Guillón para el fútbol y el hockey, como en su sede social situada en el corazón de Banfield para el resto de los deportes “indoor”. Por esa razón, no resulta extraño que la charla con Francisco haya tenido ese tema como uno de los centrales.
Si bien su presente deportivo en el fútbol profesional masculino no es el más deseado para una gestión que lleva tres meses de trabajo, ya que el equipo terminó en el puesto 27 de 28, el gran desafío de la comisión directiva que encabeza Mariotto para este 2025 es acomodar los números a través de un “campeonato económico”.
Esto, dice, no implicará descuidar el equipo, teniendo en cuenta que ya anunció a Ariel Broggi como nuevo entrenador y ya fichó tres refuerzos, pero el objetivo será ese en materia deportiva: recuperar la identidad banfileña y alejar a Banfield de la zona del descenso. Luego de su encuentro con el Papa Francisco, los hinchas en las redes sociales y el propio presidente esperan también que las energías se renueven.
—Banfield atraviesa un momento económico complicado. ¿Cómo fue asumir este desafío como presidente siendo tan joven?
—Es un trabajo intenso. En estos tres meses nos enfocamos en trazar un plan para el club que queremos, cortando de raíz lo que no queremos. Transparentamos nuestra situación económica y trabajamos en aumentar la masa societaria, la venta de camisetas profundizando el marketing y las alianzas estratégicas. Queremos un modelo de gestión eficaz, donde las ventas de jugadores no sean para tapar déficits, sino para crecer. También estamos renegociando deudas históricas, como la de Milton Giménez con el club Necaxa, que alcanza los 3 millones de dólares. Después tenemos atrasos en algunas cuestiones de pagos, de comisiones, de cosas firmadas. Muchos temas realmente por cumplir, clubes que tienen reclamos. Pero bueno, cuando asumimos junto con la comisión directiva lo primero que hicimos fue golpearnos las puertas antes de que nos vengan a buscar y encontramos predisposición.
—Publicaron que Banfield tiene una deuda de 13 millones de dólares. ¿De qué manera piensan sanearla?
--A veces tenemos negociaciones duras que llevan tiempo, pero estamos comprometidos con lo que tenemos que cumplir. Y para eso es muy importante vender. Para generar recursos genuinos, generalmente el ingreso mayor que tienen los clubes sociales son las ventas de los jugadores. O sea, ¿cuántos jugadores necesitaría vender realmente Banfield para empezar a acomodar sus números? No está cuantificado cuántos necesitamos. Lo que sí es importante es cortar los déficits. ¿Necesitamos vender? Sí, por supuesto, pero depende para qué. Si es para sanear el déficit mensual que tienen los clubes es para tapar huecos. Ahora, si uno administra eficientemente, uno vende para crecer. Y esa es la gran diferencia. Por eso, estamos trabajando en la optimización absolutamente de los recursos para que cuando se venda, se venda bien. En este caso por el momento que atravesamos nosotros tenemos que saldar deudas. Pero en otros clubes puede ser vender para crecer. Publicamos el estado de situación para que los socios sepan dónde estamos parados. Al finalizar cada mercado de pases, también informaremos comisiones, porcentajes y todas las operaciones. Es fundamental reconstruir la confianza con una gestión abierta y responsable.
—¿Qué Banfield proyectan para este año?
—Nuestro objetivo principal es sanear la economía del club y actualizar el estatuto, adaptándolo al futuro. Queremos un equipo competitivo, aumentar la masa societaria y seguir creciendo. Además, estamos planeando obras en el estadio, como mejorar la iluminación para competencias internacionales y actualizar tribunas con mejores espacios gastronómicos.
—La derrota en el Clásico ante Lanús y el cierre de año generó malestar en los hinchas del “Taladro” ¿Cómo se gana la confianza del socio cuándo los resultados no acompañan?
—Les pedimos que confíen. Estamos trabajando con transparencia y compromiso. Queremos un Banfield más grande, no solo en lo deportivo, sino como institución. Que los hinchas se acerquen, que los socios participen. Este es un proyecto colectivo, y juntos podemos lograrlo.