A Lucila Carzoglio y Salvador Marinaro, editores de la revista Chopsuey, los atraviesa el efecto Marco Polo. En otras palabras, viviendo en Shangái, experimentan las culturas que coexisten y dialogan en ese distrito del gigante asiático desde un estado de asombro de recién llegado. Radicados hace casi una década, la pareja integra la comunidad hispanohablante que vive en la ciudad más grande de China, y desde ese lugar han sido laboriosos tejedores de redes que vinculan conocimientos, saberes y experiencias destinadas a interesados en comprender qué pasa hoy en la milenaria República Popular China.
Si bien Lucila -bonaerense- trabaja en el Instituto Miguel Cervantes de Shangái y Salvador -salteño- se desempeña como profesor de literatura latinoamericana en la Universidad de Fudan, también en Shangái (una de las diez más importantes de Asia), juntos sostienen y conducen el trabajo del equipo que produce contenidos para el proyecto. Y es que Chopsuey además de una web concentra su esfuerzo en una tirada impresa que es anual y desde hace cuatro años se mantiene en los 500 ejemplares.
Escrita en español y mandarín, la publicación reúne crónicas, ensayos, cuentos y traducciones inéditas de literatura china. Cada edición tiene un eje temático que funciona como hilo conductor para los textos e ilustraciones que componen cada libro: el primero fue "Relaciones (关系)", el segundo "Territorios (风土)" y el tercero "Ritos (礼仪)".
"China es muy distinto a todo", rompió el hielo Lucila al inicio del encuentro que organizaron para presentar su revista el sábado pasado en uno de los auditorios del Complejo de Biliotecas Provincial de la ciudad de Salta. "Nos pareció importante hablar de China de primera mano, contar qué pasa con esa sociedad que se transforma permanentemente", profundizó luego Salvador. "Shangái crece por pisos, cada año es distinta", precisó. Los dos opinaron que, siendo latinoamericanos, no les resultó difícil encarar un proyecto editorial y periodístico que versa sobre la peculiar mezcla de culturas, experiencias y estéticas del otro lado del mundo. Y en esos movimientos y diálogos, la crónica y los viajes ocuparon un lugar destacado en la tarea de relatar la complejidad.
Cuando llegó el turno de explicar las razones del nombre de la publicación, los editores repitieron la estructura de una aclaración que encabeza la pestaña "Nosotros" en la web de la revista. "En China el chop suey no existe. No es un plato cantonés ni pekinés, a lo sumo californiano”, explicaron. Precisaron que históricamente esa denominación surgió de una síntesis culinaria y que ella sirvió para etiquetar uno de los incontables momentos en que los habitantes nacidos en Oriente y Occidente dialogaban alrededor de un fuego o la mesa de una cocina en la costa oeste norteamericana. Por eso les resultó ideal para metaforizar con Chopsuey y en un sentido periodístico, las múltiples formas en que una cultura puede interpretar a otra.
"Hay una dictadura de lectores que no leen y que imponen en los medios de comunicación la velocidad del copia y pegue", señaló el periodista Daniel Medina, que ofició de entrevistador durante el conversatorio. En su caso, al presentar a los editores se centró en posicionar al auditorium frente a la realidad de una sociedad que ha olvidado ciertos hábitos al vivir cada vez más dependientes de tecnologías de la comunicación, porque en el contexto de la omnipresencia de la digitalización en la vida cotidiana la lectura de un objeto revista impresa pasa a ser un evento exótico.
Pero a pesar del acuerdo entre expositores y público el sábado, sobre los peligros de un presente atravesado por la inteligencia artificial y saberes expertos en línea como el Chat GPT, el interés de todes estuvo centrado en tener noticias de China y en la voz de quienes viven allá y son latinos, incluso salteños como Salvador. Sobrevolaron preguntas del tipo ¿cómo es vivir allá? ¿cómo se adaptaron los dos editores de Chopsuey a un idioma que es todavía más complejo que el propio castellano? ¿cómo viven a diario en una ciudad tan diferente, no solamente a Salta, sino a la misma Buenos Aires?
"Hay que tener en cuenta que todas las transformaciones que Occidente atravesó en 150 años, China las atravesó en 15", contextualizó el docente y periodista salteño acerca de la actualidad de la sociedad de la República Popular. "El colectivismo está muy presente en cada uno de sus habitantes", señaló Lucila, aunque no en el sentido crítico que tiene el término en la corriente libertaria que gobierna Argentina. En sus distintas menciones a la vida cotidiana, aludieron siempre a las gigantescas transformaciones de esa sociedad que tiene al 65 por ciento de su población categorizada como clase media, y donde las visiones económicas del capitalismo y el comunismo parecen complementarse.
"Yo no manejo dinero hace años, todo es digital. Tampoco voy al súper, porque en Shangái existe un sistema de envíos muy bueno", contó la periodista argentina. "¿Y cómo hacen para conseguir yerba mate?", preguntó esta periodista mate en mano. "Compramos a un distribuidor que vive del otro lado de Shangái", respondió Lucila. "Estamos en varios grupos de WeChat", mencionó después Salvador. "Así nos enteramos de muchas oportunidades, porque hay grupos para todos los intereses. Todo está en el celular", acotó. "Pero, ¿qué pasa si te lo roban?", insistió este diario. "Es que a nadie se le ocurre robar un celular en China", respondieron los dos sin dudarlo.
La trayectoria académica de Carzoglio y Marinaro los llevó a integrar un tiempo el colectivo creativo de la Revista Anfibia y la escuela de escritura que inició el periodista y escritor Cristian Alarcón. "Nosotros trabajamos mucho con académicos, buscamos qué están investigando y tratamos de ablandar luego su escritura para hacerla amena al lector de la revista", explicó Lucila.
Como los dos periodistas tienen una trayectoria escribiendo crónicas de viajes para distintos medios argentinos y del exterior, volcaron esa experiencia en Chopsuey para seleccionar autores que cronicaron sus experiencias de movilidad desde China hacia Latinoamérica. En ese sentido, se explayaron sobre la experiencia de la escritora china Sanmao, que viajó por Sudamérica en el siglo pasado, o las traducciones de obras. Luego, hubo un espacio dedicado a las traducciones de grandes escritores latinoamericanos y argentinos en China, como el caso de José Luis Borges, cuyas obras completas demandaron décadas de traducción, entre 1978 y 2016.
Sobre el final, la conversación regresó al interés inicial: conocer cómo es vivir del otro lado del mundo. "En Shangái la gente se muda todo el tiempo", sintetizó Salvador. "Es una ciudad muy cambiante", reiteró. Sobre el mandarín, el idioma que se habla en la República Popular, lo calificó como "feroz, fascinante, y desafiante", porque se trata de un "sistema metafórico que no tiene sujeto" y se estructura a partir de verbos que tienen sutiles variantes a partir de un infinitivo. "No hay un pretérito pluscuamperfecto", señaló, aludiendo a uno de los modos verbales del castellano.
A lo largo de sus tres ediciones, Chopsuey ha contado con destacados colaboradores, como Samanta Schweblin, Wang Anyi (una de las autoras chinas más importantes de la generación de la Apertura), el curador mexicano Cuautemoc Medina, la escritora chilena Alejandra Costamagna, los poetas Xi Chuan, Bei Dao y Hai Zi y otros autores de países como Chile, México, España y Argentina. Según sus editores, la revista es “una apuesta por el intercambio, romper estereotipos y ofrecer una mirada única sobre un continente fascinante que está moldeando la historia mundial”.
La revista, presentada previamente en Shanghái, Beijing y Nueva York, se distribuye en China, España, Estados Unidos y Argentina. Su diseño gráfico también ha sido reconocido, siendo seleccionada por la feria ArteBA para formar parte de su mesa de publicaciones.
Los editores avisaron que la próxima edición de Chopsuey saldrá recién a finales de 2025 porque se toman todo el tiempo necesario para producir textos de calidad. No les interesa la velocidad en la producción de contenidos y tampoco les interesa abordar temas -dentro de su línea editorial- desde la reproducción de un encuadre. "Nos interesan las culturas, ese diálogo que existe entre ellas, poder mostrarlo y, sobre todo, dar cuenta de la complejidad que atraviesa la cultura china contemporánea", cerraron.