“Todos los que vivimos en Villa Gesell nos escapamos alguna vez de algo”, dice Daniel Fernández Gómez, director y dramaturgo de “El viaje de Úq” y vecino de Gesell. La obra que está realizando su segunda temporada en Mar Azul cuenta el improbable viaje del último querandí por la pampa hasta llegar al mar.
Fernández Gómez tiene sesenta y dos años y empezó a actuar a los cincuenta por una circunstancia fortuita. Su hija estaba participando de una obra independiente y él ayudaba en la producción. A último momento se bajó uno de los actores y le pidieron por favor que lo reemplazara, ya que era el único que venía siguiendo los ensayos. Accedió muerto de miedo y se enamoró del escenario. “El teatro me cambió la vida. Yo soy diseñador gráfico también y, si bien es mi actividad secundaria, es la que más me entusiasma. La gente de teatro es muy vital. Me hace muy feliz”, relata.
Oriundo de Capital Federal, abandonó la ciudad a los quince años para irse de viaje por el país. Se asentó algunos años en La Plata y otros en Ushuaia. A Villa Gesell llegó en 1993 junto con su compañera. “Creo que no se puede realizar ninguna actividad artística sin tener los pies sobre la tierra. El lugar donde uno vive y trabaja es muy importante. Siempre pienso que tiene que haber más textos vinculados a La Costa. Es un territorio tan extraño. Tan rico para la ficción. Nosotros vivimos invadidos por el turismo y luego el resto del año es muy solitario. En todo lo que escribo aparece la soledad, el mar, la orilla”, explica.
En su obra hay un homenaje a la historia de fundación de Villa Gesell que para el dramaturgo se cifra como ejemplo de esperanza. Es un pueblo que se creó por la voluntad de un hombre: Carlos Gesell. Él tenía en Capital una fábrica de cunas para bebés, en los años cuarenta. Lo que él quería era tener su propia madera, su propio aserradero para abaratar el piso de las cunas. Consiguió este lote en la costa atlántica compuesto por dunas y se puso a plantar pinos. Pero no prendían. Fracasó una y otra y otra vez. Perdió toda su plata. Cuando finalmente logró que crecieran los árboles, el lugar se convirtió en un paisaje hermoso. “No existía en ese momento que la playa tuviera bosque. La gente empezó a elegirlo como lugar para vacacionar, opuesto a Mar del Plata. Villa Gesell se convirtió en la década del 60 en la ciudad joven, la ciudad alternativa. Muchos rockeros y artistas comenzaron a venir acá”, relata.
En su obra, entonces, un dios-bebe caprichoso, tierno y cruel llega a la pampa y aplasta al pueblo querandí con su pie. “Solo quedará uno”, dice y así comienza el viaje de Úq, último en su tribu. Es un viaje geográfico que va desde lo profundo de la pampa hasta lo profundo del mar, y también un viaje temporal: desde la época de la colonia a la época fundacional de Villa Gesell. Úq es un indio alegre y solitario que encuentra a cada paso señales y seres mágicos, que habla el lenguaje de los animales y se acerca al huinca sin miedo al dolor ni al placer y no tiene otra salida más que aventurarse a lo desconocido. Al final de su viaje, de su vida y de esta obra, Úq llega a la orilla del mar y, en una escena confusa y disparatada, un lobito de mar lo incita a cometer un crimen que sale mal.
La obra nació en un taller que hizo el autor y director en el 2022, brindado por Mariano Tenconi Blanco y Nacho Bartolone. La idea surgió porque cuando él llegó a Villa Gesell había una línea de colectivos que se llamaba “El último querandí” y cada tanto insistía en su cabeza esa fantasía. “Me permito jugar, divertirme. El texto es un disparate. No tiene rigor histórico”, confiesa. En ese taller leyó “Eisejuaz” de Sara Gallardo y funcionó como inspiración e influencia sobre la que cimentó su obra.“Yo creo que todos se pueden identificar con la historia, porque en el fondo todas las vidas son una gran peregrinación o viaje. Este indio sale de Salliqueló, el lugar donde estaba asentado su pueblo, y va pasando por algunos pueblitos de la Provincia. Pigüé, Carhué, Sierra de la Ventana, Villa Gesell, entre otros”, dice Fernández Gómez.
La obra se anuncia en redes sociales como “una aventura socarrona”. La clave del material es la comicidad y los sucesos extraños y absurdos. Él se encuentra en situaciones límite todo el tiempo, pero está solo. Transita una vida de dolores, pero encuentra mucho placer en ese viaje y se va entregando a esos devenires.
Es un unipersonal y está interpretado maravillosamente por Lautaro Richino. El vestuario, que ocupa un rol fundamental en la puesta en escena, fue diseñado por Mariel Galarza, una artista plástica de la zona. “Tiene cosas de plástico, muñequitos, perlas doradas, brillos. Es muy kitsch. Está construido de una forma “poco originaria”. No busca replicar la realidad. Es un indio que nos inventamos nosotros”, explica Fernandez Gomez que también reflexiona que no tenía ganas de contar “la típica historia costumbrista”, sino de encontrar un personaje completamente ajeno a la ciudad que pudiera tener una mirada loca, desprejuiciada y alternativa de lo que veía. Un gesto de impunidad. “Para mí es interesante haber encontrado esta voz que puede decir cualquier cosa sin juicio moral. Ayudan estas miradas, dan aire”, explica.
La obra, además de contar con su autoría y dirección, es llevada adelante por la compañía independiente Vida Cósmica Teatro y está apuntalada (como toda producción del teatro independiente) por un grupo incondicional de artistas amigos. Geselinos que aportan talento y un enorme trabajo y tiempo para el proyecto. La música original es de Roberto Farinola y Julie Alvarez. La actriz de voz es Alicia Olea. El diseño de iluminación de Lola Giuliana. La imagen gráfica de Ricardo Aberastegui. El diseño y realización de vestuario-arte de Mariel Galarza, con la producción de Compañía Vida Cósmica Teatro.
Con esta compañía sueñan, fantasean y se divierten con el deseo de hacer real el viaje de Úq. “Queremos llevar la obra por todos los pueblos que visita él. Hacer funciones y conocer los teatros y la vida de esos pueblos”, dice Fernández Gómez y sonríe pensando en el poder que tiene la ficción sobre la realidad.
Por ahora, la obra se puede ver durante toda la temporada en la Casa de la Cultura de Mar Azul ( Miramar y 46). Las funciones serán el viernes 17 y 31 de enero y el viernes 14 y 28 de febrero a las 20:30. No hace falta reservar. Los lugares se adjudican por orden de llegada y la entrada es a contribución. Para estar al tanto de sus próximas funciones se los puede seguir a través de sus redes sociales @elviajedeuq.obra en Instagram.