Luis Juez, el hombre que parece tener una brújula política que siempre apunta hacia el viento de la conveniencia, acaba de anunciar su decisión de dejar la presidencia del bloque del PRO en el Senado para enfrentarse con la misma piedra que tropieza siempre: las elecciones a gobernador de Córdoba. Aunque la noticia no sorprendió a muchos, sí confirmó lo que ya se venía diciendo hace tiempo: el senador cordobés tiene una habilidad casi sobrenatural para cambiar de ideología según la ocasión.

Juez comenzó su camino político en las juventudes peronistas, experimentó un fugaz romance con el kirchnerismo --como quien prueba un plato exótico y lo deja a medias-- y terminó abrazando el macrismo con un fervor que aún deja perplejo a más de uno. Su trayectoria política es como un reloj descompuesto: da vueltas y vueltas, pero nunca parece marcar la hora correcta. 

Ahora, y tras anunciar que dejará la presidencia del PRO en el Senado, el senador se reinventó y va por un nuevo (viejo) objetivo: convertirse en “el sucesor de Martín Llaryora”, esta vez como el abanderado de La Libertad Avanza. Sí, Juez quiere conquistar la gobernación de Córdoba. La misma que dijo que no ya iba a competir, una vez que perdió en 2023 frente al peronismo cordobés. "Es hora de dejarle lugar a las nuevas generaciones", decía.

El toque distintivo del cordobés es su habilidad para transformar lo absurdo en cotidiano. “No pido nada”, declaró con una sonrisa que escondía más de lo que mostraba, antes de jugar su carta favorita: “Se lo dije al presidente: 'Mirá, Javier, dentro de tres años, si Dios me da salud y los vecinos de mi provincia me apoyan, voy a intentar ser gobernador y me encantaría ser tu gobernador'”. Es difícil saber si lo dijo en serio o si simplemente disfruta del espectáculo.

Lo más fascinante de Juez es su absoluta falta de pudor para justificar sus metamorfosis. “Me encantaría que Milei diga con orgullo: 'Mi candidato a gobernador en Córdoba es Luis Juez'”, afirmó con la seguridad de quien cree que su carisma puede tapar cualquier inconsistencia. Incluso confesó, en un acto de sinceridad estratégicamente calculado, que durante una charla en Olivos le prometió a Milei que, al finalizar su mandato como senador en 2027, se dedicaría por completo a garantizar su reelección. 

"Si no te gustan estos principios, tengo otros"

Juez comenzó a hacer sus primeras armas en el Partido Justicialista, cuando aún soñaba con ser parte de ese "gran movimiento". Sin embargo, su incursión en la política real lo llevó rápidamente a asumir roles dentro de la estructura menemista, y fue allí cuando, tal vez sin saberlo, comenzó a perfeccionar su talento para transformarse según el contexto. Diputado provincial, funcionario de Menem, intendente de Córdoba y hasta embajador en Ecuador, cada cargo parecía tener un sello distintivo: el de la adaptación.

Y es que la política de Juez es una suerte de carnaval ideológico. En 2007, se postuló a gobernador por el Frente Cívico, a pesar de haber sido uno de los mayores exponentes de la oposición al kirchnerismo en su etapa como intendente. 

En 2011 repitió el plato, pero esta vez con una fórmula más progresista, apoyando a figuras como Hermes Binner y contando con el sello, por ejemplo, del MST. Un par de años después, se alineó con Macri y Patricia Bullrich, mostrando que la fidelidad tiene un precio en su diccionario, uno que generalmente está relacionado con la conveniencia del momento.

De Néstor a Macri.


El tren de la libertad

Juez es el político que da la impresión de estar donde mejor le conviene. No importa si es Menem, Macri o Milei; si el viento sopla en esa dirección, ahí está él, adaptándose como un buen camaleón. Y, claro, eso es lo que hizo. Ahora, y tras conocer el amargo sabor de la derrota, intentará subirse al tren de Milei, tal vez pensando que la ola liberal será su boleto a la victoria.

La reciente elección de 2023, donde Juez quedó a apenas tres puntos de Llaryora, no hizo más que confirmar que su ambición por la gobernación sigue intacta. Juez ya prepara su próximo movimiento, esta vez con el sello de La Libertad Avanza. A fin de cuentas, ser gobernador de Córdoba parece ser el único objetivo en su horizonte, y está dispuesto a cambiar lo que sea necesario para conseguirlo.

La historia de Juez es la crónica de un hombre que, como pocos, sabe cómo navegar en la tormentosa mar política argentina. Con un ojo puesto en la realidad del momento y otro en sus propios intereses, Juez transitó por tantas ideologías y alianzas que parece haber olvidado cuál fue su primer amor político. Pero lo cierto es que, al final del día, el camaleón siempre encuentra su lugar en el árbol, y para Luis Juez, ese lugar parece estar cada vez más cerca de la Casa de las Tejas.

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