El cuento por su autor
El cuento pertenece a La tribu de mi calle (Los Lápices editora, 2024), de reciente publicación, y creo que representa la identidad del libro, ya que los cuentos tienen como escenario un Bachillerato para Adultos en la ciudad de La Plata, donde conviven docentes, preceptores, alumnas y alumnos de diferentes edades y procedencias. Una característica de esos cursos, o de la misma escuela pública. De allí -y desde este oscuro presente- la dedicatoria del libro, “A la escuela pública”. Esos personajes van apareciendo en uno y otro cuento, algunos en roles protagónicos y en otros como personajes secundarios. Conviven, dialogan, debaten en un aula, en la esquina de la escuela, en los pasillos, en una cama, en un remis, en una plaza, en los diferentes trabajos.
Por otra parte, el epígrafe ricotero también se repite en cada cuento, todos llevan citas de canciones de Los Redonditos de Ricota. ¿El motivo? Pensé qué música podía ambientar el libro, y en qué lugares puede convivir tanta diversidad y creo que en un recital de Lo Redondos. Y también es un homenaje a un grupo que, para mí, fue el primer acceso al lenguaje poético. Antes de conocer autores como González Tuñón, Baudelaire o Gelman, conocí la metáfora por las letras de Los Redondos. Aquí mi pequeño homenaje.
Sin mi experiencia como docente posiblemente no hubiese existido este libro, más allá de que es ficción y que cada trama se distancia de situaciones posibles o reales. Este cuento fue uno de los primeros que escribí cuando aún no tenía pensada la idea final del libro. Y sí surgió a partir de un episodio, hace varios años ya, con una alumna de un terciario (Escuela de Danzas Tradiciones de La Plata) donde doy clases actualmente. Era una muy buena alumna y me entregó el examen escrito en silencio y sin ninguna situación extraña. Aparentemente. El examen estaba muy bien, al menos las dos primeras respuestas, pero después ella me advierte, en un breve escrito al final del examen, que no pudo seguir estudiando por un problema de salud -algo escatológico para hacerlo público- y por eso no pudo completar sus horas de estudios. Lejos está de la trama del cuento, pero me despertó la idea a partir de que ella convierte un examen en una confesión. Todo reunido, saber educativo y cuestiones personales, en un examen. Mi experiencia dio el puntapié inicial, lo otro es pura ficción. Como el resto del libro.
Causas y consecuencias
Y hoy come la real manzana/ y no deja ni pepita./
Usa sal de melodrama / pero sin abusar.
“El arte del buen comer”, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.
Parcial de Historia
Emilia Ferrero
08/09//2012
T. Vespertino
1. Describa la trascendencia de la familia López en Paraguay antes de 1865.
El primero de esa familia que llegó al poder fue Carlos Antonio López, en el año 1844 y fue el primer presidente constitucional. Estuvo en el poder hasta su muerte, en el año 1864. Hay muchas opiniones diferentes sobre su mandato. Los que lo defienden, sostienen que fue el presidente que modernizó al Paraguay. Desarrolló la industria nacional, redactó una constitución moderna y formó el ejército más numeroso y avanzado comparado con los otros países del continente americano. Sin embargo, hay opiniones contrarias a su gestión. Pero lamento no avanzar en esta parte y abandonar por un rato el examen. Por un rato y por un buen motivo. Detengo mi respuesta para compartir lo que yo quiero decirle a usted. Puedo continuar detallando las opiniones contrarias a los López en Paraguay y a la llegada de Francisco Solano López al poder. Podría. Aunque una duda me inquieta, es si acaso usted quiere saber lo que yo le quiero contar, y por ahora no se lo puedo preguntar de manera directa. Ahora, al menos no. Durante todo este tiempo fui apenas una testigo, por decisión de Guadalupe, de sus encuentros. Guadalupe Farrero. ¿La ubica? ¿Lo sorprendí, no? Yo fui una confesora de cada uno de los encuentros en su departamento. Le recuerdo algunos datos: parque Saavedra, su departamento de calle 11, los canelones de verdura, los brownies con frutos rojos, el fernet derramado en su camisa. Ahora decido yo el rol a cumplir. Tal vez sepa que en breve quedará libre, por decisión de ella. Ahora yo tomo la palabra. Espero le agrade el enroque.
*Algo me pide María Gabriela, mi compañera de banco. Anda con una caña de pescar buscando algún dato extraviado para comenzar el examen.
2. ¿Qué consecuencias trajo la llegada de Francisco Solano López al poder?
En 1862 murió Carlos Antonio López y el Congreso de la Nación lo eligió presidente a su hijo, Francisco Solano. De esa manera los López continuaron en el poder en Paraguay, período que comenzó en 1844 y continuó hasta 1870. ¿Sigo? Hablando de conquistas, continúo con la otra historia. Yo me enteré del primer encuentro de Parque Saavedra la misma noche del encuentro. O, mejor dicho, la noche anterior, porque antes de ese primer encuentro estuvimos las dos en mi departamento, ya cuando ella lo tenía decidido. Digamos, profe, no fue sólo su capacidad de seducción. Usted la tiene, sin dudas. Pero ella, si le contara… ¿Y qué tenía decidido? Paso a los detalles. Yo le había dicho que usted me parecía atractivo, el más atractivo de todos los profes, un perfil de hombre maduro que me atraía a pesar de la diferencia de edad. Usé la palabra onda, y para ella fue una tentación. O un desafío. Usted un ingenuo seductor, fácil para las palabras, y yo una escritora en potencia, según usted. No sé si acaso seré escritora. Mi abuela leyó ese famoso texto que usted me corrigió, la reflexión sobre las funciones del Estado moderno y su vigencia en nuestro tiempo. ¿Se acuerda? ¿Sabe qué me dijo mi abuela? “Tu madre también quiso ser escritora”. Se imagina que nunca tuve otras palabras de elogios que las suyas, allí yo empecé a considerarlo de otra manera. Y también a mirarlo de otra manera.
Yo escribo, reflexiono y traiciono. Escribo con las virtudes de una escritora profesional. Palabras suyas. Reflexiono con lucidez de filósofa. Palabras suyas. Y traiciono a mi amiga, su futura ex alumna. Tengo en mi celular mensajes de ella y en mi memoria detalles y anécdotas. Puedo recordar cómo a usted le gustaba enredar sus dedos entre su voluptuoso pelo, luego refregarle la nariz por su cuello y seguir jugando hasta terminar en la manzanita. Así bautizó usted al culo de Guadalupe. Manzanita. Puedo decirle que fue ingenioso. ¿Qué puede hacer con esos datos, imágenes y relatos, una escritora con estilo propio y de figura minusválida, perezosa y muy flaca? Usted puede hacer lo que quiera con estas páginas que pretenden ser un examen. Yo también puedo manipular esos otros datos. Además de mi memoria, tengo mensajes de celular y mails. Y también tengo ganas de conocer su PH. Con tantos relatos y descripciones acumuladas, ¿cómo para no tener ganas?
3. ¿Hubo una continuidad entre la política de Francisco Solano López y la aplicada por su padre?
Según las opiniones a favor de los López, el hijo Francisco Solano continuó con la modernización llevada adelante por su padre. De hecho, aprovechó los logros de su padre Carlos Antonio para profundizar el desarrollo de la industria nacional. Instaló los primeros trenes en el país, abrió nuevos astilleros y fábricas textiles. Listo por ahora. Vuelvo a nuestro tema. Que escribo con recursos muy originales, que debo dedicarme a la escritura, que debo hacer un taller literario. ¿Se acuerda de todos esos elogios y consejos? Todos suyos. La cosa comenzó cuando usted leyó mi trabajo práctico al resto del curso, argumentando que pocas veces se encontró con un texto de tanta calidad. Demasiado, profe. Y yo le creí. Incluso me preguntó, antes de retirarse del aula, si acaso escribía también cuentos o poemas, recuerdo cada palabra y hasta el tono de su voz. También me preguntó qué hacía en esta escuela, por qué había demorado en terminar la secundaria, dónde trabajaba. Recuerdo hasta el día de hoy su mueca de extrañeza cuando le dije que trabajaba en un local de pastas caseras. Podría confesarle algunos detalles de mi pasado, como que el estudio no era prioridad en mi familia. Pero prefiero evitar mi pasado. Continúo. Ese mismo fin de semana le pregunté a mi primo, estudiante de Filosofía y que lee todo el santo día, si acaso yo podría ser escritora. Él me dice que me falta leer mucho, que me faltan años de trabajo. Así de sencillo me lo dijo. Por eso preferí creerle a usted. Recuerdo también la forma en que se paseaba por el aula a la vista de todas nosotras. Su camisa de manga corta. El último botón de la camisa desabrochado. La mirada hacia el piso. La camisa verde y a cuadros, la misma camisa que mancharon con el fernet en su propio departamento, la última noche que se vieron con Guadalupe.
Cada uno de sus elogios tuvo sus efectos en mí. Aunque no fueron solo los elogios. No sólo eso. Fue el interés tan particular que usted mostró por mí. Tanto que comencé a creer que usted se movía de un lado a otro del aula por mí, pensando en mí. ¿Pudo haber sido? Sé que no. Pero yo lo creí. Lo creí hasta que me enteré de otros elogios que usted tenía reservados para Guadalupe, Guadalupe Farrero. ¿Se acuerda? Vaya si la conocerá. Y comenzó a conocerla más desde aquel encuentro en el Parque Saavedra, cuatro de la tarde. Y después, el paseo y la invitación a su departamento. Me dijo que usted cocina muy bien, profe. Usted le prometió enseñarle a hacer los brownies con frutos rojos. Cada uno con su talento. Yo, para las letras. Usted, para la cocina y otras cositas. Y Guadalupe, para seducir docentes, con la manzanita que corona su espalda. ¿Usted se imaginó que nosotros nos contamos todo? Todo, lo que se dice todo. En mi departamento, una noche después de terminar la cursada, ella me contó del primer encuentro a la tarde, el segundo encuentro a cenar y de sus mensajitos desesperados cuando ella dejó de responderle. ¿Usted sabe por qué no hubo más respuesta por un tiempo? Ya le voy a contar.
Imagino que lo asusté con la palabra confesión cuando la leyó en la primera respuesta. Palabra grave y dura. O tal vez no le genere nada y esté acostumbrado a este tipo de situaciones. Es posible. O tal vez lleve mañana este examen a los directivos con la intención de sacarse el tema de encima. La veo difícil. Tengo una coartada. O una propuesta. Más adelante, profe, quedan más de treinta minutos de clase.
4. ¿Cuáles fueron las causas del estallido de la Guerra de Triple Alianza?
Una de las principales causas de la Guerra fue Uruguay. Ese país era un territorio donde tanto Argentina como Brasil tenían sus propios intereses y por eso querían un gobierno que respondiera a esos intereses. Y para ello, estos dos países apoyaron a un tal Venancio Flores para una invasión a Uruguay e imponer un nuevo gobierno. Esa posibilidad tenía en guardia a Paraguay. Yo también estuve en guardia desde que Guadalupe me contó de su primer encuentro. ¿Y por qué? Porque yo siempre pensé que era única, al menos en nuestro curso. Pero sus estrategias y la conquista eran para otra alumna, para Guadalupe Farrero, hoy una ex alumna. Y yo sin gloria y en pena me quedé, haciendo honor al lugar de la derrota. Ahora solo tengo la posibilidad de un revés. O una venganza. Aunque primero, la confesión.
A propósito, María Gabriela me vuelve a consultar. La malcrié a Gaby, profe. Se hace la olvidadiza y ahora me pregunta una estupidez aún mayor. Yo sigo escribiendo estas líneas mientras ella cree que estoy compenetrada en las medidas modernas de Francisco Solano López, detallando industrias, fábricas y trenes. Siempre fui buena compañera, por eso susurro y le digo que Carlos Antonio López y Francisco Solano López fueron un calco, apenas lo diferenciaba los nombres de pila. Siempre fui buena compañera, y con Guadalupe supimos ser muy amigas. ¿O usted piensa que yo dije algo a alguien de toda esta historia? Tampoco diré nada ahora, aunque podría y lindo escándalo se armaría. Mejor no imaginar.
Sigo con lo mío, mientras María Gabriela escribe lo que le acabo de decir. Y usted, ahora mira por la ventana y se pone las manos en los bolsillos traseros, luego mira el pizarrón vacío, momento ideal para seguir pasándole info a Gaby. Pero me hago la comprometida con mi examen. Sus manos en los bolsillos traseros: lo miro y pienso en el lugar donde se apoyaron sus manos. Sus manos sobre las partes más eróticas de Guadalupe, mi amiga, su futura ex alumna. Dos sabios en el arte de seducción. Una por joven y ansiosa. El otro, por experimentado. Y yo, tonta espectadora.
5. ¿Por qué se dice que la política de Francisco Solano López molestaba a los países vecinos? ¿Qué intereses había de Inglaterra?
Lo que más molestaba de Paraguay a los países de la región era su independencia económica. Un país sin deuda con ningún país extranjero y una industria nacional en pleno crecimiento eran motivos de sospechas. Tengo más información a compartir. Como se dará cuenta, estudié lo suficiente para una buena nota. Pero no quiero seguir esquivando mi objetivo. Es posible que usted esperara un buen examen, para continuar mi desempeño del primer cuatrimestre. No esta vez. Me causa gracia mi compañera de banco, me hace gestos con los ojos creyendo que todo mi examen es puro contenido histórico. No tiene ni idea en lo que estoy ocupada. Bueno, no quiero distraerlo con Gaby, sé lo mal que le cae, me acuerdo esa discusión cuando ella entró tarde a la clase con un olor a pucho que volteaba a cualquiera y se entreveraron. Ella le contestó con la soberbia de siempre y usted que no pudo contenerse. El origen de un odio mutuo.
Me toca a mí hacer una pregunta: ¿Usted sabe que Guadalupe ya anduvo con algún que otro profesor? Seguramente, usted tendrá sus cuestiones con otras alumnas, me la juego con eso. El tema es que yo no soy su tipo de mujer. Flaca, nariz de águila, muy flaca. Hice dietas para aumentar kilos, pero no dieron buenos resultados. Pero eso sí, con futuro de escritora. ¿Ella le contó? Fue en otra escuela y hace años atrás. En esa ocasión fue un profesor de Biología. Una historia que duró varios meses. Ella estaba en pareja con el padre de su hija, su única hija, y sin embargo le gustaba enredarse en esos asuntos. ¿Cómo terminó todo? Ella dejó la escuela y al tiempo se separó de su pareja. Vio lo que puede la manzanita de Guadalupe. Supe detalles de esa otra historia tiempo después de que se había terminado. Pero con usted fue diferente. Yo supe que se venía el final de esta historia después de la noche de la mancha de fernet en su camisa verde a cuadros. La misma noche en qué fumaron marihuana juntos, aunque ella prefería sal de melodrama compartieron un rico porro (si supiera los dramas que le trajo a Guadalupe la sal que no sala, pero esa es otra historia). La cuestión que usted al otro día se quedó dormido, llegando tarde a quién sabe qué escuela y con la camisa manchada. Y yo con las anécdotas de cada capítulo del romance de la alumna y el profesor. Ella abandonando la escuela. Y yo sin amiga. Me queda Abuela Pilar, pero se imagina que no es lo mismo. Ella sin dar noticias y yo con mucha información acumulada. ¿Usted sabe que viene con un retraso que ya no es normal? Y hasta ahora no tuve más novedades. Y quién sabe qué hará con el embarazo. Yo manejo mis cosas. Cada uno atiende su juego, ¿o no?
Me gusta su materia, profe. Por ejemplo, puedo detallar los intereses enfrentados entre Paraguay por un lado y Uruguay y Argentina del otro. También puedo decirle que ella le mintió, en una sola cosa sí le mintió, que usted le gustó siempre. Mentira, eso vino después, ¿sabe cuándo? Cuando yo le dije que usted me parecía muy sexy, que me calentaba, un profe con toda la onda, ahí empezó su estrategia, su talento de araña. Eso no es ser una buena compañera. Yo sí lo soy, por eso le susurro algo a María Gabriela a sus espaldas. Y le recuerdo a usted que los canelones eran de verdura y a Guadalupe no le gusta la verdura y mucho menos la salsa blanca. Pero ella comió igual en ese segundo encuentro, no le interesaba ni los canelones ni la salsa blanca ni los brownies caseros que le ofrecía de postre*. ¿Sabe que le interesaba? Le interesaba fumar un pucho en mi habitación, a la noche, hasta bien tarde, y contarme. Contarme cada detalle:
-Su bóxer negro roto.
-Los ronquidos a boca abierta.
-Su cama matrimonial.
-Los almohadones con olor a rancio.
-Las medias sucias echadas bajo la cama.
-Un inodoro con restos de mierda.
-Una foto suya en un puente de París.
-La heladera con muchas mandarinas y una botella de cerveza por la mitad.
Ustedes en esas cuestiones y yo, y escribiendo excelentes trabajos prácticos.
*Me gustan los canelones de verdura, profe. También los brownies, los frutos rojos, y más aún los brownies con frutos rojos. Mis nalgas son flacas y rectas, no hay manzanita al final de mi espalda. Pero todavía me queda alguna esperanza.