La inflación en diciembre fue de 2,7 por ciento, según el cálculo del Indec. Se consolida así una tendencia a la desaceleración que permitió al Banco Central reducir el ritmo de devaluación del dólar oficial del 2 a 1 por ciento mensual, según anunció también este martes. La inflación anual fue 117,8 por ciento, contra el 211,4  por ciento alcanzado en 2023, incluído el salto del 25,5 por ciento de diciembre de ese año, producido por la liberación de precios y brusca devaluación resueltas en la primer semana de gobierno de Javier Milei. 

En el cuarto trimestre del año los precios subieron en promedio 2,6 por ciento versus un aumento en el tercer trimestre de 3,9 por ciento y en el segundo de 5,9 por ciento. 

El Gobierno obtuvo su gran logro de política económica con la estabilización de los precios. La desaceleración inflacionaria se logró gracias al retraso cambiario que mantuvo a raya a los demás precios de la economía: luego de una devaluación del 118 por ciento en diciembre de 2023, a lo largo de 2024 el tipo de cambio subió apenas un 25 por ciento. Otro factor clave para explicar la dinámica inflacionaria es la recesión inducida por las políticas del Gobierno a través de un ajuste fiscal extremo y retracción de la emisión monetaria, generando no solo despidos masivos en el sector público, sino además pérdidas de empleos privados que duplicaron a los anteriores.

La contención de la suba de precios en 2024 por vía de la recesión interna tuvo impacto muy desigual en diferentes sectores. Por ejemplo, en el rubro de Prendas de vestir y calzado la inflación anual fue 84,5 por ciento y en Equipamiento y mantenimiento del hogar (básicamente electrodomésticos) fue 85,7 por ciento anual.

En cambio, en los llamados precios regulados, cuya variación se define por políticas oficiales, se observó un aumento mucho más agresivo por la política de eliminación acelerada de subsidios a los servicios residenciales. Así, se verificó un aumento del 248,2 por ciento en el item Vivienda, agua, electricidad y otros combustibles, que concentra las tarifas de los servicios públicos y el valor de los combustibles.

La variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) en 2024 habría sido mayor si la canasta, en base a la cual se elabora, hubiese captado mejor la incidencia de los servicios en los patrones de consumo actuales. El peso de los servicios pondera más en la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHO) realizada en 2018 que en la ENGHO 2005 que se utiliza en el cálculo actual del índice.

Al comparar las categorías de Bienes y Servicios puede verse esa diferencia: la inflación en Bienes finalizó en 96,3 por ciento anual en 2024 versus 189 por ciento en el caso de los Servicios.

Esta diferencia en la evolución de los precios también se verificó en el mes de diciembre y en las estimaciones del Indec por rubro. El aumento promedio en Vivienda, agua, electricidad y otros combustibles fue el más elevado entre los distintos rubros, con el 5,3 por ciento en relación a los precios de noviembre. El rubro Comunicaciones, otro de los correspondientes a la órbita de precios regulados, reflejó un incremento mensual del 5 por ciento. Inmediatamente por detrás de éstos se ubica otro sector de servicios, pero en este caso privados, pero con fuerte incidencia estacional, como es Restaurantes y Hoteles, que observó un aumento en el último mes del año del 4,6 por ciento.

Por detrás, y ya más cerca o por debajo del aumento promedio del IPC, se ubicaron Recreación y Cultura, con el 2,8 por ciento; Alimentos y bebidas, 2,2 por ciento (influenciado justamente a la baja por la caída del consumo); Transporte, 2,2 por ciento (aumento inferior al 3,4 de noviembre); el rubro Educación movió sus precios en un 2,2 por ciento (infuenciado por aumentos autorizados en CABA y provincia de Buenos Aires en las cuotas de los colegios privados).

Si se analiza el IPC según la división entre Estacionales, inflación Núcleo y Regulados, en diciembre la primera apuntó deflación por segundo mes seguido, al registrarse una variación negativa de 1,4 por ciento explicada por caídas fuertes en el kilo de tomate redondo (37,5 por ciento), cebolla (16,3) y papa (12,6 por ciento). En tanto los precios Regulados –que contienen a los servicios públicos y transporte- subieron 3,4 por ciento en el mes. Por su parte, la inflación Núcleo que aparece como la variable objetivo de la política económica porque no tiene la volatilidad de los precios estacionales ni la discrecionalidad de los regulados se ubicó en 3,2 por ciento en el mes (y cierra el trimestre en torno a 3 por ciento, algo por encima del promedio del IPC).

Los funcionarios del Gobierno salieron pronto a celebrar el dato de la inflación en las redes. El ministro de Economía, Luis Caputo, fue por demás estridente: “Esto se da en un mes en el cual el índice (IPC) presenta una estacionalidad positiva, vinculada a las fiestas y al inicio del período de vacaciones de verano, y en un contexto donde tanto la actividad económica como los ingresos reales de la población presentan una fuerte recuperación”, apuntó. “A diferencia de otras oportunidades, el crecimiento en los ingresos reales de la población y el crédito al sector privado se da como consecuencia, y no en detrimento, del orden macroeconómico”, continuó realzando una supuesta reactivación económica. Otro dato que aportó el ministro fue que “la inflación anunciada hoy fue la menor para un mes de diciembre desde 2018”.