Agustín De la Encina Capelletti creció en una familia de clase media rosarina, emprendedora. Heredó el espíritu de progresar en lo económico y se lanzó al mundo laboral apenas egresó del Centro Educativo Latinoamericano. A los 17 empezó como ayudante en una empresa de software, siguió en la academia de conductores de su madre, y luego se largó a la venta de seguros de manera independiente. Pero en agosto del año pasado un tribunal federal lo condenó a 4 años de prisión por tráfico de drogas. Terminó preso en la Unidad Penitenciaria Nº 11, en Piñero, hasta que ayer otro detenido lo apuñaló fatalmente. Murió en el hospital de emergencias Clemente Álvarez, con múltiples heridas de faca en el cuerpo.
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