Desde Roma

En la audiencia pública que hace todos los miércoles, el Papa Francisco recordó este miércoles a todos los niños que son explotados y esclavizados en el mundo pero no dejó de citar en particular a un nene argentino de 5 años, Loan Danilo Peña, desaparecido en Algarrobal, provincia de Corrientes, el 13 de junio de 2024, sin que su familia todavía tenga alguna noticia.

“Una de las hipótesis es que se lo llevaron para extraerle los órganos para hacer trasplantes. Y esto se hace, ustedes lo saben, esto se hace. Algunos vuelven con una cicatriz, otros mueren. Es por eso que me gustaría recordar hoy a Loan”, dijo Francisco. Han pasado 216 días desde que desapareció cerca de la casa de su abuela, y la familia lo sigue buscando desesperadamente.

Según la agencia vaticana Vatican News, el 23 de junio de 2024 la Comisión Episcopal de la Pastoral de Migrantes e Itinerantes de Argentina expresó su consternación por el hecho e interpelaron a funcionarios de la justicia, del gobierno y de las fuerzas de seguridad, pidiendo además a todos los ciudadanos a comprometerse en la búsqueda de Loan. También la Conferencia Episcopal Argentina y otras organizaciones de la Iglesia se ocuparon --dijo Vatican News-- estimando como imprescindible un compromiso más concreto y activo de parte del Estado sobre este tema, además de contar con personas preparadas para afrontar el problema a nivel nacional. Igualmente se destacó la necesidad de tener un presupuesto adecuado para la prevención del problema, la persecución penal y la asistencia de las víctimas.

La explotación infantil

Hay muchas formas de explotar a los niños, obligándolos a trabajar como esclavos, destinándolos al abuso sexual, etc.

“Hoy en el mundo hay cientos de millones de niños obligados a trabajar, muchos de ellos expuestos a trabajos peligrosos. Para no hablar de los niños y las niñas que son esclavos del tráfico de seres humanos para prostitución y pornografía, y de los matrimonios obligados. El abuso de los niños, no importa de qué tipo sea, es un acto despreciable, un acto atroz, no simplemente una plaga de la sociedad, es un crimen”, dijo Francisco. 

Son los más pequeños los que pagan el “precio más alto” a nivel de la pobreza y en las familias cuyos padres no encuentran trabajo. Para “construir un futuro mejor” es necesario “combatir la explotación, especialmente la infantil”, porque así se podrá construir un futuro mejor para toda la sociedad, explicó el Papa. 

Es necesario “despertar las conciencias”, el abuso de los niños es tremendo, dijo además, llamando a todos a “no ser cómplices de la explotación infantil” y a los periodistas a hacer conocer estos problemas, a denunciarlos. “Muchos Estados y organizaciones internacionales ya han promulgado leyes y directivas contra el trabajo infantil, pero se puede hacer más --destacó--. Exhorto a los periodistas a que cumplan con su parte: pueden ayudar a tomar conciencia sobre el problema y a encontrar soluciones. No tengan miedo, denuncien, denuncien estas cosas.” 

No es la primera vez que Francisco recuerda a los niños explotados. Hace una semana, sólo por dar un ejemplo, en un encuentro en el Vaticano con peregrinos de todo el mundo, hizo especial mención de la explotación infantil, en particular en el sector de producción de alimentos y textil. En este contexto dijo que él conoce un país de América Latina, pero no lo mencionó, donde los niños son esclavizados para cosechar arándanos, también llamado mirtillo o berry azul. Se sabe que los principales productores de arándanos de las Américas son Estados Unidos, Perú y Canadá, según datos oficiales.

“En nuestras sociedades, por desgracia, hay muchas formas de abuso y maltrato de menores. El abuso de menores, sea cual sea su naturaleza, es un acto despreciable y atroz. No es simplemente una lacra de la sociedad y un crimen; es una gravísima violación de los mandamientos de Dios. Ningún menor debería sufrir abusos. Un solo caso, ya es demasiado”, dijo Francisco.

No ser cómplices

El Papa argentino insistió en la importancia de no ser cómplices de las explotación que sufren los niños. Y ¿cómo se puede contribuir? Entre otras cosas no comprando productos que se sabe que necesitan del trabajo infantil, para lo cual es importante saber de dónde viene cada producto. “Muchos dirán que el acto de una sola persona no puede conseguir mucho. Es verdad, pero cada uno puede ser una gota y muchas gotas juntas pueden hacer un mar”, subrayó el Papa. También es necesario implicar a las instituciones, incluidas las eclesiásticas, y a las empresas que pueden contribuir por ejemplo cambiando sus inversiones hacia empresas que “no utilicen ni permitan el trabajo de menores”, añadió.

Francisco concluyó su mensaje citando un texto referido a los niños, de la Santa Madre Teresa de Calcuta que en 1979 recibió el Premio Nobel de la Paz y siempre se ocupó de los pobres: 

"Pido un lugar seguro donde poder jugar. Pido una sonrisa de alguien que sepa amar. Pido el derecho a ser un niño, a ser la esperanza de un mundo mejor. Pido poder crecer como persona. ¿Puedo contar contigo?".