Luego del tenso momento que se vivió en el Festival Nacional de la Papa, en Villa Dolores, Córdoba, cuando Amira Oggas, una de las embajadoras salientes, decidió sacar los trapitos al sol y acusó a las autoridades de la municipalidad de no darle al evento "la importancia que se merece", el intendente local Maximiliano Rivarola, anunció que en la próxima edición no se elegirán "soberanas". En su lugar, explicó el funcionario, se elegirán a "alumnos que alcancen sus mejores promedios y por jóvenes solidarios”. "Nos enseñaron que éramos la voz del pueblo, pero nos mandan a callar. No tiene sentido”, sostuvo Oggas, tras conocerse la decisión del gobierno municipal, que quedó muy lejos de un meaculpa o un pedido de disculpas.
En un extenso comunicado difundido en sus redes sociales, Rivarola señaló: “Comentarles que en la próxima edición, no elegiremos soberanas del Festival. Estos lugares serán ocupados por alumnos de Villa Dolores que alcancen sus mejores promedios y por jóvenes solidarios; no estamos dispuestos a exponer a nuestros chicos a los estilos tradicionales de elección de una manera tan innecesaria; en donde sólo se contempla la belleza, denostando, en algunos casos, el esfuerzo y la inteligencia”.
También dijo que “si hubo algún tipo de error, se asume y se mejora” a la vez que apuntó contra las jóvenes: “La obsecuencia y el oportunismo no deben ser la herramienta de nuestro futuro”.
La respuesta del intendente es una clara reacción al escándalo que se desató el pasado fin de semana, cuando minutos antes de entregar sus atributos, la segunda embajadora, Amira Oggas, comenzó a leer una carta contra el gobierno municipal con una fuerte denuncia: “Con todo respeto, debo decir que me arrepiento de haberme involucrado en un mundo irreal. Desde mi vivencia puedo afirmar que la municipalidad no le da al festival la importancia que se merece”, lanzó.
Desde la organización, intentaron censurar su discurso: primero le bajaron el volumen, luego el conductor del evento le sacó el micrófono y le pasó la posta a Milagros Bucco, la primera embajadora, quien tuvo un gran gesto y le devolvió la palabra a su colega para que pueda terminar con su discurso.
Entre aplausos y abucheos, Oggas continuó. "Desde el comienzo todo fue complicado”, sostuvo y detalló que el día de la elección no les entregaron “ni un clavel” y que tampoco tuvieron la oportunidad de decir “ni una palabra”. También, que nunca les dieron difusión ni espacio para promover a la ciudad y su festival, y que vivió ocasiones “difíciles”. “En varios momentos no nos proporcionaron ni comida ni bebida y en muchas ocasiones nuestra coordinadora Lara Sánchez tuvo que sacar de su propio bolsillo para cubrir nuestras necesidades básicas. Esto no debería haber pasado en un evento de tal relevancia”, cargó contras las autoridades locales.
La joven, que tiene 18 años y estudia Ingeniería Agronóma y Licenciatura en Comercialización y Marketing en la Universidad de Córdoba, agregó que tampoco pudieron ser verdaderas embajadoras: “Las invitaciones nunca faltaron, pero el contador de la municipalidad no quiso autorizar casi ninguno de los viajes”.
Las repercusiones del hecho no tardaron en llegar: el video del momento se difundió masivamente en las redes sociales y hubo quienes felicitaron a las jóvenes por la valentía: “Era el único momento para hablar y decir la verdad”, dijeron en una entrevista con elDiarioAR.
Asimismo, se refirieron a las "consecuencias" que tuvo el episodio tras la drástica decisión de Rivarola, quien argumentó un "cambio de criterio" en la elección de una persona para representar a una localidad y desestimó la belleza. “Cuando nos postulamos nos dijeron que no nos iban a elegir por la belleza, sino por cómo nos desenvolvíamos y ahora salieron a decir que nos eligieron por la belleza”, retrucó Oggas.
La joven, además, se metió de lleno en el conflicto y dio más precisiones respecto a lo que debió soportar desde su elección. Además de las negarivas para los viajes por "falta de presupuesto", relató varias situaciones de destrato: “El intendente ni siquiera sabía quiénes éramos, no nos saludaba. Teníamos que ir, sacarnos una foto y partir para nuestra casa. Creo que eso no es el trabajo de una embajadora”, cuestionó.
Oggas, dijo, tenía expectativas de “mezclarse con el pueblo”, quería “preguntarles cómo la estaban pasando o escucharlos”. “Porque nos enseñaron que éramos la voz del pueblo, pero nos mandan a callar. No tiene sentido”, insistió.
También, contó que, durante el año pensó en abandonar varias veces, pero continuó. “Mi papá me enseñó que lo que se empieza se termina, y yo terminé”, explicó. Pese a la frustración está conforme con su desempeño. “Las veces que pude poner a Villa Dolores en lo más alto, lo hice”, agregó, aunque confesó: “Nos cansamos”.