A nueve años de la detención de Milagro Sala, el periodista y conductor de La Mañana, Víctor Hugo Morales, le brindó un homenaje como se merece, y apuntó a todas las figuras que fueron, según sus palabras, "responsables" del hecho. 

El editorial de Víctor Hugo Morales

Lo increíble y lo notable es que han pasado nueve años ya. Nueve años bien distintos. Por un lado, quien les habla no puede creer que pasaron nueve años. Tanto tiempo.

Que hace nueve años estaba ahí, en la Plaza de Mayo, hablando a mucha gente con la ilusión de que la iban a liberar al día siguiente. No había causas, iban a tener que inventarlas. Era imposible que siguiera presa, decíamos. Y de pronto ya pasaron nueve años, de Macri, Morales, Massa. Todos ellos responsables.

Nueve años bien distintos, porque para Milagro han transcurrido con la lentitud de la espera. Un paquidermo prehistórico que mueve una pata cada mil años.

Uno recuerda a Sanz, el radical, reconociendo que no había pruebas, pero que después la iban a conseguir.

Nunca se había visto: poner presa a una persona y después salir a buscar las pruebas. Se ponía en marcha la infamia de un laboratorio del neoliberal tiempo asesino, de la verdad y de la vida. Las comisiones interamericanas, generalmente de una gran inutilidad. Yo escucho comisión interamericana de derechos humanos y me broto. No sirve para nada.

La exasperación que provoca la lucha por los derechos humanos cuando no son satisfechas esas luchas, esos esfuerzos.

Los organismos de justicia supranacionales, Alberto Fernández, nadie sirvió para nada. Milagro sigue presa.

Las obras se mueren en la noche de Jujuy. Cada día amanecen más tristes. La destrucción ha sido impiadosa, borrachos de poder que llegan a la madrugada y rompen todo por puro odio.

La gente de Magnetto filmó a Milagro retirando la plata para sus trabajadores en un banco y lo presentaron como un robo de película. Y con esa imagen, influyeron en una opinión pública devastada por las mentiras.

Hasta la Corte delincuencial, la Corte Suprema en la Argentina le pareció un mamarracho la causa emblemática de los huevazos. Un esperpento moral de Gerardo Morales Pero ya es tarde para todos.

Una justicia así de lenta no es justicia.

Lo único que podemos hacer hoy, si no se puede ir a la marcha, es tomar la computadora -vamos, hágalo, trabaje de ciudadano- y busquen la toma aérea de la obra de Milagro Sala.

Hagámosle el homenaje que la admiración permite. Sepamos profundamente en nuestro corazón el grado de perversión que fue necesario para convertir una hazaña en un pedazo de olvido del propio país.