El Gobierno de Javier Milei avanza una vez más contra el hospital Laura Bonaparte, especializado en salud mental. Tras intentar, sin éxito, cerrarlo en octubre pasado, ahora despidió a 200 trabajadores, provocando un vaciamiento y la imposibilidad de prestar servicio con normalidad.
Así lo explicaron por la 750 los propios trabajadores del instituto, lo mismos que meses atrás lograron, tras una lucha intensa de varios días, revertir una decisión que hubiese dejado sin atención a miles de familias y que ahora se encuentran, otra vez, bajo la mira del ajuste.
Leonardo Fernández Camacho, trabajador del hospital y delegado general de ATE, explicó por La Mañana que los 200 despidos implican un “recorte extraordinario” que se traduce en “perder la operatividad del hospital”.
Y añadió: “Como el sector del tercer nivel que somos no podemos funcionar. Entre los despidos hay psicólogos, psiquiatras, médicos generalistas, odontólogos. No podemos funcionar. Nosotros casi no tenemos más para que sigan los despidos”.
Para Fernández Camacho, ahora la lucha va a continuar como en octubre pasado: “Tuvimos una asamblea en la que decidimos permanecer. Hasta que no tengamos contacto con alguna autoridad del ministerio nos vamos a quedar acá”.
Por su lado, Alejandro Sapere, psicólogo y trabajador del hospital desde hace 32 años, dijo al móvil de la 750 con la voz quebrada: “No fui afectado en lo personal. Pero sí este hospital tiene una historia muy fuerte. De alguna manera marca ya mi epílogo como trabajador”.
Tras lo que lamentó el impacto que tendrá esta decisión: “Uno intenta tirar la posta. Han despido a 200 compañeros que entraron hace cuatro años, en la gestión de Alberto Fernández. Es como que te liquidan una generación. Eso es lo que de alguna manera nos afecta”.
“Es como la posibilidad de que se aborte todo lo que habíamos sembrado. Igual el amor vence al odio y va a volver a crecer el pasto. Va a volver a brotar. La salud emparentada con los derechos humanos, ese es el modelo que quieren desterrar, porque no garpa desde el punto de vista económico. Nosotros sabemos que el mejor medicamento es la vacuna del amor,”, añadió.
Por su lado, Daniela Moiguer, licenciada en psicología y trabajadora despedida en esta última ronda de crueldad, puso el foco en los más afectados: los pacientes. “Es un hospital que trabaja la temática de salud mental de forma integral y con mucha humanidad. Yo trabajé mucho para llegar a este lugar. Estoy afectada por los pacientes a quienes fui pensando cómo abordar esta situación”.
“Ellos desde octubre que se encuentran en un estado de alerta y en toda entrevista se da alguna referencia a cómo está el hospital. Y desde ya estoy pensando cómo abordar esto con los pacientes, sabiendo que queda una planta reducida”, finalizó también ante la pregunta del móvil.
Informe Marisol Juárez para la 750