En la Ciudad de Buenos Aires, alcanzar la categoría de "clase media" parece más un sueño lejano que una realidad tangible. Según el último informe del Instituto de Estadística y Censos de la Ciudad (Idecba), en diciembre de 2024, una familia tipo necesitó $1.643.939,75 para ser considerada de clase media. Esto sin contar el valor del alquiler.

La inflación, con un acumulado interanual del 136,7%, no afloja el ritmo y continúa devorando los bolsillos porteños. Mientras el aumento mensual de precios alcanzó el 3,3%, los rubros más sensibles como alquileres, tarifas de servicios públicos y alimentos básicos siguen liderando los incrementos. El dato no sorprende: en un contexto donde la carne sube más rápido que las esperanzas de estabilidad económica, la clase media parece una categoría reservada para unos pocos elegidos.

Ser clase media: ¿privilegio o mito?

El cálculo del Idecba considera un hogar compuesto por dos adultos económicamente activos y dos menores, propietarios de su vivienda. Pero, ¿qué pasa con quienes alquilan?

Según el último informe de Zonaprop, el alquiler promedio de un departamento de tres ambientes en la Ciudad superó los $800.000. Sumado al ingreso necesario para cubrir la canasta de clase media, esa familia tipo debería percibir $2.443.000 mensuales. Y eso, sin mencionar imprevistos, vacaciones o el gustito de pedir delivery un viernes por la noche.

Mientras tanto, las cifras de indigencia y pobreza también son alarmantes. Una familia necesitó $556.885 para no ser indigente, lo que apenas cubre la alimentación básica. Para superar la línea de la pobreza, el umbral subió a $1.047.981. Y, entre medio, los "no pobres vulnerables" y el "sector medio frágil" parecen categorías inventadas para dar algo de consuelo estadístico a quienes apenas logran respirar financieramente.

Una economía que no da tregua

La política económica del último año apuntó a desacelerar la inflación, pero los resultados no logran reflejarse en la vida cotidiana. En un escenario donde el transporte, la salud, la educación y otros servicios esenciales siguen subiendo, la calidad de vida se deteriora. 

Mientras algunos miran con recelo a quienes ingresan en el segmento de los "acomodados" (más de $5,2 millones mensuales), la gran mayoría lucha por no caer del frágil equilibrio entre pobreza y vulnerabilidad.

En la Buenos Aires de 2025, ser clase media no solo implica un esfuerzo titánico, sino que también pone en evidencia una realidad cada vez más desigual. Porque, aunque el Idecba diga que "con esto alcanza", el día a día demuestra que, para muchos, llegar a fin de mes sigue siendo una utopía.

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