A 10 años del suicidio del exfiscal Alberto Nisman, el periodista y conductor de La Mañana, Víctor Hugo Morales, analizó el transcurrir de la investigación judicial y su utilización mediática y política para que los diferentes sectores se lleven una ventaja de una escena que, a todos luces, no puede catalogarse como homicidio.

El editorial de Víctor Hugo Morales

Decía Raúl Kollman el viernes que, a diez años de la muerte de Nisman en su departamento, dos constantes se mantienen: el nulo sustento a la acusación de asesinato y la utilización del caso políticamente.

Agrego (yo) que la democracia fue masacrada por la mafia mediática y judicial. El país fue transformado a partir de las tragedias de Cromañón, Once y Nisman. Lo que sucede hoy es un desprendimiento del poder desenfrenado y la astucia de verdaderos delincuentes de los medios. Empezando por Héctor Magnetto.

Pensemos que se cumplen diez años y aún no hubo juicio oral, a pesar de haber un acusado como Lagomarsino. Si fueran a juicio, harían un ridículo que no se animan a afrontar.

No tienen nada. Solo el suicidio de un hombre aferrado al arma que pidió desesperadamente. Nisman se paró frente al espejo y huyó, con ese disparo, de todo lo que perturbaba su mente. Una mano sostenía la otra, y, después de apretar el gatillo, solo quedó cubrirlo con una sábana y fabricar el grupo de mentiras más desaforadas que se hayan conocido. Diez años después, no pueden ni podrán ir a juicio oral.

Y ahí aparece Eduardo Taiano es un fiscal que representa la desquiciada y delincuencial apariencia judicial de la Argentina. Repite una larga serie de especulaciones que ya fueron desmentidas.

No puede explicar nada. Cómo alguien podría haber entrado al edificio sin ser visto, subir al piso 13 sin dejar rastros, salir más tarde sin que aparezca una sombra en el edificio, el barrio o la ciudad.

Tampoco puede explicar cómo ese supuesto comando habría abierto un departamento cerrado por dentro. Fue la madre quien debió ir a buscar las llaves a su casa y llamar a un cerrajero para empujar desde afuera las llaves que quedaron en la cerradura interna.

Recuerdo la discrepancia que tuve con Lanata al día siguiente del suicidio: sé que son oyentes curiosos, así que si quieren leer el cuento La tragedia de la calle Morgue de Edgar Allan Poe, verán cómo, en un caso de crimen con puerta cerrada por dentro, una anciana y su hija fueron asesinadas. Al final, el escritor da la solución con simpleza.

Volvamos a Nisman. ¿Cómo habrían entrado al baño? ¿Cómo convencieron a Nisman de aceptar su muerte? ¿Por qué lo habrían hecho con la pistola que él mismo pidió desesperadamente? Y si Nisman no hubiera conseguido una pistola, ¿qué habrían hecho? ¿Esperar al lunes para que él siguiera buscando un arma?

¿Cómo habrían abandonado la escena del crimen sin dejar rastros, en un baño pequeño lleno de sangre, con la cabeza de Nisman recostada contra la puerta? Todos los estudios serios y las evidencias indican que Nisman se disparó a sí mismo, parado frente al espejo.

¿Cómo tapa Taiano semejante cuadro? Alega irregularidades en la investigación, menciona a los servicios de inteligencia e imagina un largo listado de complicidades. Taiano, al servicio del poder, vuelve a señalar a Diego Lagomarsino porque le prestó el arma a Nisman.

Pero no puede responder por qué alguien prestaría un arma registrada a su nombre para cometer un crimen. ¿Por qué la casualidad? ¿Por qué Nisman lo llamaba apurándolo para que trajera el arma?

Como dice Raúl Kollmann, el fiscal Taiano disfraza, esconde o altera las conclusiones centrales de los estudios más serios sobre la causa Nisman:

  • El Cuerpo Médico Forense respondió que no hay ningún elemento que indique que Nisman fue asesinado.

  • La junta criminalística de la Policía Federal estableció que no había ninguna otra persona en el baño al momento del disparo y describió la posición exacta de Nisman frente al espejo.

  • Aunque se dice que no había rastros de fulminante en las manos de Nisman, el Instituto Forense de Salta —que tenía el mejor equipamiento de la época— encontró partículas consistentes con residuos de disparo en ambas manos. Nisman sostuvo el arma con las dos manos: accionó con la derecha y la sostuvo con la izquierda.

  • Extrañamente, el informe de Taiano ignora declaraciones clave, como la del cerrajero. Omite que Sara Garfunkel, madre de Nisman, explicó cómo se abrió el departamento.

  • El primer funcionario que llegó fue el juez Manuel de Campos, a la medianoche, y a la 1:20 la fiscal Fein. Que inmediatamente dijo que no había nada que pudiera sustentar que en el baño había otra persona. No se animaba a decir que era un suicido y punto. Fein ordenó que primero filmaran y luego entraran. Puede haber cuestionamientos a la tarea realizada, pero es ridículo pensar que hubo complicidad entre 88 personas.

  • También omite detalles sobre los intentos previos de Nisman de conseguir un arma y los análisis informáticos que demuestran que las conexiones a su computadora se hicieron físicamente desde su equipo. Era un hombre que, por todo lo que le estaba pasando, se quería suicidad.

El único gesto de dignidad, por lo menos de los últimos años de su vida, también se lo robaron. Porque hay algo de respeto de una persona que se suicida por las circunstancias que se le vinieron encima. Pero eso también lo quitaron a Nisman.

El fiscal insiste con el informe disparatado de Gendarmería, lleno de contradicciones y errores, que ni siquiera fueron defendidos bajo juramento. Por ejemplo, se mencionó el uso de ketamina sin explicar ni la dosis ni el método, y se habló de una fractura en la nariz que nunca existió. Nisman se dejó matar con una mansedumbre llamativa, Es un relato que se desmorona ante las evidencias.

Ahora apareció otra vez en la mafia de Clarín el aire acondicionado. Muchas charlas hice sobre el aire acondicionado. La gente se mataba de risca. Porque se sumaba al cuento del pasillo y del chino que vivía al lado. El fiscal menciona una pequeña puerta donde estaban los aires acondicionados.

El informe indica que se detectaron viejas pisadas. Algo que se determinó por el polvo que había en el lugar. Además, si había algo con el japonés, puede explicar por qué nunca declaró. Estuvo todo el fin de semana en su departamento, solo salió cuando el fiscal y estaba muerto.

Y el pobre Lagomarsino. Debe ser de lo más grandes sufrimientos por la brutalidad de la injusticia sufrida contra él. El jefe le dice que necesita un arma. Y lo manda a buscarla. Y cuando se demora, Nisman lo apura. Y después se va del edificio. Lo tomaron todas las cámaras. Y después la autopista, cada una de las cámaras.

Por supuesto que Taiano se agarra de este único hilo conductor y no tiene respuesta a lo más lógico: por qué prestaría su arma registrada a su nombre. En la causa, Taiano reconoce que Lagomarsino no estaba con Nisman en el momento de la muerte.

Después vamos a ver políticamente qué es lo que ha ocurrido, porque el tema no terminó nunca. Están con todo tipo de inventos. Al día siguiente, bajo la lluvia y gritando asesina, asesina, caminaban fiscales y políticos.

Los fiscales son los de Comodoro Py, empleados de Macri. Pero también estaban los candidatos a Presidente. Iban, suficiente, pidiendo la verdad: Massa, Macri, Cobos, Binner, Carrió. Todos pensando que con la mentira que se estaba construyendo estaban apostando a la falsedad de un crimen para ver si alguno de ellos se posicionaba a fin de ese año como presidente de la república. Ocurrió, finalmente porque el mismo día que Nisman se dio la muerte, Macri empezó a ser presidente de Argentina