Definitivamente, esto no va. El gobierno nacional habilitó la apertura de cajas de ahorro para adolescentes entre 13 y 17 años, de manera gratuita y sin autorización de padres o tutores. ¿Hizo algo el presidente Milei para fomentar el deporte entre los pibes? ¿Facilitó el acceso a la educación, al aprendizaje de oficios, a la alfabetización digital? ¿Fomentó la creación artística, la actividad literaria, el pensamiento crítico? ¿Mejoró y amplió el sistema de salud al que los adolescentes varones acceden solo cuando están en riesgo? Muchas preguntas y una sola respuesta: no, no hizo nada, por el contrario empeoró lo que ya había en todos esos sectores. La primera y única medida dirigida a los chicos que tomó Milei en un año de gestión pinta de cuerpo entero los intereses de LLA y sus aliados: el desinterés por el bienestar de los adolescentes y --no por último, menos importante-- que los Milei, los Caputos y compañía viven en una nube de pedos sobre el estado de situación de uno de los grupos etarios que peor la está pasando.
Con una rapidez digna de mejores causas, los bancos van a promocionar el “servicio” repitiendo lo que dice el gobierno en sus páginas oficiales sobre la educación financiera. Se tirarán sobre el nuevo sector de clientes, seduciéndolos, atrayéndolos a sus cajas de ahorro, más cool que las otras. Comportándose --utilizo una metáfora que seguramente el presidente Milei sabrá apreciar-- como pedófilos financieros.
Nadie está en contra de cualquier forma de conocimiento. Un mundo cambiante, dominado por las finanzas internacionales, el auge de las criptomenedas y la digitalización de todo intercambio económico, amerita la formación desde la adolescencia. Al fin y al cabo, los que tenemos cincuenta y pico o más recordamos con cariño aquellas libretas de ahorro en las que pegábamos sellos, con las que nuestros padres nos enseñaron a ahorrar.
Pero toda educación debe estar conducida y monitoreada por el sistema educativo y los propios padres, tal como ocurre en otros temas. Permitir que un chico tenga una caja de ahorro sin supervisión es en su formación económica como reemplazar la educación sexual con los videos porno que cualquier pibe o piba puede encontrar en internet (propuesta de Ramiro Marra, por otra parte). Estamos a diez minutos de que el gobierno anuncie el reemplazo de las academias de manejo por la saga de Rápido y Furioso. ¿Viste dos Rápido y Furioso?, licencia de conducir. ¿Viste cuatro películas de la franquicia?, licencia profesional. ¿Las ves en inglés y sin subtitulados?, licencia internacional.
El elemento más disonante de este nuevo anuncio es, sin duda, que los adolescentes puedan acceder a una cuenta bancaria sin necesidad de la autorización paterna. Es decir, lo pueden hacer a escondidas de sus propios padres. ¿Qué otra actividad legal conocen que los menores de edad puedan practicar sin la supervisión o el visto bueno paterno? Tal vez haya alguna, pero en este momento no se me ocurre ninguna. Porque sin autorización de los mayores no pueden casarse, ni donar órganos, ni mucho menos venderlos (ay, lamento estar dándole una idea a la gestión mileísta). Según el oficialismo, si sos adolescente tampoco podés leer literatura donde los personajes cogen, ni enterarte de lo ocurrido en la historia argentina reciente. Pero podés tener tu cuenta bancaria y acceder a importantes descuentos en compras. Por cada amiguito que traigas al banco, te regalaremos un peluche de Conan.
No quieren crear ciudadanos con habilidades financieras sino consumidores endeudados, alimentar la voracidad de los bancos y --en un futuro cercano-- de las fintech como Mercado Pago, que no van a querer quedarse afuera del negocio. Y todo esto en el mejor de los casos. Las consecuencias de esta medida pueden ser aún más graves.
El auge de los juegos de azar online no parece ajeno a esta cruzada a favor de bancarizar adolescentes. Con una caja de ahorro lejos de la mirada orientadora de un adulto, un chico puede utilizar el dinero (bien o mal habido) en alguna plataforma de juegos de azar. Gran cantidad de niños y adolescentes son hoy víctimas de la ludopatía, gracias a los inexistentes controles estatales y a los muy bajos niveles de escrúpulos de las propias empresas de juego. Facilitarles mecanismos y herramientas para que los chicos entren en ese mundo es, además de muchas otras cosas, una hijaputez.
Los que deben estar muy contentos son los narcos y lavadores de dinero. Si ya les resulta muy fácil encontrar quinceañeros dispuestos a vender droga, ser campanas e incluso convertirse en sicarios, ¿cómo no van a conseguir usar las cajas de ahorro de menores de edad? El chico saca la caja de ahorro, el narco de turno le dará unos mangos y se quedará con el uso de la cuenta. Deposita en efectivo en esa cuenta y envía a otra cuenta cuyo titular es otro menor. ¿Te dedicás a la venta minorista de droga? Bueno, pedile los datos de su cuenta a tu sobrinito y le transferís el pago de tu proveedor a la cuenta del chico que contrató.
Suponiendo que un narco pueda conseguir unos trescientos pibes que hagan esto puede mover sin que ARCA (ex AFIP) ponga sus ojos sobre esas transferencias por un valor anual de mil cuatrocientos millones de pesos al año. Más de un millón de dólares. Multipliquen por la cantidad de “empresarios” y “emprendedores” que mueven fortunas en negro y tendrán el número de chicos que se van a arruinar la vida, que se exponen a ser responsables de un delito que no cometieron. ¿Cuánto faltará para que Bullrich publique orgullosa que detuvo a un pibe de trece años por lavar dinero? Obvio que quienes controlan esas cuentas jamás van a caer.
No hay nada de educativo, ni civilizatorio, ni de avanzada en la medida de autorizar a los pibes a tener cajas de ahorro sin control parental. Más bien es una ingeniosa forma de practicar delitos vinculados al dinero sucio.
Nada bueno se puede esperar de esta gestión presidencial que se esfuerza en hacer daño. Ni siquiera se le puede pedir que tenga un mínimo de decencia o de sensatez, dos valores humanos de los que el gobierno carece.