“El tango te va juntando, ¿viste?”, arranca Martín Lima. El bandoneonista argentino lleva algunos años en Brasil y allí conformó Tango Revirado, un trío que se presentará el martes 21 a las 20.30 en Café Berlín (Av. San Martín 6656), con Mónica Abraham como invitada. El grupo se completa con el violinista brasileño Márcio Sanchez y el contrabajista uruguayo Facundo Estefanell. Los Juegos Olímpicos fueron su primer trabajo conjunto, pasaron por los trabajos audiovisuales durante la pandemia y en breve lanzarán su primer disco. Desde su formación se presentaron en lugares emblemáticos como el Theatro Municipal y la Sala Cecília Meireles de Río de Janeiro, además del Festival de Jazz de Rio das Ostras, Soberano Itaipava y el Festival Brasileño de Tango en Brasília.

Aunque el nombre del grupo remite inmediatamente a Ástor Piazzolla, su repertorio también incluye temas de Aníbal Troilo, Carlos Gardel y Osvaldo Pugliese, entre otros, fruto del particular desarrollo que tuvo el trío. “Primero éramos un grupo para bailar, para las milongas, pero como el público milonguero es muy acotado en Brasil en comparación con el grupo de concierto, el que podría ir a un teatro, empezamos a tocar otros arreglos, quizá tradicionales pero más rebuscados”, recuerda Lima. Se “piazzollizaron”, dice. Al terminar esta gira estival, anticipa, vendrá el disco pero también la exploración de sus propias composiciones. “Hay que empezar a crear, a aprovechar el espacio que se dio y no quedarnos solamente en repetir los tangos, tenemos un amplio repertorio y hay que seguir creciendo y cambiándolo”.

Los tres integrantes del grupo tienen un extenso recorrido en distintos espacios de Brasil. Por ejemplo, Lima es parte de las compañías Tango e Paixão, Argentango de São Paulo, El Abrazo Tango de Minas Gerais. Sus compañeros habitan circuitos más vinculados a la música sinfónica. Sanchez, por caso, es integrante de la Orquesta Sinfónica del Estado de São Paulo (OSESP) y de la Orquesta Mercosur (Argentina) como concertino. Es violinista en las orquestas del Theatro Municipal de Río de Janeiro, Petrobras Sinfônica y fundador de la Johann Sebastian Rio. Estefanell, en tanto, fue primer contrabajo en la Orquesta Sinfónica Cesgranrio y ha participado en las Orquestas Sinfónica del Theatro Municipal de Río de Janeiro y YOA Orquesta Sinfónica de las Américas.

-Brasil tiene una tradición musical riquísima, muy amplia y súper potente. ¿Cómo es meterse allá con el tango?

-El tango tiene su nombre mundial, entonces en cada rincón del mundo donde hay un tango los milongueros se juntan. En eso creo que la nacionalidad milonguera trasciende las barreras, así que en cada capital de Brasil hay siempre festivales que crecen. En general, el brasileño se acerca al tango por el baile, hoy en día. Ya tuvo su época en los ‘40, en la época de oro, que llegaban acá las discografías de los grandes. Entonces, los clásicos los conocen y el repertorio de Piazzolla también. Pero en todos lados el tango tiene ese lado milonguero y allá para mí está un poco elitizado.

-¿Cómo sería eso?

-Es que al no ser popular, la gente que tiene acceso ya tiene otro nivel y lo que se genera a veces aleja a ciertas personas. Veo muy formales las milongas allá, y acá en Buenos Aires hay de todo tipo, para todos los gustos, porque realmente es popular. Para los cariocas, para todo Brasil en realidad, es como una cultura foránea. Entonces, tal vez mi misión -o la nuestra un poco, porque obviamente tenemos que trabajar y convivir con los sectores de la elite- es popularizarlo, tratar de que llegue a otro público, que a la gente le guste realmente, porque por la movida que es tratar de expandirlo el lado popular del tango. Por eso tocamos mucho en la calle, así como en teatros, los más importantes de Río: el Teatro Municipal, la Sala Cecilia Meireles.

-Hay una pregunta inevitable: sos el nieto de Hamlet Lima Quintana. ¿Cómo te pega eso a la hora de hacer tango? Porque él iba más por otra vertiente de la música popular argentina.

-Totalmente, él en realidad era un artista que estaba muy vinculado al folklore pero se codeaba con el tango mucho también. Hizo muchas milongas camperas. Para él la cosa no se dividía entre folkloristas y tangueros, él transitaba los dos lados. Creo que él siempre me inspira su potencial, su existencia con el arte, con la obra solo con la palabra. Yo toco el bandoneón, un instrumento que tenerlo es un privilegio, pero la palabra la tenemos todos al alcance de la mano, entonces eso es admirable. Sigo aprendiendo de él como todos: Hamlet Lima Quintana es el mismo para todos.