"¿Quién es Lismar?" es lo primero que aparece al googlear su nombre artístico. El entramado posmoderno prosigue su marcha detrás de todo lo nuevo que no sabe si realmente necesita, mientras la industria de la música urbana aplica los apotegmas del fordismo más clásico, produciendo figuras en cadena a través de una matriz. Lismar quiere hacer carrera como artista, y para eso va a tener que romper ese molde de alguna forma.
En ese sentido, su session con Bizarrap –la número 60, anteúltima en el calendario– fue un buen inicio. Todo empezó con un MD en la casilla de Instagram de la cantante dominicana, en el que el productor argentino la invitaba a colaborar: "¿Podés venir a Miami a grabar? ¿O voy yo para allá?". Lismar ni lo pensó y aseguró que viajaría, incluso antes de saber cómo hacerlo. "Pensé que iba a ser un poco más difícil, porque es algo demasiado grande, pero cuando las personas son buenas, te hacen sentir cómoda y tú puedes trabajar con fluidez", expresa la cantante al otro lado de la pantalla, mientras descansa con su familia en Massachusetts. A poco de la publicación de la sesión, se dispararon las preguntas sobre quién es Lismar.
Un primer pico de búsquedas con su nombre se había dado durante la pandemia, época de proliferación de competencias y colaboraciones virtuales. Las capacidades de la cantante se empezaron a viralizar a través de una serie de versiones y buenas expresiones de freestyle, lo que la llevó a la cuenta boricua Freestyle Manía y el verdadero despegue de su popularidad en redes. Más tarde mostraría algo de eso junto a DJ Scuff, lo que llamó la atención de Bizarrap oportunamente.
"Antes de la pandemia estaba en una academia de canto y la última clase que nos dieron fue de composición. Ahí compuse No me diga mah, la canción más grande que yo tengo –dice–. Cuando llegó la pandemia, notaba que no tenía nada que hacer y empecé a hacer covers, los subí a Instagram, pero ya quería hacer algo diferente. Me inspiraron mucho también las competencias para hacer freestyle en mis propias canciones, fue un proceso un poco divertido de encontrarse a una misma siendo responsable, porque todas las semanas religiosamente tenía que subir un video."
Hoy cuenta con una cantidad considerable de simples y el proyecto de un EP para este 2025. Para ella, que prefiere al drill por sobre cualquier otro subgénero rapero, su mayor virtud a la hora de subirse a una pista es la calma. Hasta imagina que eso fue lo que le llamó la atención a Bizarrap. "Siento que hay gente que está muy equivocada con el rap y piensa que para rapear tú tienes que ser agresivo o tienes que vocear. Esa calma es lo que la gente más me ha elogiado en el transcurso de mi carrera; también yo misma la he visto y me encanta. O sea, yo podré estar aquí sentada, chill, tú me pones la pista y yo te rapeo de una vez sin tener que hacer mucho esfuerzo. Me sale natural."
Otra piedra basal de su carrera incipiente tuvo que ver con una argentina más. Allá por 2012, Tini Stoessel protagonizaba la serie Violetta, que se popularizó en Latinoamérica y parte de Europa. Patricia Lismary Fernández Soto tenía siete años y todavía no se hacía llamar Lismar. Quedó fascinada con lo que creía estar viendo en la ficción. "Todo empezó con esa serie, me encantaba", rememora la vocalista. "A partir de ahí, yo siempre estaba cantando en la escuela, y decía que era artista. Luego me regalaron una guitarra, y todo lo demás fue música, música y música."
- ¿Qué fue lo que te llamó la atención de la serie?
- Todos los sentimientos que uno puede expresar a través de una canción, todo lo que uno puede desahogar a través del arte. Hay gente que tiene tanta cosa que decir, tanto sentimiento, que tal vez no lo muestra. Por ejemplo, yo no soy muy cariñosa, me da miedo ser cariñosa con la gente, pero en mis canciones sí me atrevo a serlo, porque ahí no tengo miedo. Hay mucho sentimiento que reprimes que puedes expresar en tu arte fácilmente. Todavía falta muchísimo, apenas tengo 19 años. Ni siquiera siento que he empezado.
- Pareciera que el rap ya está instalado en buena parte de tu generación. ¿Vos lo sentís como algo natural?
- La música urbana, en especial el rap, siempre estuvo ahí desde que era pequeña. Yo nací en Los Mina, el barrio de donde salen los mayores exponentes de rap que actualmente tenemos en República Dominicana, como el Lápiz Conciente, una camada de artistas muy grande. Esos eran los ídolos de mis primos, de mi papá y míos, de todo el mundo. En mi casa nada más se escuchaba rap y cosas así. Eso siempre estuvo ahí, el rap es algo que cualquier nominado de Los Mina, así nos llamamos nosotros, "los mineros", siempre va a tener dentro de sí. Creo que todos los mineros son raperos.
- ¿Cómo es Los Mina?
- Es un barrio donde se sufrió mucho. Antes era como una zona de guerra, era el barrio más peligroso de República Dominicana, murieron muchas personas alrededor mío…. Murieron no, mataron a muchas personas. Pero la gente era buena. Yo lo que tengo que darle es muchas gracias a Dios que a mí nunca me llegó a pasar nada, nunca en mi casa llegó un problema. Casi todas mis canciones mencionan a Los Mina, porque le debo mucho a donde nací. Me encanta, voy a hacer mi mansión ahí.