Ante el incremento de la demanda de alimentos en los barrios de la ciudad de La Plata, el gobierno local del peronista Julio Alak puso en marcha la Tarjeta Alimentar Platense, a partir de la que los beneficiarios podrán acceder a productos en diversos comercios, al tiempo que se generará un control de los gastos, con el fin de que la transparencia sea un imperante.

El programa otorga una prestación económica a comedores y merenderos comunitarios que se inscriban en el Registro Municipal de Comedores (Remucom). Con esos datos, la administración local pretende generar un mapa que brinde información a los vecinos sobre los sitios en los que pueden acceder a una asistencia de comida si la requieren y, a quienes no, que puedan conocer dónde se destinan los recursos municipales.

Desde la comuna se explicó que el programa estará a cargo de la Secretaría de Desarrollo Social y, mediante una tarjeta emitida por el Banco Provincia que solo podrá ser usada en comercios de venta de alimentos, los beneficiarios percibirán montos que oscilarán entre los 70 mil y los 180 mil pesos, dependiendo de la cantidad de personas asistidas.

La tarjeta sólo podrá destinarse a la compra de alimentos. Por eso, si se detectan gastos menores al monto asignado o compras de artículos no permitidos, como bebidas alcohólicas, será desactivada. La inversión contempla unos 60 millones de pesos, según confiaron desde la Municipalidad.

“El comedor tiene que ser pensado como algo transitorio”

El secretario de Desarrollo Social de la Municipalidad de La Plata, Nicolás Carvalho, explicó a Buenos Aires/12 que la medida apunta a dar respuesta a dos problemáticas. La primera de ellas tiene que ver con “los casos de vulnerabilidad extrema que atraviesan muchas personas, es un método de asistencia directa y rápida, es un mecanismo controlado y trabajamos enfocados en casos de familias con muchos hijos, discapacidad, adultos mayores y situaciones de indigencia”.

“Son casos que, por lo general, tienen algún tipo de incidencia en el orden público, por ejemplo en el caso de personas que viven en la calle o con problemas de salud mental crónicos que terminan permanentemente en los hospitales”, señaló.

En segundo lugar, atañe a la demanda concreta de organizaciones sociales, religiosas o deportivas que dan asistencia alimentaria. “Hay una asistencia de alimentos secos que brinda la Provincia, pero necesitamos complementarla y, progresivamente, que sea una herramienta del municipio”.

“El comedor es un dispositivo que se genera en un contexto de crecimiento de la inseguridad alimentaria, de la emergencia y por eso tiene que ser pensado como transitorio en función de una progresiva reconstrucción del tejido social, que no es posible con un gobierno de este signo”, dijo en referencia a la gestión de Javier Milei. “Mientras la demanda exista, la idea es que el Municipio lo fortalezca en su servicio y que los vecinos sepan dónde están los comedores, qué días pueden ir”, amplió.

Además de la asistencia económica, la iniciativa incluye estrategias de acompañamiento social y capacitaciones en seguridad alimentaria, gestión de espacios comunitarios y conservación de alimentos coordinadas con organizaciones educativas y gremiales locales.

Las instituciones que quieran acceder al programa, no sólo deben anotarse al registro local, sino que además no pueden recibir asistencia similar de otros organismos estatales. La Secretaría de Desarrollo exigirá, además, una rendición de cuentas obligatoria, que debe presentarse mensualmente.

“Pedimos la nómina de personas que asisten, no sólo la cantidad, y la factura de compra de los productos en detalle. Al mismo tiempo, vamos construyendo la base de datos de todas las personas a las que el municipio da asistencia porque nos encontramos con la necesidad de hacer de la misma una herramienta pública y que los vecinos puedan acceder si lo requieren. A la vez, es clave que haya datos sobre eso porque las políticas sociales muchas veces son vistas como discrecionales y no es así”, agregó Carvalho.

En la Municipalidad de La Plata tienen registrados unos 750 comedores y espacios de asistencia registrados y, para garantizar el buen funcionamiento del Remucom, la comuna está por fijar convenios con la Facultad de Trabajo Social de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) para categorizar y evaluar el tipo de asistencia que necesita cada lugar y también dar de baja aquellos sitios que presenten irregularidades.

Asimismo, se proyecta que el registro sea público y digital, permitiendo que personas con dificultades para acceder a la alimentación puedan dirigirse a comedores que brindan asistencia alimentaria con recursos públicos.

Oscar Guass, miembro de la asociación civil Red de Acciones Solidarias, coordina el comedor Pasitos Mojados que nació tras la tragedia de la inundación que golpeó a La Plata en 2013. Esta ubicado en Altos de San Lorenzo, uno de los barrios más vulnerables de la capital bonaerense y será alcanzado por la nueva Tarjeta Alimentar Platense, lo que calificó como “una alternativa que nos favorece para poder adquirir los alimentos ante el crecimiento de la demanda”.

El espacio asiste actualmente a 120 personas a través de la realización de viandas que se entregan todos los jueves en la sede. “La comida que se hace es en base a lo que podamos conseguir porque es muy complejo sostenerlo”, planteó el vecino, que dio un panorama de primera mano de las situaciones de vulnerabilidad que golpean a las barriadas.

“Hubo un crecimiento importante en el último tiempo porque la mayoría de la gente pasa una situación muy difícil en el barrio y no podemos hacer más de lo que ya hacemos ahora. En este último tiempo hubo vecinos que perdieron sus trabajos y eso se nota en la demanda y prevemos que si se mantiene todo como hasta ahora, podría seguir creciendo. Hubo gente de clase media que antes no necesitaba asistencia y se acercó”, confió el hombre.