La audiencia de conciliación obligatoria entre Central Térmica Sorrento SA y Luz y Fuerza Rosario fracasó esta semana, y el conflicto se complicó porque la empresa mantiene su decisión de concretar nomás los despidos de la mayoría del personal de la planta, y el gremio se plantó con la advertencia de que no aceptará tal cosa, y que confrontará por todos los medios. 

Directivos de la usina que está en manos del grupo Taselli, y del sindicato Luz y Fuerza se reunieron el jueves en la Secretaría de Trabajo, al término de la conciliación obligatoria que había impuesto la cartera laboral, para dirimir la situación de los 30 telegramas de despidos con que la patronal saludó a su plantel a fin de año. En la planta de barrio Sarmiento trabajan 35 personas. En los años '80 llegó a emplear a 250 personas.

Los despidos se harían efectivos desde el 1° de enero. El sindicato clavó un paro el 24 de diciembre, y el Ministerio dictó la conciliación obligatoria, que esta semana decidió prorrogar ante la falta de acuerdo.

Es que la empresa ratificó su posición de desafectar a casi todo el personal, lo que sorprendió hasta los propios funcionarios ministeriales porque eso implicaría persistir en la paralización actual de la usina.

"La conciliación se prorrogó por un período más. No hubo caso. La empresa quiere hacer efectivos los despidos. Seguimos haciendo gestiones para minimizar el impacto, pero si llega la empresa a despedir gente nosotros vamos a confrontar, no vamos a aceptar que se eche a nadie", afirmó Alberto Botto, secretario general de Luz y Fuerza Rosario.

"Fue una audiencia bastante difícil, con mucha discusión. Ellos dijeron que tienen la decisión tomada de echar gente, y el gremio también tiene la decisión tomada de defender a la gente. No va a haber acuerdo si esos telegramas de despido quedan firmes. Es lo que la empresa pretende llevar adelante, por eso vamos a confrontar si no desiste", reforzó.

La Central Sorrento no genera energía actualmente porque su caldera está fuera de servicio. Los empleados cuestionan que el grupo Taselli -que controla el 70% de la propiedad- se rehúsa a invertir en la empresa y ponerla en valor para reactivar la generación. Del resto del paquete accionario, la Federación de Luz y Fuerza controla el 20%, y los trabajadores el 10%.

Pese a haber tenido una capacidad instalada para generar 150 MW, la usina siempre produjo por debajo de la mitad, desde que el grupo del empresario Sergio Taselli tomó la concesión en 1992. El gobierno nacional en 2010 le quitó la operación de la central y se la concedió al grupo Albanesi, en una etapa que la usina pareció remontar. Pero en 2022 Taselli logró recuperar la planta y el proceso de desinversión continuó.

"Los compañeros están trabajando, pero la usina no está generando porque se necesitan inversiones en la caldera. Siempre hubo problemas con esa caldera desde que la tomó Taselli, porque nunca invirtió", señaló Botto en diálogo con este diario. Cuando el conflicto empezó sobre el final de año, la posición de la patronal fue la de aumentar la productividad y que por ello debía ajustar costos. La reacción gremial se hizo visible en pasacalles que aparecieron por toda la ciudad mencionando al empresario cuestionado.

"Dijimos que la solución no es con despidos, es con inversión. El personal es tan escaso que si los echan y llegan a hacer las inversiones que prometieron, cosa que uno pone en duda porque es el grupo Taselli, ¿quién va a operar la central? Esa gente no se prepara de un día para el otro, lleva tiempo formarla", inquirió el dirigente lucifuercista.

El contrato del grupo para operar esta generadora de energía es por 35 años, con lo que expirará en 2027. Por eso la decisión de echar a casi todo el personal, a dos años del final de concesión, y en base a los antecedentes de Sergio Taselli como empresario (comprar barato, liquidar y vender), el gremio lucifuercista sospecha que la intención de fondo no es el negocio eléctrico sino el inmobiliario. El predio de José Hernández y Sorrento, junto a la desembocadura del arroyo Ludueña y frente al río Paraná, puede deparar una operación millonaria con desarrollos de real state premium. La hipótesis latente es que Taselli prepara el terreno, literalmente, para que una vez cumplido el contrato consolide su dominio del inmueble y liquide la usina eléctrica.

Es conocido el modus operandi de Taselli, de comprar, liquidar y revender activos fabriles. Lo hace desde los años '90, como lo hizo con Parmalat Argentina (ex Gándara), con Yacimientos Carboníferos Río Turbio (que terminó en tragedia), Aceros Zapla, Trenes Metropolitanos, Petroquímica Bermúdez (ya en el Gran Rosario y por la que fue imputado penalmente por daño ambiental), Agrinar (en Granadero Baigorria), y frigorífico Santa Elena. 

En tanto, los rumores que circulan en la planta redondean el panorama sombrío. Hay dos máquinas que podrían reactivar en parte la generación, y en el personal temen que el directorio las liquide. "La decisión de Taselli es desmantelar la planta sin tener en cuenta que el diez por ciento de esta empresa es de los trabajadores -dijo Botto en el comienzo del conflicto-. No vamos a dejar entrar a la gente que quiere desmantelar estas máquinas. No se lo vamos permitir y con el gremio estamos alertas. Esto es un grave perjuicio no sólo para los trabajadores sino también para la ciudad de Rosario".

Los despidos por ahora están en stand by, por imperio de la conciliación obligatoria que irá hasta principios de febrero. La empresa persiste en echar a 30 de sus 35 empleados. El sindicato se planta. "Nuestra convicción es preservar la fuente de trabajo de la gente, ninguna otra posibilidad. Si no, habrá confrontación", avisó el dirigente gremial.