Una madre junto a sus tres hijas y su hijo están viviendo en un automóvil, luego de haber sido desalojados por orden de la jueza Ada Zunino. La familia está inmersa en una compleja trama judicializada. Las dos últimas denuncias son de las hijas, contra su progenitor, por abuso sexual y ya está detenido, pero antes él logró el desalojo del grupo familiar mediante una denuncia por usurpación.

La madre es maestra jardinera y está separada del hombre, tras una denuncia por violencia de género en 2019. El progenitor de las hijas y el hijo en común fue excluido del hogar y dejó ese domicilio, que fue donado por la tía de él antes de fallecer a la hija mayor y donde él tiene también el usufructo vitalicio. El hombre se fue a vivir a otra casa, ubicada en la zona norte, en el barrio Ciudad del Milagro.

Esta vivienda de la zona norte también fue donada por la tía paterna en 2015, en ese caso, a las tres hijas y al hijo de esta pareja, pero en la escritura figura también el usufructo vitalicio del padre. La exesposa aduce que cuando firmaron el acta solo existía la donación y considera que su expareja hizo agregar el usufructo en 2016, después del fallecimiento de la donataria.

La propiedad tiene dos plantas. En la planta baja vivía el progenitor y arriba había dos habitaciones que se alquilaban para pagar el colegio de los hijos, según adujo este hombre y también la mujer. Además, había una obra en construcción, que él se atribuye, mientras que la asegura que ella, con su sueldo docente, pagó en los últimos años la construcción de arriba para sus hijas e hijos.

En febrero de 2024, el hijo, de 18 años, y una hija de 20 decidieron ocupar ese inmueble de la zona norte, ya que aducen ser los dueños. El conflicto con el padre escaló desde entonces y hubo diversas situaciones de violencia a lo largo de todo ese año. También retornó a ese domicilio la madre de los jóvenes con las otras dos hijas, a vivir en la planta alta. Ambos adultos tenían una prohibición de acercamiento.

El progenitor denunció a su hija y al hijo, mayores de edad, y a la exmujer por usurpación, y solicitó su desalojo. El fiscal Pablo Paz consideró que estaban incurriendo en ese delito y los imputó y requirió el desalojo. 

"En febrero de 2024 (el progenitor) subió y le puso una sierra en el cuello a la (hija) más grande", relató la madre. Dijo que entonces el hermano de la chica la defendió y el propio padre "lo desconoció porque no lo veía hace mucho". Después, "los encerró con candado", "Los denunció por usurpación. Los chicos me llamaron. Hablaron a la policía. A las 13 llegó la policía de la comisaría 6 a romper el candado", contó. 

El padre adujo otra situación en la denuncia por usurpación, dijo que era insultado por su hija e hijo y que querían correrlo de la casa. 

La jueza Ada Zunino hizo lugar al desalojo de la madre, las hijas y el hijo, y el procedimiento se concretó el 19 de diciembre último, el día del cumpleaños de la adolescente más chica. La madre dijo que no recibieron una notificación previa. Además, sostuvo que desalojaron a un estudiante que alquilaba en el domicilio.

La madre con sus tres hijas, el hijo y cuatro perritos, terminaron desde entonces viviendo en un automóvil. El progenitor adujo que la hija tiene otra propiedad pero la madre indicó que está alquilada y que esos ingresos son usados por sus hijos mayores para pagarse los estudios universitarios.

Violencia y abusos

El 25 de diciembre último las hijas de 16 y 20 años denunciaron a su progenitor. Afirmaron que fueron violentadas sexualmente por él cuando eran más chicas.

El develamiento de los abusos emergió días después del desalojo, cuando la hermana mayor les preguntó a las dos más chicas si el progenitor las había abusado a ellas también y la adolescente de 16 años comenzó a llorar. 

Esa noche la madre realizó la denuncia por abuso sexual en representación de la hija menor de edad. Mientras que la hija mayor también radicó la denuncia. La madre dijo que desconocía estos hechos.

En la causa intervino el fiscal Pablo Rivero, el acusado fue detenido el 10 de enero, después de que el caso se hiciera mediático. "Rivero es el único que nos trató como seres humanos", expresó la mujer a Salta/12

La madre se quejó de un auxiliar fiscal. “Todos los días que íbamos a verlo nos trataba mal, nos corría, como diciendo que por el tema del desalojo estamos inventando”, dijo. La mujer contó que tuvo que contratar a una abogada particular. Refirió que cuando le tomaron testimonio a su hija, la sumariante les preguntó algo y ella respondió llorando, “ustedes no entienden”. 

La madre relató una secuencia de revictimizaciones judiciales, desde que denunció a su exmarido por violencia de género en 2019. Señaló que sus hijas pasan ahora por lo mismo, tras denunciar al progenitor por abusos continuados, que, según adujeron, padecieron desde los 13 a los 15 años en el caso de la más chica y a los 16 en el caso de la joven que hoy ya es mayor de edad.

La mujer señaló que su expareja no sería una persona con poder, pero dijo que sí tiene un vínculo relevante en la justicia ya que es primo de un juez de garantías del distrito Centro. 

"En 2019 me logro separar, porque me golpeó tres días seguidos", contó la mujer. Reveló que antes también la golpeaba pero de forma más esporádica. Después de la separación, las hijas y el hijo contaron que su padre solía golpearles con un cinto. Antes, "no me contaban nada porque estaban amenazados por el padre”. Según detalló, la jueza Noemí Valdez dispuso la exclusión del hogar del progenitor y la prohibición de acercamiento.

La madre dijo que su hija de 16 años le contó que su progenitor la abusaba de forma continuada desde que tenía 13 años hasta los 15, los sábados, después de la separación del matrimonio, y que él la obligaba a visitarlo. Además, la adolescente relató que el progenitor la drogaba, sedándola. Cuando cumplió 15 años, "ella le envió la tarjeta de invitación al padre y como no fue, tuvo la excusa para no verlo más. Él la amenazaba con que si no iba los sábados la iba a abusar a su hermana", aseguró la madre. 

Mientras que la joven de 20 le contó a una tía que fue abusada por el padre cuando tenía 16 años y que habría sido con acceso carnal pero la carátula de la causa solo sería por abuso sexual simple. En el caso de la adolescente, la imputación sería "abuso sexual simple agravado por el vínculo”. Salta/12 consultó al Ministerio Público Fiscal sobre las imputaciones pero no hubo respuesta.

La madre expresó preocupación por la salud mental de su hija adolescente. Relató que la Asesoría de Incapaces envió a las dos hermanas con una psicóloga que las revictimizó ya que les dijo que estaban acusando al padre por el conflicto que tenían por la propiedad y después de esa entrevista la adolescente expresó que "se quiere matar", aseguró la madre. 

Asimismo, la mujer dijo que en el Hospital Materno Infantil le negaron la atención psicológica a la adolescente porque tienen un límite "hasta los 15" años, mientras que en el Hospital San Bernardo "recién le dieron turno para el 25 de enero". Por ello, tuvo que llevarla a General Güemes donde consiguieron un turno en el hospital,

El grupo familiar sigue en la calle por estos días. La madre dijo que contrajo muchas deudas cuando construían la planta alta de la casa en litigio, por lo que no tiene dinero para alquilar. Aseguró que solo ella se hacía cargo de la manutención. Además, pidió un préstamo para pagarle a la abogada, porque le negaron un defensor o defensora del Estado. También dijo que en el Polo de las Mujeres no les dieron refugio y la enviaron a hablar con una licenciada de "asistencia crítica" del gobierno provincial, quien les negó ayuda porque ella tiene un sueldo docente y una tarjeta de crédito.