Cuando empezó a escribir El 18 de brumario de Luis Bonaparte en 1851 para analizar el golpe de Estado que acabó ese año con la segunda república en Francia, Karl Marx abrió el ensayo con una frase que se convirtió en un meme de la época: "La historia siempre ocurre dos veces: primero como una gran tragedia y segundo, como una miserable farsa".
Aunque mencionar a Marx no está de moda y hacerlo es anatema desde hace años, la cita viene al caso porque San Simón, un islote deshabitado del tamaño de dos estadios de fútbol ubicado en el fondo de la ría de Vigo, está protagonizando una de esas repetitivas espirales viciosas de la que hablaba el filósofo alemán. Porque hay quienes se empeñan de la forma más rastrera y miserable en convertir en farsa su trágico recuerdo.
Entre 1936 y 1943 la leprosería medieval construida en la isla fue reconvertida en uno de los campos de concentración más temidos del franquismo en Galicia. Más de 6.000 personas pasaron por sus instalaciones, y están documentadas decenas y decenas de fusilamientos y sacas, cuando los paramilitares falangistas vaciaban cárceles y centros de confinamiento para asesinar republicanos y enterrarlos en las cunetas de todo el país. No sólo eso: centenares de presos políticos de San Simón murieron desnutridos o por las enfermedades provocadas por las inhumanas condiciones en las que fueron recluidos. Muchos se suicidaron.
El pasado miércoles, el diputado autonómico del PP José Luis Ferro negó la realidad de la historia y cuestionó que todo eso haya ocurrido. "Que nosotros tengamos constancia, tampoco sabemos que hubiese muertes en San Simón", dijo. Sólo admitió la del primer responsable de la cárcel, que en 1937 habría sido "pasado a cuchillo”, en sus palabras, por “tratar mal" a los internos.
Banalizar la historia
"Las declaraciones de Ferro son de una gravedad extrema, porque no sólo niegan la verdad histórica sino que la banalizan", sostiene Matías Rodríguez de la Torre, portavoz de Iniciativa Galega por la Memoria (IGM). "La crueldad con que se trataba a los presos de San Simón, sometidos a una represión extrema, a torturas, trabajos forzados, extorsiones y terror, está más que acreditada", subraya.
Ferro expresó su particular revisionismo durante un debate en comisión sobre el desarrollo en Galicia de la ley de memoria democrática instado por el PSOE. Es licenciado en Ciencias por la Universidad de Navarra y profesor de primaria y educación viaria, y Alberto Núñez Feijóo lo aupó al Parlamento de Galicia en las listas por Ourense en la pasada legislatura.
Entre 2012 y 2019, fue alcalde de Celanova (Ourense), donde Franco instaló otro de sus campos de exterminio en el que también se produjeron centenares de crímenes de guerra. Ferro, que de joven fue sacerdote, y sus sucesores en el Ayuntamiento, se han opuesto sistemáticamente a todas las iniciativas de las asociaciones memorialistas para eliminar la enorme cruz de piedra instalada en un monte de Celanova, con la que los fascistas significaron su sangriento paso por la comarca. Es un símbolo religioso, alega el PP, y no una glorificación de la barbarie.
Muchos de aquellos presos de Celanova murieron en San Simón, a unos 100 kilómetros de allí, porque fueron trasladados para acabar con sus vidas. Como a miles de otros prisioneros republicanos de todo el Estado, que fueron enviados a la isla con el mismo objetivo. Fue una decisión política adoptada en 1938 por el entonces jefe nacional de prisiones de Franco, el general Máximo Cuervo Radigales, quien ordenó que todos los reclusos políticos de mayor edad de las cárceles franquistas de la mal llamada España nacional fueran destinados a la isla, convertida desde entonces en campo de concentración para ancianos. Mayores dependientes, enfermos y desvalidos, condenados a morir en condiciones infames por una miserable decisión política. ¿Les suena la dialéctica? Citar a Marx quizá sea anatema, pero sucede que la historia parece condenada a repetirse en sus tragedias y miserias cuando se la deja en manos de la infamia.
Alimentándose de ratas
Pocos de aquellos desgraciados sobrevieron a San Simón, tal y como recuerda el informe histórico que IGM elaboró en 2022 para justificar ante el Gobierno del Estado su petición, avalada por una treintena de organizaciones de toda Galicia, para que fuera declarada Lugar de Memoria Democrática. "La escasez de víveres llevó a muchos presos a alimentarse con las ratas que encontraban, lo que provocó un grave brote de tifus. La mortandad [...] sufrió un incremento terrible, llegando en momentos concretos, y según algunas fuentes, a las 15 muertes diarias entre suicidios y muertes naturales. Supuso un grave problema porque ya no había espacio en el cementerio de Pereiró, en Vigo", dice una de las páginas.
Matías Rodríguez recuerda que todo eso está más que documentado, y pone como ejemplo que el entonces alcalde franquista de Vigo, Luis Suárez Llanos, llegó a quejarse oficialmente por escrito a las autoridades penitenciarias y militares del régimen por el aluvión de cadáveres de los que tenía que hacerse cargo su Ayuntamiento. Incluso reclamó que le abonasen el gasoil del mercante Upo Mendi, reconvertido en cárcel flotante bajo el nombre Monte Jarindo, cuando se le encomendó el traslado desde la isla a la ciudad de los cuerpos de los represaliados muertos.
La alcaldesa de Redondela, Digna Rivas (PSOE), que preside el Ayuntamiento de una de las localidades ribereñas ubicada frente a San Simón, ha anunciado que propondrá en el próximo pleno que el diputado Ferro sea declarado persona non grata en su municipio. En el extremo sur de la ría, en Nigrán, el también regidor socialista, Juan González, historiador de profesión, asegura que le enviará el libro Aislados. A memoria dos presos de 1936 na illa de San Simón, recogido en el informe de IGM y del que es coautor. "Es un insulto a las víctimas y a sus familias y un atentado contra la memoria histórica. Hay miles de papeles que lo prueban, además de testigos", advierte.
Película de Miguel A. Delgado
Algunos de esos testigos han participado en la película San Simón, un largometraje de ficción sobre el campo de concentración que la productora Miramemira espera estrenar este mismo año y en el que participan intérpretes profesionales como Valentín Flako Estévez (O corno, Eles transportan a morte, Fatum); Eduardo Rodríguez Cunha, Tatán (Matria); Javier Varela (As bestas, O sabor das margaridas, Fariña); Miguel Borines (Los lunes al sol)... También con actores naturales de la comarca.
"Cuando hicimos el casting, muchos de los que se presentaron conocían perfectamente la historia de la isla porque tenían vínculos familiares con prisioneros. Igual que varias personas del equipo técnico, cuyos abuelos habían estado encarcelados", relata Adriana Vázquez, productora ejecutiva del film. Su director, Miguel A. Delgado, pasó más de cinco años documentándose sobre lo sucedido en el penal de San Simón antes de rodar la cinta.
La película cuenta, entre otras, con financiación de la Xunta de Galicia y del Gobierno de España, así como con la participación de la Corporación RTVE y de la Corporación Radio e Televisión de Galicia (CRTVG). Podría considerarse como un respaldo institucional colectivo a la verdad histórica de San Simón, por el respaldo de instituciones de distinto color político. Y eso hace aún más incomprensible que el PP de Alfonso Rueda se haya negado a rectificar las declaraciones de su diputado pese a las críticas que le han llovido desde todos los ámbitos.
Un campo de concentración
En la nota de prensa que envió hace unos meses a los medios informándoles de que había financiado la película con 225.000 euros, la Consellería de Cultura de la Xunta explica que se trata de "un retrato colectivo inspirado en la historia de los hombres y mujeres que fueron víctimas de la represión franquista" y admite que entre los años 1936 y 1943 "la dictadura convirtió San Simón en un campo de concentración". Resulta difícil de entender que el PP no rectifique a Ferro, salvo si se atiende a la explicación que ofrece el portavoz de Iniciativa Galega pola Memoria: "Es una estrategia electoral. Cuando le conviene, el PP da una imagen antifranquista, pero es que el franquismo está en el PP. Condenar las palabras de ese diputado supondría disgustar a sus votantes de ultraderecha. Cuando alguien se pregunte por qué Vox no tiene representación en Galicia, ya tiene la respuesta".
San Simón es el núcleo de la memoria de la represión franquista en toda la comarca de Vigo y, con el campo de concentración de Camposancos, de toda la provincia de Pontevedra. Pero también tiene un pasado épico. En su ensenada se desarrolló en 1702 la batalla de Rande entre las flotas anglonerlandesa e hispanofrancesa, y la leyenda cuenta que aquel sonado enfrentamiento naval dejó enterradas bajo el lodo de la ría toneladas y toneladas del oro que los barcos españoles trasportaban desde América. Incluso que el capitán Nemo de las 20.000 leguas de viaje submarino de Julio Verne navegaba esas aguas a la caza de ese tesoro.
La isla también tiene otra historia hermosa vinculada a la identidad cultural de Galicia. La cantó el poeta Mendiño, una de las primeras referencias líricas en lengua gallega antigua, en el siglo XIII, cientos de años antes de que los asesinos vincularan para siempre el odio y la muerte a la historia de la isla. Por contra, el poema de Mendiño, el único que se conserva de él, es una verdadera joya de trazo exquisito, que apela al amor, la amistad y la esperanza. Puede leerse en este enlace.