Landman: un negocio crudo
(Landman)
EE.UU., 2024/2025
1 temporada, 10 episodios
Creada por Taylor Sheridan y Christian Wallace.
Dirección: Stephen Kay, Michael Friedman, Taylor Sheridan.
Guion: Taylor Sheridan.
Música: Andrew Lockington.
Fotografía: Robert McLachlan, Mike Parry.
Intérpretes: Billy Bob Thornton, Tommy Norris, Ali Larter, Angela Norris, Jacob Lofland, Cooper Norris, Michelle Randolph, Jon Hamm, Demi Moore.
Disponible en Paramount+, Amazon Prime.
8 (ocho) puntos
Dentro de las novedades que ofrecen las plataformas, la conclusión de la primera temporada de Landman (10 episodios) está por delante de muchas otras. Entre el final del año que pasó y el comienzo de éste, la serie de Taylor Sheridan construyó un universo creíble y en expansión, así como hiciera en Yellowstone (5 temporadas). Si en aquella el lugar de despliegue lo ocupó Kevin Costner, aquí –Landman es también un neo-western- es Billy Bob Thornton el de tarea semejante.
Billy Bob Thornton es Tommy Norris, el encargado de sostener el funcionamiento de varios pozos petrolíferos en Texas. El mundo que traza la serie es el de dos esferas, cuyas lógicas cotidianas difieren pero se requieren; por un lado, la esfera empresaria, entre emprendedores y millonarios; por el otro, la esfera de los trabajadores. Entre las dos, las relaciones lícitas y de las otras, las que permiten sostener el negocio y articular policía, política, ejército y narcos.
El primer episodio alecciona: Tommy está secuestrado por el cartel cuyo negocio peligra ante la intromisión petrolera. Del equilibrio entre las partes depende que todos ganen, y Tommy es alguien que parece conocer demasiado el terreno de tales batallas. De este modo, el ingreso en el mundo de Landman no puede ser mejor: entre el arriba y el abajo, entre la cúspide y el submundo, está Tommy, el tipo que arregla los problemas. De ello dependerá que los pozos sigan en actividad, aun cuando sus días dorados parecen peligrar. Así lo señala el devenir de la serie, en las referencias a las energías renovables y desde el regusto amargo de Tommy; no solo por la amenaza al negocio, sino por las necesidades mismas que todavía hay del petróleo, y que son las que hacen funcionar, irónicamente, a las turbinas eólicas.
Tommy viaja cientos de kilómetros a diario en su camioneta, y en el trajinar suma personajes que hacen de Landman una serie que se redimensiona: el abogado y el compañero con los que convive (Colm Feore y James Jordan), la joven y temible abogada (Kayla Wallace) que envía su jefe (Jon Hamm), la propia (y desarticulada) familia: a su ranch volverán a convivir su ex esposa e hija (Ali Larter y Michelle Randolph); por otro lado está su hijo (Jacob Lofland), quien se emplea como un trabajador más, con el empeño puesto en ser alguien de importancia el día de mañana. La hija, en tanto, parece el calco de la madre: abocada a su belleza, esgrime artimañas que le permitan salirse con la suya; pero allí donde el retrato de ambas peligre en su reduccionismo, aparecen las heridas del pasado. Los personajes revelan una profundidad insospechada, y en Tommy aparece algo que horada su superficie de granito.
En efecto, Tommy es el personaje idóneo para Billy Bob Thornton, por su edad otoñal, por su alcoholismo a medias, porque no duda en enfrentar lo que sea (peleas, armas de fuego, amenazas, una sesión de tortura), y porque es lenguaraz e irónico. Sus réplicas son una de las ventajas de contar con un guionista como Taylor Sheridan, quien imprime no solo un ritmo veloz sino filoso, en donde Thornton brilla. Los primeros episodios son, en este sentido, una fiesta verbal, que luego irá pausando tales virtudes: es allí cuando la narrativa se estira con situaciones a veces triviales, y que son el condimento habitual en la mayoría de las series.
Pero si se pasa por alto esto, Landman ofrece algo más interesante, y es su mirada cáustica, conectada con el desarrollo económico que hizo posible a un país. Es decir, Tommy sabe exactamente cómo funcionan los engranajes, cuáles están bien y cuáles son los fallados; se sabe también atrapado en esta cuestión; y se define como un trabajador: obedece órdenes, pero también está al mando de muchos. En ese ir y venir descansa su calma tensa: se exalta muy poco, pero por dentro está en ebullición. Las decisiones sobre los dólares a invertir no le corresponden, pero se trata del mejor consejero que podría tener quienes deciden. A él le toca caminar el terreno árido, aspirar la tierra, transpirar suciedad; en oposición, están los que viven rodeados de una limpieza inmaculada: que la pareja millonaria sea interpretada por Jon Hamm (la estrella de Mad Men) y Demi Moore, oficia de manera simbólica y adecuada.
Landman es también el retrato de lo que queda, de lo que alguna vez fue la promesa económica de una expansión social que hizo posible, a la vez, a sus aves de rapiña. Éstas están a la espera, para hacerse con los restos. Es la habilidad narrativa de series (y películas) así la que permite entrever una mirada extensiva, porque toca a la sociedad toda, en este caso, la de Estados Unidos. Un país, parece decir la serie, que se proyectó de determinada manera y que ahora está en sus estertores. Al menos, en lo que significa cierto modelo, moribundo, en donde habrá que ver qué lugar ocuparán los que trabajan, justamente, la tierra. Tommy es eso, un trabajador de la tierra. Y el detalle que suele pasarse por alto, es que Landman está basada en el podcast Boomtown, de Christian Wallace, también creador de la serie. En ella, Wallace practica una semblanza de los trabajadores del petróleo, a partir de sus propias experiencias, alguna de las cuales aparecen replicadas en la serie: hay un accidente fatal –del que son víctimas trabajadores mexicanos- que traza la suerte de vida del hijo de Tommy.
El episodio 10 de Landman propone una suerte de loop en relación al primero, y devuelve a Tommy a la guarida de los narcos. ¿De qué manera conservar el equilibrio entre tantos intereses? Todos (los que sean) están detrás del dinero. El desenlace resitúa al argumento desde la irrupción de un nuevo personaje (o del actor que lo interpreta) y abre expectativas para la segunda temporada, cuya continuidad ya fue confirmada.