Una Evita íntima, cercana y cotidiana. Esa es la imagen que propone mostrar Evita Experience, un espectáculo que combina el teatro, la historia y la gastronomía. Con traducción simultánea al inglés y al portugués, la propuesta ofrece una “inmersión 360” al universo más subjetivo de Eva Duarte de Perón, una figura icónica del país pero que es conocida en todo el mundo. “La idea de la obra es mostrar a una Evita íntima que va contando momentos de su vida, pero no desde el lugar que uno ya conoce, la Eva del cine y los discursos”, cuenta la actriz Flora Ferrari, quien se pone en la piel de Evita. “El desafío fue encontrar algo propio y no hacer una imitación. Es decir, encontrar la emoción en los distintos momentos de su vida y esa especie de transformación que va llevando a cabo: la infancia, su llegada a Buenos Aires, el radioteatro, conocer a Perón, el casamiento y su regreso de Europa, que la termina de convertir en líder”, detalla Ferrari sobre esta puesta que va todos los lunes a las 19 en Un Café con Perón (ex Palacio Unzué), Austria 2601, hasta fines de marzo.
Con dirección de Martín Alomar, guion del historiador Francisco Taiana y producción general de Ana Vaschuk, la propuesta no solo incluye la obra teatral Evita, la más amada, la más odiada, sino también ofrece una cena inspirada en un menú ideado por la propia Evita –pastel de papa y flan casero- y una visita guiada al Instituto Juan Domingo Perón, que se encuentra en el edificio de al lado. Con ambientación de Juan Carlos Pallarols, el hecho teatral sucede en el Palacio Unzué, la residencia que Evita compartió con Perón y que fue declarada Patrimonio Histórico. “Es uno de los mayores aciertos de la propuesta, porque es poder conocer lo que queda en pie del Palacio Unzué, que fue la residencia presidencial y el lugar donde ella vivió desde que se casó con Perón hasta sus últimos días”, resalta el director. “Más allá de que es un edificio extraordinario, estar en ese espacio donde en parte sucedió la historia que se está contando le da un valor muy grande a la propuesta”, dice sobre el misticismo que se respira en el ambiente.
“Su historia es muy fuerte, así que hay un montón de camino ganado. Lo que hacemos desde el teatro es transitar todo eso con verdad”, sostiene Ferrari, quien interpretará a Evita los lunes de enero y algunos de marzo –en febrero actuará otra actriz, Rafaela Gamba-. “Es huella, es memoria, y el lugar le aporta algo más real”, dice la actriz. “La idea era contar la subjetividad y la visión de Evita desde su lugar más cotidiano e íntimo: cómo vivió conocer a Perón, haber sido una hija no reconocida, haber elegido ser actriz y las dificultades del teatro y al radio de la época. Cómo surgió también su vocación para ayudar y cómo nació la Fundación Eva Perón para mejorar la calidad de vida de los sectores vulnerables”, precisa Alomar. “No nos detenemos en la cuestión pública, porque es la más visible. Lo que ella hizo fue dar vuelta su historia y dar una oportunidad y recursos a un montón de personas que eran olvidados del sistema”.
De este modo, la puesta refleja acontecimientos importantes de su vida, desde su infancia hasta sus sueños, su pasión, su gloria y el dolor de su renuncia. La experiencia entrelaza el relato con imágenes de archivo y recreación de objetos de Evita. “La obra es un unipersonal en el cual Evita cuenta su historia en primera persona. Todos los registros que hay de Evita, como su voz, tienen que ver con instancias públicas. Pero acá lo que escuchamos es una Evita que desde la intimidad recorre su infancia hasta sus últimos días”, refuerza el director. “Una Evita que desde su subjetividad cuenta que nació en un pueblo, que decidió ser actriz y cómo fue conocerlo a Perón en el Luna Park en el evento solidario tras el terremoto de San Juan”.
De alguna manera, la obra también propone reivindicar y traer al presente a una figura emblemática de la historia argentina que está íntimamente ligada a valores como la empatía, la solidaridad, la equidad y el amor al prójimo. Pero, ¿cómo resuenan esos valores en un contexto social, cultural y político atravesado por el individualismo, la meritocracia y los discursos de odio? “Para mí decir Evita es sinónimo de justicia social, que es un concepto que hoy parece completamente olvidado”, enfatiza Alomar. “Hoy, por ejemplo, existe un Ministerio que se llama de Capital Humano que se niega a entregar alimentos y deja que se pudran, entre otros detalles. Además, tenemos un Ministerio de Salud que no para de cerrar dependencias y de cortar programas, incluidos medicamentos oncológicos para adultos mayores”, grafica el director. “Todo lo que está pasando es un delirio. Evita se para en el otro lado del mundo: esa idea de dar a quienes lo necesitan porque básicamente la cosa arrancó mal repartida”, dice.
“Todos esos valores de justicia social, solidaridad, empatía y amor al prójimo son de construcción”, suma Ferrari. “Hacer esta obra en un contexto que está plagado de discursos de odio y de destrucción es raro. Es fuerte todavía tener que escuchar -cuando ya lo vivimos en nuestra historia- el odio al peronismo, que generó condiciones más dignas para la gente. ¿Cómo puede haber del otro lado siempre esa necesidad de destruir?”, se pregunta la actriz. “De todos modos, Evita es lo que más les interesa a los extranjeros, junto con Maradona, Gardel y Messi. Su figura es importante a nivel mundial y el interés por su historia es más fuerte y trasciende los contextos. Lo que hizo por las mujeres y por los más vulnerables fue muy importante. Lo que ella hizo tiene mucha fuerza en la identidad y la memoria del país”.