Ramiro Marra sonríe. Hace segundos le habían vendido dos kilos de asado de tira -y una morcilla- a 33 mil pesos. Pagó en dólares e, incluso, le quisieron cobrar de más. Y cuando solicitó el ticket, el carnicero fingió no entender. Entonces, ¿por qué sonríe? Lo hace porque volvió a tener repercusión mediática al ser el primer argentino que paga con la divisa norteamericana por algo tan cotidiano como carne para un asado tras la nueva disposición gubernamental. Eso sí, Marra no será el único en caer en esta estafa donde muchos perderán y pocos saldrán ganando.
La idea del Gobierno Nacional de habilitar etiquetas en dólares -y en marzo, el pago con débuto de la misma moneda extranjera- persigue varios objetivos. Según Javier Milei, estas medidas marcan el inicio de una "competencia de moneda" como eje para las transacciones en el país.
Pero debajo de la superficie, lo que cocina es harina de otro costal. Porque estas iniciativas solo buscan que los ciudadanos entreguen sus dólares y, de esta manera, se aspire el famoso colchón de la clase media. No es ninguna novedad: hasta la propia Patricia Bullrich, al momento de hacer campaña, dijo que el ahorro de los argentinos iba a ser el motor para salir de la recesión económica.
La falta de una verdadera competencia de monedas quedó expuesta en la carnicería de Marcelo, quien le vendió a Marra 2.080 gramos de tira con hueso y bastante grasa. Lo hizo sin querer. Es que al momento de ser consultado por el vuelto, confesó que él siempre lo devolverá en forma de pesos. Su reacción fue tan automática como cuando Marra pidió un ticket, y el comerciante aseguró que no trabajaba con ellos. Por lo menos, al legislador porteño le regalaron -cortesía de la casa- un salame casero.
El mostrador de Marcelo también dejó al descubierto un problema que pocos mencionan: la inflación en dólares. Es que el carnicero ya hacía esas movidas de prensa desde agosto del 2023: en ese entonces, vendía el kilo de pollo a dos dólares. Ahora, en enero de 2025, el mismo producto cuesta diez dólares.
Entonces, ¿por qué un autodenominado "especialista financiero" como Marra decidió comprar de esa manera dos kilos de asado? La respuesta es simple: necesita provocar. Ya lo hizo cuando intentó, torpemente, despintar un grafiti en memoria histórica escrito por Juan Grabois en el Jockey Club.
Es la única forma de mantenerse relevante en el radar libertario, especialmente después de que Karina Milei le bajara el pulgar en su lucha para encabezar la lista en CABA en las legislativas del 2025. Ahora solo le queda mantener el apoyo digital que le otorgan los retuits del hermano de Karina. "Haga lo que haga, su suerte está echada", aseguran algunos operadores libertarios.
El primero, pero no el último
Otros comerciantes empiezan a seguir el ejemplo de Marcelo. Judith Letcher, dueña de un kiosco en Peñarol de Pilar, anunció que aceptará dólares de chicos y padres que asistan al club. La comerciante publicó la disposición en redes, al asegurar que no quería perderse el tren de la "convertibilidad".
Los usuarios de Twitter y Tik Tok indagaron en su propuesta. "¿Habrá descuento por pago en efectivo en dólares?", fue el primer interrogante. La respuesta fue negativa. "¿Al dólar oficial o al blue?", preguntó otro. Le contestó, bastante seco, con que cobraría "al dólar libre", dando por entender que era la segunda opción.
El tercer interrogante ya no lo quiso contestar. "¿Das ticket?".