“Creo en la necesidad de la acción y la resistencia para hacer sobrevivir y evolucionar una cultura que está siendo arrasada como parte de un proyecto de opresión neo colonial y exterminio”. El que habla es Jorge Fandermole, uno de los artistas más influyentes y profundos de la cartografía sonora del país. Sus canciones han sido grabadas por Mercedes Sosa, Los Huayra, Juan Carlos Baglietto, Silvina Garré, Tania Libertad, Lito Vitale, Jairo, Soledad, Ana Belén, Teresa Parodi, Liliana Herrero, Aca Seca, Peteco Carabajal y Los Alonsitos, entre otros.
Con siete discos de estudio en su haber, en 2014 la placa doble Fander recibió el premio Gardel al Mejor Disco de Folklore Alternativo; y el mismo año fue reconocido por la Fundación Konex con el Premio Konex de Platino como autor/compositor de la década en Música Popular.
En los 80 integró la histórica Trova Rosarina y más tarde se desarrolló como solista. Desde entonces ha escrito piezas sensibles como la Oración del remanso, Diamante, Canto Versos, Cuando, Sueñero o Junio, que conmemora los asesinatos de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, cometidos el 26 de junio de 2002 en la masacre de Avellaneda.
Así, con más de cuatro décadas de crear canciones que son semillas, con su hondura poética y melodías de alto vuelo, el guitarrista, compositor y cantante se presentará el domingo 26 de enero a las 19 en Vaqueros. La reunión, que sucederá al aire libre, se llevará cabo en La Totora Espacio Cultural, ubicado en Julio Cortázar y Pasaje El Astillero. Allí, “Fander” actuará junto a Fernando Silva, en bajo y violoncello, y desplegará algunas de sus obras más reconocidas y algunas novedades para abrazar al público en los primeros días del año.
En ese marco, y en una conversación extensa con Salta/12, Fandermole adelanta detalles del concierto y expresa su deseo de editar un nuevo trabajo en 2025.
-Comenzarás el año con un concierto en Vaqueros junto a Fernando Silva ¿cómo preparan ese concierto, en estos tiempos en que el encuentro, ese abrazo, es tan necesario?
-Un concierto siempre genera muchas expectativas ya que implica, sobre todo cuando no se participa de circuitos frecuentes, comunicarse con público nuevo en el que, además, uno espera se renueven las generaciones de escuchas. Y esa necesidad de encuentro a que hace referencia tu pregunta es central y genera de nuestra parte un gran compromiso que se intenta honrar desde el escenario del mejor modo. Todos buscamos lo mismo: una buena experiencia artística y un poco de emoción.
-¿Qué le aporta a tu repertorio el trabajo a dúo, desde la sonoridad, desde lo interpretativo?
-Desde el inicio de mi trabajo vengo participando de diferentes formatos que van desde el estricto solista hasta formaciones numerosas. Cada una tiene sus ventajas y dificultades. Prefiero tocar acompañado, y en el caso particular de Fernando Silva, esa compañía aporta una enorme solidez instrumental y la diversidad tímbrica del bajo y del cello. En ambos casos con la expresividad y sensibilidad de un músico admirable, de esos que están muy atentos al carácter de la canción.
-Has compartido escenarios con múltiples colegas ¿con qué músicx de Salta te hubiera gustado o te gustaría tocar o grabar?
-No sabría responder; reconozco mi limitación de conocimiento al respecto. Tengo claro sí, que es una comunidad que conserva y renueva una tradición cantora y compositiva que ha dejado una vara muy alta en las influencias que los músicos de diferentes regiones tenemos. El Dúo Salteño, por dar un ejemplo, como singulares portavoces de las obras de Gustavo Leguizamón, Manuel Castilla y otros grandes, ha ocupado gran parte de la escucha desde mi adolescencia en más, y me han enseñado unas cuantas cosas trascendentes.
-Has compuesto decenas de canciones, muchas de ellas ya son parte del ADN de lxs argentinxs, ¿cómo armás las listas de tus shows y cómo te llevás con esas obras que el público espera escuchar?
-Trato de conseguir un equilibrio entre las canciones relativamente recientes, con las que uno suele estar entusiasmado por la novedad, y aquellas otras de diferentes edades que ya han tenido tiempo de dialogar un poco con el público y que han sobrevivido a la crítica personal, a la mía propia. Pero siempre con la esperanza de que las generaciones nuevas también sean parte del público, en cuyo caso mucho de lo viejo resultará nuevo.
-Tu carrera tiene más de cuatro décadas y se inició, por decirlo de algún modo, formalmente con el disco Pájaros de fin de invierno, que se editó en 1983, el año de la recuperación democrática ¿qué significado tuvo entonces y cuál tiene para vos hoy ese álbum?
-Pájaros de fin de invierno fue un disco iniciático y un temprano experimento de alguien que intentaba cantar del modo más honesto posible y desde su propia posibilidad lírica, la transición desde un tiempo oscuro hacia otro imprevisible y esperanzado. Fue además la puerta personal que nos legó Juan Baglietto desde su liderazgo expresivo en la Trova Rosarina como posibilidad de hacernos visibles ante las expectativas de un sello discográfico y un público. De ahí sobreviven todavía algunas canciones.
-En esa trayectoria está también la Trova, que tuvo un breve regreso en el 19 ¿creés que en la actualidad es necesario el surgimiento de un movimiento similar, para contrarrestar la opacidad actual, los embates contra la cultura y los derechos humanos?
-Emergencias como la de la Trova deben entenderse como un entramado entre el trabajo persistente de un grupo de talentosos (entre los que no me incluyo entonces por una cuestión de dedicación en ese momento) y una serie de azares históricos que funcionaron como contingentes. No creo que actualmente deban esperarse posibilidades propicias; creo en la necesidad de la acción y la resistencia para hacer sobrevivir y evolucionar una cultura que está siendo arrasada como parte de un proyecto de opresión neo colonial y exterminio.
-Por otra parte, en 2025 se cumplen cuarenta años de Tierra, Sangre y Agua y veinte años de Pequeños mundos. En ese contexto, ¿pensaste en una serie de presentaciones especiales por los aniversarios?
-La verdad, no. Por el contrario, estoy especialmente interesado en terminar de grabar y editar material nuevo ya que mi último disco data de 2014.
-Desde 1988 repartís tu tiempo entre la creación, los conciertos y la enseñanza, ¿qué le ha aportado la docencia a tu vida en las aulas? ¿creés que se hace docencia o se trata de modificar en algo la realidad también sobre el escenario?
-Tengo la certeza de que toda expresión artística, cuando es afortunada, sostiene en lo formal sentimiento e idea. A veces logra emocionar, y cuando lo hace transforma. Entonces puede pensarse que toda expresión artística también puede trasmitir conocimiento y es, necesariamente, una expresión política porque incide sobre la toma de decisiones que involucran lo comunitario. Pero para eso no hace falta que sea una canción de contenido político explícito.
-Hay tiempos largos entre tus dos últimos discos. ¿Grabarás uno nuevo en el corto plazo o habrá que esperar para el sucesor de Fander?
-Hace tiempo trato de terminar uno que contiene buena parte de las canciones de los últimos (ahora) diez años. Veremos si llego, el azar y la necesidad deciden.