Fotógrafa del pueblo

Aunque quienes la conocieron aseguran que era una verdadera fuerza de la naturaleza, la fotógrafa Alice Longstaff murió en 1992 casi anónima para el mundo. Mujer pionera nacida en la clase trabajadora inglesa, dejó la escuela a los 14 años con la idea de ser fotógrafa por puro instinto, en un momento donde a las mujeres se les prohibía mucho más que la fotografía. Sin embargo, durante los siguiente 70 años documentó hermosamente y con gran habilidad, la vida cotidiana de la pequeña comunidad Hebden Bridge en la zona oeste de Yorkshire. “Era una fotógrafa brillante que merece ser conocida en el mundo”, dijo Andrew McTominey, el encargado de archivo de la institución benéfica Pennine Heritage, con base en Hebden Bridge, donde llegaron miles de negativos de Longstaff después de su muerte. Por eso, tanto investigadores como vecinos y académicos vinculados a la fotografía, se han sorprendido con este legado tan extraño y hermoso. Y celebran que por primera vez un libro reúna parte de su obra. En el recientemente editado End of the roll, se reúnen cuarenta imágenes nunca vistas de Longstaff. Esto incluye parte de esos negativos encontrados que han sido restaurados y que se difunden por primera vez. Parece que en su momento Longstaff se convirtió en la fotógrafa del pueblo: documentó casamientos y sacó fotos para pasaportes, y en el camino se transformó en un verdadero reservorio del paso del tiempo en una comunidad y sus paisajes. Son fotos de situaciones pequeñísimas capturadas con un pulso y un afecto que realmente quitan el aliento: niños jugando con perros, parejas recién casadas, señoras que lavan la ropa. Si bien la mayoría de los fotografiados son anónimos, los vecinos han empezado a reconocer a viejos familiares o antepasados en esos retratos. “Parece que Alice era realmente un personaje. Mucha gente viene aquí y dice: ¡sí, a mí me fotografió!”, se entusiasmó McTominey.

Un dulce colocón

La buena noticia es que el viralizado untable de mantecol es real. Y, después de una fiebre feroz, se puede volver a encontrar en góndolas. La mala es que ese producto que no sabíamos que necesitábamos tranquilamente podría haber sido parte de una tendencia online que seguro llegará pronto a este país amante de la comida a deshoras. El snackfish –algo así como un cazabobos para golosos–, es la viralización de productos falsos, demasiado buenos para ser verdad, que razonablemente el público empieza a buscar con urgencia en las góndolas, creando gran confusión en trabajadores del super o en call centers de marcas originales. Pringles de chocolate, nutella de pistachos, helado de kinder, por dar ejemplos. El responsable de estas delicias apócrifas es un amante de los dulces que firma como Benji: un día se armó de photoshop y simplemente dejó volar su imaginación en su instagram personal. Si bien muy pronto algunas marcas empezaron a escribirle pidiendo que aclarara que esos productos no existían porque estaban recibiendo demasiados mensajes, Benji supo que realmente tenía algo entre manos cuando inventó el ketchup transparente y lo vieron 113 millones de personas: “Todavía me siento mal por la gente de Heinz a la que le siguen preguntando si es real”, dice Benji. Sin embargo, muchas marcas han decidido unirse a él, usándolo como influencer para tantear algunos productos que podrían llegar a concretarse como la Coca Cola de lima o el Kit Kat de café.

Surfear de noche

Más que ominosas criaturas de la oscuridad, los murciélagos son pequeños mamíferos super encantadores. Quizás, la ficción se ha ensañado con ellos por lo poco que realmente sabe la ciencia sobre sus curiosos comportamientos. Sabemos que duermen de cabeza y que muchas especies migran. Pero lo que no conocíamos hasta ahora es que además surfean. Eso dicen los científicos alemanes del Instituto de Comportamiento Animal Max Planck, que lograron cotejar el comportamiento de setenta murciélagos a través de un recorrido de 1600 kilómetros durante tres años. Gracias a una nueva tecnología –pequeñísimos sensores que no solo permiten saber la ubicación de los murciélagos sino que graban el ambiente– concluyeron que estos animales cambian sus rutas ante las tormentas, pero no lo hacen para evitarlas sino lo contrario: las buscan para “surfear” las olas de mal tiempo ahorrando su propia energía. “Algunas noches veíamos una explosión de despegues, parecían fuegos artificiales de murciélagos”, contó el investigador Edward Hurme. “Teníamos que averiguar a qué respondía este comportamiento en esas noches en particular”. En el estudio publicado en la revista Science, los científicos anotan que a diferencia de las aves, los murciélagos no se sobrealimentan antes de las migraciones, por lo tanto tienen que aprovechar mucho más la energía. Resulta que las noches de tormenta y los murciélagos efectivamente están relacionados. A veces fantasía y ciencia están de acuerdo.

La gran broma final

En perspectiva, los asuntos que conducen a la separación humana parecen muy poco importantes: la falta de acuerdos domésticos o la infidelidad, por ejemplo. Pero como vienen las cosas, el “divorcio impulsado por el medio ambiente” es una categoría que seguramente aparezca muy pronto. Así es como los investigadores se han empezado a referir a nuevos comportamientos que están observando en las formas de vincularse de varios animales. De hecho, un caso célebre que encendió interés científico fue seguido por la prensa como si se tratara de celebridades: Bibi y Poldi, dos tortugas de galápagos criadas en cautiverio y con 115 años de relación, se despertaron un día y no se soportaron más. O eso contaron los trabajadores del zoológico de reptiles Happ en Australia, que finalmente tuvieron que separarlas para siempre después de que empezaran a lastimarse sin ningún motivo. “El divorcio motivado por el medio ambiente es una consecuencia del cambio climático poco tomada en cuenta”, explicó el doctor Ruijiao Sun, de la Universidad de Santa Bárbara, que ha estado rastreando el comportamiento de varias especies. Por qué las personas se juntan y sobre todo por qué se separan son preguntas que constantemente motivan el arte. La ciencia también podría tener varias cosas que decir al respecto. En principio, Sun y sus colegas se han interesado en cómo el cambio climático está afectando la forma en que los animales se vinculan y también la forma en que se separan ya que tienen la exigencia de reinventar ciertas estrategias de supervivencia. La ciencia ha demostrado que en el reino animal existen casi infinitas formas de vínculos. Por ejemplo, explica Sun, se ha determinado previamente que en el caso de las aves, los machos tienen mayor importancia en el cuidado de las crías, lo que impulsa a la formación de parejas estables. O que varios animales con esperanza de vida corta tienden a cambiar de parejas más rápido. Pero ahora también es necesario poner el ojo en el área de las separaciones. En Australia, por ejemplo, las aves se separan menos que en Europa porque las condiciones climáticas para reproducirse les exigen más colaboración. Y en la Antártida, el aumento de las nieves ha empezado a arruinar los huevos, lo que ha hecho que las aves abandonen los nidos y a sus parejas. Incluso acá, en Islas Malvinas, el albatros, gran monógamo de la naturaleza ha empezado a engrosar las tasas de divorcio. Quizás por el estrés que le provoca la suba de temperaturas en la zona.