El flagelo de la violencia de género sigue golpeando a las mujeres y diversidades sexuales, pese a los intentos por generar cambios culturales y de los modos en que se desarrollan las relaciones interpersonales. Los discursos que ponen en duda la génesis de ese tipo de ataques contra niñas, mujeres o personas trans fueron creciendo a lo largo del último año, incluso de la boca de propios actores del Estado.
El miércoles pasado, sólo la provincia de Buenos Aires fue escenario de los crímenes de tres mujeres en manos de sus parejas. Según los datos que manejan organizaciones sociales, hubo 267 femicidios en el país a lo largo del 2024. Los números oficiales, que se basan en los expedientes, aún no fueron divulgados por la Procuración bonaerense.
Según los datos del Observatorio “Ahora Que Sí Nos Ven”, entre el 1 de enero y el 30 de diciembre de 2024, hubo un femicidio cada 33 horas. Para el mes de diciembre fueron 33 los casos. Es decir, uno cada 22 horas. Vale aclarar que los datos fueron elaborados a partir del análisis de medios gráficos y digitales de todo el país.
“Estamos frente a un contexto donde hay una violencia ejercida desde la propia Presidencia de la Nación, una violencia política y simbólica que crece con un mecanismo de tratar de enemigo a quien piensa diferente y a quien hay que eliminar, con un estigma a la diversidad sexual, al extranjero, al que no piensa igual y eso alienta el contexto de violencia social”, planteó a Buenos Aires/12 la ministra de Mujeres y Diversidad bonaerense, Estela Díaz.
En su análisis, la funcionaria provincial evaluó que “en medio creció la pobreza, el desempleo y la desigualdad”, por lo que sostiene: “no vemos condiciones para que se reduzcan las violencias, sino lo contrario, hay una actitud de alentar las formas violentas de relaciones interpersonales; lo que genera es las peores condiciones para abordar estas situaciones”.
“Veníamos en un amesetamiento en los números de femicidios, hubo un poco de aumento hacia 2023. Estamos viendo que no hay cambios significativos en torno a esas cifras”, señaló. Un dato de impacto es que “más del 80 por ciento de los femicidios son casos que no tuvieron denuncias previas”, dijo Díaz, por lo que concluyó en que “quiere decir que necesitamos seguir trabajando en las alertas tempranas”.
Con el fin de generar estadísticas concretas, el Ministerio trabaja en articulación con las carteras de Seguridad y de Justicia, con la Suprema Corte y la Procuración en el proceso de investigación y de clasificación de los casos. “Antes nos encontrábamos con subregistros y han ido mejorando el listado oficial con nuestro programa de abordaje integral de los femicidios, que contribuye también con la investigación y el acompañamiento a los familiares”, marcó Díaz.
Con todo, tras la eliminación del Ministerio de Mujeres a nivel nacional, la Provincia ya no tiene relación con las áreas que quedaron a cargo de las políticas de género. “No hay certezas, primero llevaron los programas a Capital Humano, luego a Justicia; hicieron una sola reunión del Consejo Federal de las Mujeres y señalaron que iba a haber continuidad de programas como el Acompañar pero redujeron la asistencia de 6 a 3 meses”, planteó la ministra.
A ello agregó la incertidumbre en torno al funcionamiento de la línea 144 para asistencia telefónica a las víctimas: “Dijeron que habría continuidad, pero con despidos de personal. Nosotras nos abocamos a fortalecer la línea de la Provincia y la articulación directa con las demás jurisdicciones”, agregó.
Es que hay casos que, si bien se denuncian en Buenos Aires, puede requerir de una articulación con personal de Santa Fe o San Luis o cualquier otra jurisdicción donde la denunciante tenga vínculos familiares. “Antes eso lo hacíamos coordinadamente con el Ministerio nacional, pero ahora es imposible”, sentenció.
“A nivel nacional solo hemos visto actitudes que, además de negar que la problemática existe, alentaron el poner en foco si hay falsas denuncias, que tiene un efecto negativo. Puede haber alguna situación, pero poner el foco en eso debilita la posibilidad de que las mujeres denuncien, se genera un clima de duda porque las acusen de mentir. No es algo espectacular llegar al Poder Judicial, eso es una mentira y una fábula”, añadió la ministra.
En ese plano, focalizó en el hecho de que la cartera puso como base el fortalecimiento de las políticas de género locales con el fin de trabajar con las personas antes de llegar a a la Justicia.
“Siempre planteamos la importancia de la necesidad de territorialización porque hasta hemos tenido femicidios en localidades de 500 habitantes, es decir que es una problemática que atraviesa todo sector social, geográfico y de edad”, marcó Díaz, quien recordó que para 2019 había 65 áreas de género y ahora hay 133, es decir, en casi todos los municipios.
“El ajuste económico tiene impacto en los presupuestos de los municipios y trabajamos en sostener las áreas, acompañarlas y llevar todas las políticas a los municipios en los que seguimos teniendo muy buena recepción, incluso en los distritos de la oposición”, cerró.
Otro de los blancos del Gobierno libertario fue la Educación Sexual Integral (ESI), que empezó a ser cuestionada incluso desde la campaña presidencial y que se puso en dudas a partir de señalar algunos libros o contenidos específicos. Para Díaz, hay "un compromiso de implementación pleno de la ley de la Provincia" porque "son contenidos que previenen la violencia".
"Es muy importante para nosotros porque fortalece los vínculos saludables, solidarios y comunitarios de nuestras juventudes y ese camino lo vamos a profundizar", aseveró la funcionaria. Este año, se implementará en el territorio a partir de una articulación entre las cateras de Educación, Mujeres y Desarrollo de la Comunidad. "Siempre ha pasado, desde que se sancionó, que hay un proceso de incorporación porque impacta en las subjetividades y hay temor ante el desconocimiento", agregó.
Asimismo, sotuvo que "con el acceso a las redes hay una sexualización e incluso un acceso a la pornografía muy tempranas y la ESI es lo contrario a eso, da herramientas para proteger la intimidad y de poder expresar cuando algo molesta".
"Son los pibes y las pibas los que, a través de una encuesta anónima, nos dicen que quieren hablar de salud mental, de cómo manejar su emocionalidad, pero también nos piden más ESI, no menos; los jóvenes piden más contenidos", cerró.