Rosmery Aramayo Torres, una comerciante de 52 años, que residía en el barrio Ferroviario de Salvador Mazza se encuentra desaparecida desde el viernes último. Su marido, José Miranda, de 51 años, es el principal sospechoso.
Familiares de la mujer pidieron la reconstrucción de los hechos, ya que aseguran que Miranda le confesó a un hijo que "la empujó al río" y aunque desean encontrarla con vida, contemplan la hipótesis de un femicidio. Después de la movilización, el Ministerio Público Fiscal de Salta informó que cambió la acusación a femicidio.
Ayer por la tarde familiares de Rosmery Aramayo, oriundos de Tarija (Bolivia), organizaron una marcha en Salvador Mazza (Argentina), que fue acompañada por una multitud de vecinos.
Cerca de las 22, el Ministerio Público Fiscal informó que "ante la presunción de que la mujer podría encontrarse sin vida, el fiscal penal de Salvador Mazza en feria, Jorge Armando Cazón, derivó a la Unidad de Graves Atentados contra las Personas (UGAP) la causa, a la cual caratuló como femicidio".
El cambio se dispuso tras la declaración ampliada del imputado, realizada a las 19.54, a pedido de él y en presencia de su abogado defensor.
El hombre relató que el pasado 17 de enero, mientras estaba junto a su pareja en las inmediaciones del río Pilcomayo, en un lugar conocido como Pozo La Yegua, se habría producido un desborde de la tierra y la mujer habría caido al agua. Miranda dijo que no pudo ingresar al río porque no sabe nadar y que permaneció en la orilla esperando que Aramayo, pero esto no ocurrió y regresó a Salvador Mazza. Aseguró que se siente en estado de shock y que está dispuesto a colaborar para identificar el lugar exacto de los hechos.
Con base en esta declaración, y considerando que la causa excede su competencia, el fiscal Cazón remitió el caso a la UGAP, donde seguirá la investigación.
Miranda, que está detenido desde el sábado último, fue imputado primero por privación ilegítima de la libertad; ahora la acusación cambió a femicidio. Es considerado responsable por la desaparición de su esposa, madre de sus dos hijos, el más chico, de 8 años. La pareja llevaba 22 años de convivencia. Este hombre salió el viernes a las 8 de la mañana con la mujer. Dijo que iba con destino a Bolivia, aunque se determinó que salió en sentido contrario, hacia el sur, y horas después regresó solo y se negó a revelar el paradero de ella. Un día después hizo una denuncia por extravío de persona, con contradicciones e inconsistencias que se evidenciaron durante la investigación fiscal, por eso quedó detenido.
"Vayamos a donde tiró el cuerpo"
"Que José se suba a la camioneta de la policía y vayamos a donde tiró el cuerpo de mi mamá, eso es lo que yo pido", dijo Kimberly Aramayo, hija de Rosmery, al periodista Raúl Costes durante la marcha realizada ayer. Ella encaró la búsqueda de su madre desde el viernes por las localidades del Chaco salteño donde hubo vecinos que vieron a Miranda solo en la camioneta, pero cree que ya no la encontrará con vida. "Pasaron ya 4 días, el sol, el calor, los bichos, no creo que mi madre esté viva, pero si no la pude cuidar en vida, quiero cuidarla de muerta", manifestó.
"Los vecinos me demuestran que mi madre era muy querida, porque hay mucha gente, no esperaba tanto apoyo, estoy eternamente agradecida con cada uno de ellos", expresó Kimberly. También agradeció a la Policía de Salta.
"Pido a la población que nos apoye, sinceramente, en mi corazón tengo una línea de esperanza, de que mi hermanita esté viva. Nosotros no somos de acá, vivimos en Tarija pero vinimos todos los familiares a buscarla, porque no puedo hasta ahora creer, aceptar lo que le haya pasado a ella", dijo por su parte la hermana de Rosmery. Por altavoz, pidió "justicia" y protestó contra la violencia hacia las mujeres.
La madre de Rosmery, Alejandra Torres, de 71 años, dijo que no pierde la esperanza de encontrarla con vida, también reveló que su hija le había contado que José Miranda la violentaba. "Yo le daba el consuelo de decir, 'ven aquí, a Bolivia'. Pero no quise mucho también decir algo porque era una pareja, (una) familia. Tenían dos hijos. Jamás he pensado que él llegaría a esto", aseveró.
El hermano de Rosmery, Marcos Aramayo, también pidió que las autoridades lleven a Miranda "al lugar donde él la ha empujado al río, porque ya ha declarado eso". "A su hijo J. (...) le dijo eso", aseguró. Y le ha dicho (que) le ha llevado a tal lugar, y ahí le ha empujado", afirmó. También señaló que Miranda le habría señalado a su hijo, "como tu madre no sabía nadar...".
Según explicó Marcos, le preguntaron a este chico si quería colaborar para encontrar as su madre y él respondió que sí. Por esto mismo, fue a hablar con el padre. "Su papá se quebró y le dijo, sí, hijo, sí ha pasado esto". Sin embargo, ante la prensa este joven negó tener más conocimiento, por lo que el tío propuso un careo entre ambos, pero finalmente se conoció que mientras se desarrollaba la marcha, Miranda confesó el lugar preciso donde Rosmery cayó al río, aunque no dijo que la empujó, sino que se cayó sola.
La marcha partió de la tienda de Rosmery y se dirigió a la comisaría local. Después fueron al puesto de la Gendarmería Nacional donde la hija y la hermana de Rosmery pidieron mediante altavoz colaboración con la búsqueda, aunque nadie salió a atenderlas. Para finalizar, caminaron hasta la delegación de la Policía Federal, donde sus autoridades se pusieron a disposición para colaborar pero explicaron que la causa está en el fuero provincial y no pueden entorpecer la investigación en curso.
"Pedimos justicia (...). Hay una vecina que todos conocemos, acá estamos los comerciantes, apoyando. La justicia está retrasando los días. Queremos la respuesta ahora. Necesitamos encontrar a Rosmery. Pedimos a las autoridades, gobernador, senadores, que se unan a todo esto", manifestó una vecina por el altoparlante.
El marido mintió desde el principio
El fiscal Armando Cazón explicó en Radio Nacional que la investigación se inició por extravío de persona ante la denuncia de Miranda, quien declaró que junto a su pareja viajaron a Bolivia por pasos clandestinos a comprar mercadería en la ciudad de Yacuiba. Dijo que ahí la mujer le dijo que tenía otra pareja y que ya no quería verlo, para luego retirarse en un vehículo desconocido.
"Todo eso que dijo es mentira”, sostuvo ayer el fiscal. Es que la fiscalía tomó otros testimonios y surgieron contradicciones. “Unos decían que habían pasado, otros decían que no”, reveló el fiscal. Los relatos de familiares y los relevamientos de cámaras de seguridad públicas y privadas en Salvador Mazza y en la ruta nacional 34 mostraron movimientos sospechosos de Miranda. Según estas pruebas, el hombre habría regresado a territorio argentino en su camioneta, acompañado por una persona cuya descripción coincide con la vestimenta de la mujer desaparecida.
Cazón dijo que pidió ver las cámaras de Salvador Mazza y tres mostraban a Miranda en la camioneta junto a Rosmery, pero en dirección a Tartagal, en sentido contrario al que decía. Ante ese descubrimiento, pidió que los investigadores se fijaran en las cámaras de Aguaray y vieron que no habían pasado ese control.
En cambio, en Campo Durán, encontraron imágenes del ingreso. “En el acto solicito la detención de él, el secuestro de la camioneta, el celular, todo”, explicó el fiscal. “Él entra después de las 8 de la mañana y regresa a las 15 horas pero solo. Eso nos dicen las cámaras”, precisó.
Familiares de la mujer reportaron que Miranda cargó su camioneta apresuradamente y tenía intenciones de abandonar la localidad sin dar explicaciones claras. Pero antes de que huyera lo detuvieron.
“Tenemos la certeza de que salió con ella y volvió solo”, había señalado Cazón. Además recalcó que "pasó un día" de la desaparición hasta que Miranda hizo la denuncia.
"Empezamos una búsqueda intensa por distintos lugares buscando una persona con vida", declaró Cazón en la mañana de ayer. Por la noche, la hipótesis cambió por completo.