Ahora, tan prolífico en pestes e ignorancias, flota sobre el rastro carnal que exacerba a las especies carroñeras. La tala siempre huele a crimen. Una tijera de podar, hastiada de tanta savia resbalando por su filo, opta por colgarse de un cactus que floreció la noche anterior.

Corrompida en mis ligamientos, desvirtuada a los pies de este árbol que hasta hace poco fue mi pie, soy la rama recién cortada, una porción de cosmos extirpada de su contexto.

Mi propensión a describir produce sombras en la transparencia. Glacial repertorio de minúsculas intenciones. De tal modo Maurice Maeterlinck se refirió a mí. Un desubicado. No da ni para dedicarle medio renglón.

Narrar todo lo opaca.

Percepción engatusada por la obviedad que brota de cualquier verdad revelada.

Ballet para orquídeas y viento, la función crepuscular encuentra en el patio a su teatro perfecto, el foso de la orquesta está en la copa de los árboles y las cotorras ensamblan su estridencia a las polleras amarillas de esas muñecas vegetales. Coreografía al compás de la abstinencia de misterios. Aturdimiento de fanáticos posesos por ese razonar sin azar que afea hasta a las más bellas ideas. Hordas afectadas por el síndrome de bailarina de cajita de música.

¡Aléjate de mí, Polyana del inframundo, vuelve al centro de tu entelequia montando la estela que las Siete Brujas dejan a su paso! Los jazmines me han decretado Embajador de su aroma ante la imagen de Dios envuelto en una esplendente capa blanca que lo asemeja a la flor que represento.

El perfume de la abstracción a muchos les resulta demasiado físico.

Venus, ese jazmín tallado en relámpagos, escribe con caligrafía estelar el único secreto que todos prefieren guardar para sus adentros más torturados. La desproporción siempre será realista y figurativa. Lo dice el cielo.

pd

Yo, este campo generador de implicancias recién dado de alta del nosocomio de los tarambanas.

Y los autómatas creen.

Ilustra el texto un verso que no dio aún con las letras adecuadas.

@dr.homs