Los “productores” agrícolas en cuyo nombre los gobernadores de la Región Centro del país, Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Martín Llaryora (Córdoba) y Rogelio Frigerio (Entre Ríos) reclamaron ayer en Rosario la reducción o eliminación de las “retenciones”, pagaron más el año pasado por la renta de la tierra que cultivaron que por derechos de exportación de los granos que cosecharon, lo que vuelve a mostrar que “el campo” no es un sector homogéneo sino una conjunción de escalas e intereses distintos, que incluye un alto componente “rentístico”. De acuerdo a los datos oficiales, en la campaña 2023/2024 de los 34,3 millones de hectáreas destinadas al agro el 70% se trabajó bajo la modalidad de arrendamiento o alquiler de la tierra por un estimado –muy conservador, de 10 quintales de soja por hectárea- de U$S 7.200 millones destinados a la renta, mientras que los ingresos del Estado por Derechos de Exportación (Dex) fueron de U$S 5.300 millones.

El primer dato surge de la publicación de la Secretaría de Bioenergía de la Nación en base al Sistema de Información Simplificado Agrícola (Sisa), que reunió la ex Afip (ahora Arca) en la campaña 2023/24. De acuerdo a esa fuente de información, de los 34,3 millones de hectáreas cultivadas, 24 millones lo hicieron bajo la modalidad de arrendamiento de la tierra, equivalente al 70% del total.

Sólo 10 millones de hectáreas fueron trabajadas por sus propietarios en forma directa. A una renta de 10 quintales por hectárea alquilada –suelen pactarse contratos por hasta el doble, según la zona- significó que el sector agrícola destino U$S 7.200 millones a la renta de la tierra.Paralelamente, el viernes pasado un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) precisó que las seis principales cadenas agroindustriales tributaron en 2024, en concepto de retenciones, U$S 5.350 millones. Como argumento para pedir su baja, el ministro de Desarrollo Productivo de Santa Fe, Gustavo Puccini, dijo que más del 50% de ellos, alrededor de U$S 2.900 millones, salieron de “productores” de este distrito.A la vez, el informe de la BCR muestra que lo que “el campo” tributó en concepto de Derechos de exportación fue poco más de la mitad de lo pagado en 2022 (en 2023 fue el año de la sequía histórica) cuando el agro aportó U$S 9.101 millones.La renta de la tierra es, desde hace años, uno de los “negocios” derivados del campo. Según los datos del Sisa de la campaña 23/24, quienes cultivan hasta 50 hectáreas representan el 5% de la superficie total, mientras que en el otro extremo, quienes siembran más de 3.000 hectáreas representan el 18% de la tierra cultivada.

En el último rango de superficie, más de 3.000, en la campaña anterior se sembraron 6.267.635 hectáreas, de las cuales 4.890.472 fueron arrendadas.

Esos datos ponen en debate la cuestión de las retenciones, puesto que su eliminación implicaría un incremento del 33% de la rentabilidad de un sector que el referente del Movimiento Arraigo, el chacarero Pedro Peretti, considera “el sector más parasitario de la sociedad”.

Por eso, ese sector del agro propone que, mientras existan, las retenciones deben ser “móviles y segmentadas”, porque no representan los mismo para las diferentes formas de agricultura, escala y tenencia o no de la tierra.

Las llamadas retenciones son herramientas de política económica que tienen a su alcance quienes administración la hacienda de un país. Pueden servir para desalentar un tipo de producción, para desacoplar precios internos de los internacionales cuando los mismos productos que se exportan se consumen en el país, para incrementar la recaudación fiscal o para diferenciar escala de productores agrícolas.

En el caso actual, el gobierno de Javier Milei –como ya le ocurrió al de Mauricio Macri cuando el Fondo Monetario Internacional (FMI) le pidió la restitución de los Derechos de exportación- las necesita para que el ministro de Economía, Luis Caputo, cancele parte de la deuda externa que contrajo con el FMI el anterior miembro del gabinete económico, Luis Caputo.

En una nota de opinión publicada días atrás por Página/12, el referente el Movimiento Arragio, Peretti, sostuvo que “sin las retenciones, en la Argentina no quedaría un solo pequeño productor alquilando tierras. Esto es así aunque lo nieguen los comunicadores interesados, que repiten como una letanía ‘las retenciones son un robo’. No se les cae una idea ni por milagro”.

En esa línea, recordó que “la tierra es un bien finito, no se puede fabricar más; hay la que hay”. Por eso, explicó, “más acaparan los grandes grupos de siembra, menos queda para los chacareros genuinos. Por eso decimos que el Estado regulando es clave para una agricultura democrática y la segmentación es un instrumento de primer orden para poner límites a la concentración de tierras y rentas”.