Los ocho trabajadores cesanteados, con causas que el sindicato apuntó como falsas para no pagar indemnizaciones fueron reincorporados y realizan sus tareas con normalidad, mientras dura la conciliación obligatoria en el molino que el Grupo Bahía Energía opera en la localidad bahiense de Cerri.
La semana anterior, el Ministerio de Trabajo que encabeza Walter Correa había dictado la conciliación obligatoria para los meses de enero y febrero. La empresa originalmente se avino a esos términos, pero a continuación dispensó a los ocho trabajadores, cuyas indemnizaciones estaban en juego.
Hasta que, a fines de la semana pasada, el secretario adjunto de la conducción nacional de la Unión Obrera Molinera Argentina, Horacio Seren, junto con su asesor jurídico, se sumó a las reuniones que mantenía con la empresa y los delegados de Trabajo el secretario se la regional local, Julio Vidal.
Desde el lunes 20, los ocho realizan sus tareas con normalidad, en lo que constituye una victoria táctica de los trabajadores, frente al intento de la empresa de cerrar sin pagar las indemnizaciones correspondientes. Las partes seguirán conversando durante todo el verano.
Distintas fuentes consultadas coinciden en señalar una serie de factores concurrentes que afectan a la rentabilidad del sector, como la política cambiaria del gobierno nacional y la caída del consumo interno.
El contexto podría empeorar más todavía, si no se revierte la sequía imperante, que afecta tanto la zona núcleo como el sur bonaerense, históricamente triguero. La consecuencia podrían ser rindes mucho menores que incidan en los precios al alza.
Y todo indica que el aumento de los insumos de los panificados no podría ser trasladado al precio final, por los bolsillos flacos de los consumidores, cuyos salarios perdieron poder de compra el último año.
El conflicto comenzó el 24 de diciembre a la tarde, cuando de la nada los trabajadores fueron notificados de un supuesto despido con causa. "Se trata de trabajadores ejemplares, algunos con quince años de trayectoria y ni un apercibimiento", refutó el sindicato.
Directivos de la empresa manifestaron su voluntad de cerrar, pero pasado casi un mes, eso no consta en ningún documento, por lo que existen varias hipótesis sobre el verdadero interés de quienes la gerencian.
Los complejos agroindustrial y agroexportador en su conjunto siguen muy de cerca lo que ocurre con algunos jugadores importantes dle sector, que acusan estrés financiero por falta de liquidez.
El más significativo es el de Grupo Los Grobo, oriundo de Carlos Casares, desde 2016 en manos de Victoria Capital Market. Se trata de un auténtico gigante, con posiciones en distintas empresas del sector y operaciones en varios países de la región.
La semana pasada no pudo repagar el capital de un vencimiento de obligaciones negociables por 30 millones de dólares. Si bien los acreedores de papeles defaulteados eran bancos, los chacareros respondieron preventivamente con un tractorazo en la localidad de San Miguel del Monte.
Al respecto, en diálogo con Buenos Aires/12, el ministro de Desarrollo Agrario provincial, Javier Rodríguez, afirmó que la Provincia "no va a permitir que le transfieran sus pérdidas a los productores", en una alusión elíptica a lo ocurrido años atrás con Vicentín.
Recién ahora, con Los Grobo en riesgo, la Mesa de Enlace de entidades patronales agropecuarias rompió el silencio y reclamó al gobierno nacional medidas urgentes para hacer frente a la combinación de soja barata en el mundo y el valor del dólar retrasado en Argentina.
Bahía Energía
El Grupo Bahía Energía, cuyo director es el nicoleño Juan Carlos Bojanich, se encuentra diversificado. Posee varias plantas de biodiesel, que vende a YPF, tiene varios campos propios, y posiciones en la industria de los juegos de azar, que en conjunto representan unos tres mil puestos de trabajo.
Sólo sus plantas de biodiesel están valuadas en 250 millones de dólares, aunque también ese negocio se vio afectado por el cambio de reglas de juego que impuso el gobierno de Milei, al bajar el porcentaje de corte obligatorio de los combustibles, haciendo lugar a un reclamo histórico de las petroleras.
Molino Bajo Hondo nació en la localidad homónima, perteneciente al partido de Coronel Rosales, vecino de Bahía Blanca. La empresa también fraccionaba y comercializaba bajo la marca propia La Rosaleña, pero dejó de hacerlo.
"El grupo tiene recursos para pagar las indemnizaciones, si no es el molino será otra empresa", afirman. El principio jurídico que invocan es que, si no fueron socios en las ganancias, tampoco tienen por qué serlo en las pérdidas.
Bojanich es medianamente conocido en Bahía, pero cultor de un perfil muy bajo fuera de la ciudad donde hace base. Tiene 68 años, es contador público y su primer negocio fue una cadena de panaderías que todavía conserva. Con ellas, hace más de treinta años, fue proveedor de la vecina base naval de Puerto Belgrano.
“El 90% de nuestros proyectos son producto de la constante reinversión. Somos emprendedores natos e inversores compulsivos”, se definió en una entrevista con la revista Forbes, en una de sus pocas apariciones públicas, allá por 2020.
La UOMA, por su parte, integra la Confederación Argentina de Sindicatos de la Industria Alimentaria (CASIA), junto con UATRE, Atilra, Panaderos, Pasteleros, Fideeros y Uthgra, entre otros. Saibén Lafuente integra la comisión directiva de ese organismo, en calidad de secretario de Acción Social.