Michael Flynn, el primer asesor de Seguridad Nacional del gobierno Donald Trump y hombre alguna vez sindicado como el general retirado favorito del mandatario, se declaró ayer culpable de mentirle al Buró Federal de Investigaciones (FBI) sobre sus contactos con un funcionario ruso durante la campaña electoral del año pasado y crecen los rumores sobre lo que podría contar de ahora en más.
“Reconozco que las acciones que admití hoy en la corte estuvieron mal y que, a través de mi fe en Dios, estoy trabajando para hacer bien las cosas. Mi declaración de culpabilidad y aceptar cooperar con la Oficina del Fiscal Especial reflejan la decisión que tomé en nombre de los intereses de mi familia y mi país. Acepto toda la responsabilidad por mis actos”, escribió Flynn en un breve comunicado.
Desde la campaña presidencial del año pasado, los vínculos secretos entre el equipo de confianza de Trump y el gobierno de Rusia desataron denuncias, versiones y todo tipo de especulaciones, especialmente luego de que la entonces candidata demócrata, Hillary Clinton, fuera objeto de un ataque cibernético, al que ella y sus asesores ven como una de las causas de su derrota.
Los demócratas denunciaron que el hackeo de emails de su partido y de la campaña de Clinton fue realizado por agentes rusos, que lo filtraron a través de la publicación WikiLeaks. Como si esto no fuera suficiente, los demócratas también acusaron a Rusia de interferir en la campaña plantando noticias falsas sobre su candidata y el entonces presidente, Barack Obama. Esta denuncia fue confirmada meses después por Facebook.
Pese a que el primer año del gobierno de Trump estuvo plagado de polémicas, escándalos y todo tipo de conflictos diplomáticos, las dudas sobre un posible complot entre la mesa chica de Trump y el gobierno ruso de Vladimir Putin nunca desaparecieron. A las investigaciones que realizan varias comisiones del Senado y la Cámara de Representantes en Washington, se sumó una investigación del FBI. Primero la lideró James Comey, pero cuando Trump lo despidió y desató un nuevo escándalo, la Casa Blanca designó a un fiscal especial para el caso, el ex director del Buró, Robert Mueller.
Con la mirada del país y del mundo encima, Mueller llamó a declarar a varios miembros de la mesa chica de Trump y acusó formalmente a tres de ellos: al primer jefe de campaña del magante, Paul Manafort, y a su entonces número dos, Rick Gates; y al ex asesor de política exterior de la campaña presidencial, George Papadopoulos. Los primeros dos se declararon inocentes; el tercero, culpable de mentirle al FBI.
Ayer Flynn se convirtió en el cuarto acusado por el FBI, pero se trata del primero que formó parte del gobierno de Trump y no sólo de su campaña electoral. Flynn llevaba apenas 24 días en el cargo de asesor presidencial cuando fue forzado a renunciar, oficialmente, por mentirle a miembros de la Casa Blanca, entre ellos el vicepresidente, Mike Pence, sobre el contenido de sus conversaciones con el entonces embajador ruso en Washington, Serguei Kislyak. Según admitió después el propio Flynn, él y Kislyak hablaron sobre las sanciones que Obama impuso al Estado y empresas rusas en sus últimos meses en la Casa Blanca, justamente por su presunta interferencia en la campaña presidencial.
Según declaró la Fiscalía en la primera audiencia del proceso legal contra el ex asesor en una corte de Washington, en diciembre de 2016, es decir, después de que Trump ganara las elecciones, Flynn habló con el equipo de transición del magnate para discutir sus conversaciones con el embajador ruso, Kislyak. Flynn le contó a la Fiscalía que habló con un importante asesor del mandatario electo y éste le dijo que “miembros del equipo de transición presidencial en Mar-a-Lago (el resort predilecto de Trump en Florida) no quería que Rusia escalara la situación”, en referencia a la respuesta de Moscú a las últimas sanciones impuestas por Obama.
Lo que finalmente sucedió fue que a finales de diciembre Putin decidió no responder a las sanciones de Obama con una medida recíproca y Trump lo felicitó vía Twitter: “Gran decisión de postergar de Putin. ¡Siempre supe que era muy inteligente!”
Tras la promesa de Flynn de cooperar con la investigación de Mueller, la gran expectativa ahora es si contará quién es el importante asesor de Trump con el que habló en diciembre pasado. Muchos medios estadounidenses hoy especulaban que se trata de Jared Kushner, el yerno de Trump y uno de sus asesores de confianza desde la campaña hasta el día de hoy.
Por el momento, la Casa Blanca prefiere no comentar sobre la investigación sobre ni lo que vendrá. El único que habló del círculo de Trump fue uno de sus abogados, Ty Cobb, y lo hizo en un comunicado. Se limitó a destacar que la decisión de hoy de Flynn no “implica” a nadie más que al propio acusado.