Hoy, la igualdad –uno de los valores de nuestro lema republicano, fundamento de nuestra educación pública y obligatoria– es suplantada por un nuevo significante-amo, el de la inclusión.

La inclusión tiene como objetivo incluir a todos los niños y niñas no ya en la institución escolar, sino en el saber de la escuela, independientemente del sufrimiento psíquico que interfiere en la consideración de una realidad común. Es el saber el que habría que ser reformado en su contenido y en su objetivo. El saber debe estar al alcance de todos. El saber de la escuela se opone al saber del ello de cada sujeto. Vamos a dar cuenta de esta paradoja.

Las paradojas de la inclusión, clase o conjunto: Para distinguir la clase del conjunto, Lacan subraya que toda clasificación procede de una exclusión, debida a la identificación con un rasgo común. Por lo tanto, no hay inclusión sin recurrir a su antónimo, la exclusión: los reptiles no pertenecen a la clase de los mamíferos porque no tienen un mamífero.

Lacan se apoya en la paradoja de Russell para poner de relieve que un todo sólo puede contenerse a costa de perder su propia identidad. Mientras que el barbero está obligado por un decreto municipal a afeitar a todos los hombres del pueblo que no se afeitan y sólo a éstos, ¿qué pasa con el barbero? Si el barbero se afeita, rompe la regla de afeitarse sólo a los que no se afeitan; pero, como resultado, tampoco puede afeitarse. 

Lacan indica que, como el barbero del pueblo, el significante no puede significarse a sí mismo. Sin embargo, la lógica inclusiva cubre sus propios significantes que circulan en el discurso social.

Significantes inclusivos: Con la idea de la inclusión del saber para todos, surge un nuevo lenguaje que está compuesto por significantes que son válidos para todos y que incluyen al todo. La profusión de estos significantes inclusivos: género, impacto, cerebro, discapacidad, de carácter inequívoco no tienen la propiedad de ser diferenciales, y su sentido ya no se precisa.

Así, el handicap ha venido a sustituir al sufrimiento psíquico: sea cual sea el sufrimiento particular de los que lo padecen, todos somos discapacitados.

Por esta maña, el sufrimiento psíquico, que por naturaleza es subjetivo, queda así reducido al rango de hándicap universalizado como tal. De este modo, la discapacidad cubriría todo el sufrimiento, absorbiéndolo en el Uno.

¿Quién incluye a quién? Bajo el pretexto de querer eliminar la diferencia y luchar contra la discriminación, la operación de inclusión establece una equivalencia entre estudiante y discapacitado. Sin embargo, un sujeto discapacitado puede ser un estudiante y un estudiante puede ser discapacitado. Este diferencial se suprime en la lógica inclusiva.

Podemos decir en relación con la escuela que lo que importa en esta historia de la inclusión es “¿qué le pasa a él (a cada uno) como sujeto al ser confrontado con el saber de la Escuela respecto de su saber del Ello?”.

*En Psicoanálisis Lacaniano. 2025/01/19.