El arzobispo Timothy Broglio presidente de la Conferencia de los Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB, por sus siglas en inglés), calificó de “profundamente preocupantes” algunas de las órdenes ejecutivas emitidas por el presidente norteamericano Donald Trump apenas iniciado su mandato. Broglio, quien además de presidir la conferencia es vicario apostólico de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, dijo que las disposiciones centradas “en el tratamiento de los inmigrantes y refugiados, la ayuda exterior, la expansión de la pena de muerte y el medio ambiente, son profundamente preocupantes y tendrán consecuencias negativas, muchas de las cuales perjudicarán a los más vulnerables entre nosotros”. Otros obispos de Estados Unidos se pronunciaron en el mismo sentido y también lo hizo la Red Clamor (Red Eclesial Latinoamericana y Caribeña de Migración, Desplazamiento, Refugio y Trata de Personas).
Broglio dijo que la USCCB “revisará cuidadosamente las órdenes ejecutivas” tomando en cuenta que “la enseñanza fundamental de la Iglesia Católica nos llama a defender el carácter sagrado de la vida humana y la dignidad dada por Dios a la persona humana”. De esta manera el arzobispo se sumó a las observaciones sobre el mismo tema hechas por el papa Francisco quien, al enviar sus bendiciones a Trump por su nuevo mandato, también le pidió que deje de lado “el odio, la discriminación o la exclusión”. Antes, en una entrevista periodística, el Papa había calificado como "una desgracia" la posibilidad de que Trump concretara sus promesas de deportaciones masivas. "Esto, si es verdad, será una desgracia porque hará pagar la cuenta del desequilibrio a los pobres desgraciados que no tienen nada. Eso no está bien, así no se resuelven las cosas", dijo entonces el pontífice.
Para Broglio -considerado un firme opositor del Papa Francisco y de la forma como orienta la Iglesia Católica- “la atención a los inmigrantes, refugiados y pobres es parte de la misma enseñanza de la Iglesia que requiere que protejamos a los más vulnerables entre nosotros, especialmente a los niños no nacidos, los ancianos y los enfermos”. Y adelantó que “la conferencia de obispos trabajará con la Administración Trump así como con el Congreso de los Estados Unidos para promover el bien común para todos, lo que incluirá casos de acuerdo, así como de desacuerdo”.
Sin embargo, respecto a la orden ejecutiva sobre el sexo biológico, Broglio se mostró de acuerdo con Trump. “Otras disposiciones de las órdenes ejecutivas pueden verse desde una perspectiva más positiva, como el reconocimiento de la verdad sobre cada persona humana como hombre o mujer”, afirmó el arzobispo.
Por su parte la obispa anglicana Mariann Edgar Budde, de Washington, hablando durante una ceremonia religiosa en la catedral de la capital norteamericana, pidió "misericordia" para los "niños gays, lesbianas y transgénero" e inmigrantes que "temen por sus vidas". La solicitud generó la réplica del propio Trump que dijo que la obispa "tuvo un tono desagradable, no fue convincente ni inteligente".
El obispo católico de El Paso, Mark Seitz, también se refirió a las órdenes ejecutivas de Trump sobre inmigración, y dijo que se trata de medidas que "afectan profundamente a nuestra comunidad local y plantean preocupaciones morales y humanas urgentes". La diócesis de la que es titular Seitz está ubicada en el estado de Texas, precisamente en la frontera entre México y Estados Unidos. Refiriéndose la decisión de Trump que permite al Departamento de Seguridad Nacional realizar redadas para detener inmigrantes en escuelas y templos religiosos, el obispo dijo que la medida "infunde miedo en el corazón de nuestra comunidad, cubriendo cínicamente con un manto de ansiedad a las familias cuando están adorando a Dios, buscando atención médica y dejando y recogiendo a los niños en la escuela".
El obispo criticó también el cierre "indiscriminado" de la frontera a los solicitantes de asilo, señalando que la medida es "una violación del debido proceso y una restricción de las pocas opciones legales disponibles para los más vulnerables que llaman a nuestra puerta buscando compasión y ayuda". Dirigiéndose directamente a los migrantes que se encuentran en la frontera les envió un mensaje diciendo que “estamos con ustedes en este momento de crisis familiar y personal y les prometemos nuestra solidaridad, confiando en que el Señor, Jesucristo, traerá el bien incluso en este momento de dolor".
Por su parte el arzobispo John Wester de Santa Fe, Nuevo México, apuntó en favor de una “reforma integral” que permita un mejor equilibrio entre la consideración por los inmigrantes con las preocupaciones de los ciudadanos estadounidenses. "Estados Unidos les debe mucho a los inmigrantes", dijo Wester, y tras rechazar las deportaciones masivas descartó también las soluciones "demasiado simplistas" como las fronteras abiertas o cerradas. "El meollo de esta compleja cuestión reside en el hecho de que concierne a seres humanos, cada uno creado a imagen de Dios con una dignidad inherente. No debemos tratarlos como simples peones en una partida de ajedrez ni politizarlos", sostuvo.
Al mismo tiempo la Red CLAMOR manifestó mediante un comunicado su “profunda preocupación por el impacto negativo” de la medidas adoptadas por Donald Trump, denunciando que “el control migratorio con enfoque de seguridad nacional, la privación de la libertad y el anuncio de las deportaciones masivas sin debido proceso, han generado en la población migrante, solicitantes de asilo y refugiadas una profunda inquietud y sufrimiento emocional”.
La Red CLAMOR, entidad adscripta al Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), llamó a la comunidad internacional, a las organizaciones basadas en la fe, a los gobiernos y a la sociedad civil a “crear puentes de diálogo y unirnos en la defensa de los derechos de las personas en contexto de movilidad, a brindar apoyo emocional, legal y humanitario a quienes se ven afectados por estas medidas, y a trabajar en la construcción de sociedades verdaderamente justas e inclusivas, donde podamos convivir con la dignidad de hijas e hijos de Dios”.