El gobierno publicó en los últimos días algunos de los principales datos del cierre macroeconómico del 2024. El equipo económico festejó los números con la muletilla de siempre: “las promesas de campaña se cumplen”. Se celebraron principalmente los indicadores fiscales y del comercio exterior. Hubo superávit de las cuentas públicas y externas. En otras palabras, el gobierno gastó menos de lo que recaudó en impuestos y las exportaciones fueron más elevadas que las importaciones.

En los informes de las consultoras del mercado se destacaron estos números prácticamente como una epopeya del gobierno. Para los economistas de la city, el equipo económico se convirtió en la guardia pretoriana de la sustentabilidad macro. La cantidad de elogios a la estrategia de Hacienda fue empalagosa.

“El superávit financiero de 2024 fue el primero en 14 años. Representa un logro histórico porque superó enormemente lo que se creía política y socialmente viable tanto en profundidad como en amplitud del ajuste del gato”, dijeron en el último informe de la consultora 1816.

“El otro superávit gemelo, aunque tiene antecedentes históricos, no deja de ser impresionante. En diciembre hubo un superávit comercial de más de 1600 millones de dólares y en 2024 de casi 19 mil millones de dólares. Se trata del segundo más elevado desde 2009 medido a valores constantes”, agregaron.

Este tono de análisis ultra optimista con el programa económico fue un leitmotiv en las publicaciones que circularon en el mercado en los últimos días. Los consultores se concentraron en analizar el cierre macro de 2024 y aseguraron que la Argentina tiene a partir de ahora una oportunidad de oro.

El gobierno también se envalentonó con los números macro y busca estimular las expectativas. El presidente Milei aprovechó sus apariciones públicas en el plano internacional para remarcar los “logros económicos” del último año y repetir una y otra vez que su principal misión es “devolverle la libertad al sector privado”. Sueña con construir una liga de países que defiendan la libertad del mercado, desarmen controles sobre el sector privado y profesen los ideales libertarios.

Los funcionarios del equipo económico reforzaron su discurso a favor del ajuste del sector público, de recorte de la emisión monetaria y de desregulación de la economía. Al punto que coronaron en los últimos días con anuncios de baja de retenciones para el complejo agropecuario, incluidos los exportadores de soja.

No cierra

Sin embargo, este panorama de holgura que muestran los consultores y reafirman en el equipo económico no termina de cerrarle a los inversores. La explicación es simple: los números acumulados del año pasado dicen poco y nada sobre lo que puede pasar en los próximos meses. Una forma de verlo es con las cuentas externas. El superávit comercial fue importante el año pasado, marcó picos, pero cuando se revisan en fino los números, aparecen dificultades evidentes.

Las reservas netas del Banco Central siguen en niveles super negativos, pese a que el superávit comercial de 2024 fue uno de los más elevados de los últimos 15 años. Desde hace meses la cuenta corriente cambiaria está en rojo y lo que compensa son los ingresos de divisas a través de la cuenta capital. Se trata de un problema para poder sostener cualquier programa económico, en el cual el ingreso de dólares a la economía se genera principalmente por un blanqueo o nueva deuda.

En el inicio de este año, el equipo económico usó más de 600 millones de dólares para sostener la brecha cambiaria y evitar que suba el dólar MEP. En el Palacio de Hacienda se apuran por cerrar el ingreso de fondos frescos del FMI y empezó a repetirse de nuevo que los controles cambiarios no tienen fecha de caducidad.

Los inversores perciben que el camino no está tan allanado como se muestra en los informes de las consultoras, en las declaraciones de los funcionarios, en los portales financieros de Estados Unidos y en los reportes de los bancos de inversión internacionales. Esta situación puede observarse en el precio de los activos bursátiles. Los bonos soberanos en moneda extranjera acumulan este año bajas de hasta 14 por ciento, el riesgo país volvió a subir a niveles cercanos a 650 puntos y las acciones de la bolsa porteña (y los ADRs de Wall Street) muestran una volatilidad que parece ir más allá de la toma de ganancias.