El Frente de Jubilados en Lucha (Frejel) volvió a protestar ayer frente a la sede del Pami Rosario contra los recortes a la provisión de medicamentos con cobertura al 100%, la falta de remedios para enfermos oncológicos, los haberes por debajo de la línea de indigencia y, también, por los despidos de 11 anestesistas de los policlínicos I y II, que resienten aún más la atención. Un combo que los trabajadores retirados denominan como intento de “gerontocidio” por parte del Gobierno nacional, que ha tomado al sistema previsional y a sus “beneficiarios” como fuente de recortes para obtener el superávit fiscal que le permita hacer frente a los intereses de la deuda en dólares que agobia al país.
Lo del “gerontocidio” no es, necesariamente, una metáfora. “El interventor que estaba en el Pami Rosario (Guido Orlandi, luego despedido por hacer una fiesta en la sede de la UGL IX) dijo antes de que lo nombraran que el Covid venía a resolver el problema previsional en Argentina. En su concepto, nos tenemos que morir”, recordó a Rosario/12 Héctor Gutiérrez, miembros de la Mesa Coordinadora de Jubilados, unas de las organizaciones que integra el Frejel.
En esa lógica, creen los jubilados organizados, se inscriben medidas tales como que haya “11 mil jubilados en Santa Fe que no están recibiendo sus medicamentos, no sólo los gratuitos, sino que también hay recortes de los oncológicos”, precisó Gutiérrez.
Juan Manuel Isola, también del Frejel, completó la descripción del panorama: “Se demoran los trámites para personas que tienen problemas graves de salud, como cáncer, y hay problemas en la parte de audífonos. Las autorizaciones de estudios o procedimientos tardan hasta dos meses. Es a propósito”.
Gutiérrez sumó al pliego de reclamos que “esta semana despidieron a 11 anestesistas del Pami I y II (los dos efectores propios que la obra social tiene en Rosario), porque el achicamiento y el recorte es parte de esto”. Mientras que Isola afirmó que “con esta nueva reducción nos van a dañar más”, como si ese fuese un objetivo trazado políticamente.
Los despidos del personal, que atiende en los quirófanos de ambos efectores, motivaron la reprogramación de cirugías. “Quedaron los quirófanos de ambos policlínicos en una situación compleja, porque (los cesanteados) prestaban servicio activo en los quirófanos”, explicó a Rosario/12 Darío Zarza, de la junta interna de ATE-Pami. “Se tuvieron que reprogramar cirugías, por lo que tengo entendido, porque no dan abasto. De tres líneas que hay en el quirófano de Pami II solo está funcionando una”, detalló el dirigente gremial.
Para Gutiérrez, del Frejel, “en los policlínicos hay una atención excelente, los trabajadores saben atender a un viejo o a una viejita, y nosotros no tenemos ninguna denuncia contra el personal”.
¿Entonces por qué hay despidos? “El problema es que los están vaciando, que no tienen elementos para trabajar, regatean los pañales, los apósitos”, explicó el jubilado militante, para agregar que “uno de los sueños que han tenido siempre es cerrar el Pami I y II, que junto a uno que está en Mendoza, son los únicos que han quedado” como hospitales propios de la obra social más grande de Latinoamérica, que en los papeles es de los jubilados, pero que en la realidad lleva cuatro décadas de intervención.
Remake de los 90
Por fuera de la coyuntura, sin dudas siempre apremiante, el planteo de fondo del Frejel es “que nos devuelvan el Pami. Si quieren una buena administración, que nos devuelvan el Pami, que es la obra social de los jubilados”.
“Es un ente autárquico, que tendría que tener representante de los jubilados (en su conducción) y está intervenido hace 40 años”, dijo Gutiérrez. En sus palabras resuenan las del líder de la Mesa Coordinadora de Jubilados rosarina durante los años 90, Enrique Gigena, ya fallecido.
“Mi padre estaba en la Mesa Coordinadora en los 90”, recordó Gutiérrez, quien también tiene un pasado de militancia sindical y sufrió en su propia biografía el ajuste neoliberal de Carlos Menem y Domingo Cavallo.
“Soy una víctima de los 90”, contó el ahora jubilado. “Encabecé una huelga en Rosario, la de los ferroviarios, en la Unión Ferroviaria. Pero esa huelga la hicimos por afuera de los gremios, éramos los ferroviarios rebeldes, duró 45 días”, rememoró Gutiérrez.
El resultado no fue el esperado. Aquella recordada amenaza del presidente Menem ante la resistencia a la privatización de los ferrocarriles –“Ramal que para, ramal que cierra”, había prometido- repercutió en la vida de Gutiérrez. “Nunca más trabajé en blanco en la Argentina”, contó el ahora jubilado y militante del Frejel. “Tuve que rebuscármela, trabajar en negro o ser monotributista”.
Otro nombre emblemático de la lucha de los jubilados en los años 90 del siglo pasado, el de Norma Plá, se metió en la conersación, como símbolo de la resistencia a las políticas de ajuste sobre los sectores sociales más vulnerables. “En épocas de Norma Plá había acompañamiento de otras organizaciones”, dijo Gutiérrez. “Por eso es que apelo a los jóvenes, para que vean que este es el futuro. Ya sabemos lo que nos pasó con el sistema de capitalización (las Administradoras de Fondos de Jubilacioes y Pensiones -AFJP-) y la privatización del sistema”, añadió sobre el modelo previsional del menemismo, que promovía un sistema individualista en el que cada uno ahorraba -si tenía trabajo y aportes- para su propia jubilación. Es el que añora el presidente Javier Milei.
El referente del Frejel señaló que “esta situació la he pasado, y nosotros lo que también vimos por tener esa experiencia gremial, es que los sindicatos se lavan las manos con el tema jubilados, porque no forman parte de las comisiones directivas”.
En términos más estructurales, el militante dijo que “lo venimos viendo desde los 90, para el capitalismo de este momento los jubilados somos un probelam, y es porque una de las cuestiones que este gobierno tiene es que no hay para ellos mercado interno, no les importa”. Y los trabajadores pasivos no producen divisas, sino que consumen -lo que pueden- en el país.
“Por eso cada vez se achica más la torta, para terminar con nosotros. Por eso decimos que están cometiendo un gerontocidio”, cerró.