Desde el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, uno de los enfoques más fuertes de su política migratoria fue la intensificación de las deportaciones. A medida que las autoridades federales reanudan los vuelos de repatriación, el gobierno sorprendió por la inesperada inclusión de aviones militares en el proceso. Esta medida generó  polémica, no solo por los elevados costos implicados, sino también por el mensaje que envía a los migrantes y sus defensores.

Este viernes, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, compartió imágenes que generaron un fuerte impacto: migrantes alineados y esposados subiendo a un avión militar. Con un mensaje breve, confirmó que "los vuelos de deportación han comenzado". Lo que más sorprendió no fueron solo las imágenes, sino el cambio radical en el operativo. En lugar de usar aviones alquilados, como era habitual, el gobierno optó por usar aeronaves militares del Pentágono, específicamente modelos C-17 y C-130, aviones diseñados para operaciones estratégicas y no para deportaciones masivas.

Los primeros vuelos partieron el jueves desde la base militar Biggs Army Air Field, llevando a decenas de migrantes guatemaltecos de regreso a su país. Según las autoridades, esta decisión responde a la emergencia nacional declarada por la crisis migratoria en la frontera. Para la administración, el uso de aviones militares es una muestra de su compromiso con endurecer las políticas migratorias y enviar un mensaje claro contra lo que describen como una "invasión" de inmigrantes ilegales.

Sin embargo, lo que más llamó la atención son los enormes costos asociados con esta operación.

El costo de la deportación militar

El empleo de aviones militares no solo incrementó las tensiones políticas, sino también los costos. Los datos indican que operar un C-17 cuesta alrededor de 21.000 dólares por hora, mientras que el C-130 tiene un costo de hasta 71.000 dólares por hora. Esto representa un gasto considerable en un momento en que el gobierno está buscando formas de optimizar los fondos militares. De acuerdo con un funcionario del Departamento de Defensa, el Pentágono no calculó el costo total de estos vuelos, dado que el gobierno los considera parte de una misión de alta prioridad.

En comparación, los vuelos fletados por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) resultan mucho más económicos, con un costo de aproximadamente 8.577 dólares por hora de vuelo. A pesar de ello, el gobierno ha decidido priorizar los vuelos militares, en lo que algunos analistas ven como una medida simbólica de fuerza.

Consecuencias de la política de deportación

Esta escalada en las deportaciones generó rechazo tanto dentro como fuera del país. Las ciudades y estados liderados por los demócratas cuestionaron las políticas de Trump, argumentando que el uso de la fuerza militar para deportar a migrantes no solo es costoso, sino inhumano. A ello se suman las críticas de los defensores de los derechos de los migrantes, quienes alertan sobre las condiciones de los vuelos y la separación de familias.

Desde su primer día en el cargo, Trump intensificó sus esfuerzos para eliminar las políticas más permisivas de la administración Biden, en particular las que favorecían la concesión de asilo y la protección de los migrantes indocumentados. En este sentido, los vuelos de deportación fueron justificados como una forma de enviar un mensaje claro: "la entrada ilegal al país tendrá consecuencias severas".

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